Fútbol Americano
Míchel González 3y

Exorcismo celeste

Más que una larga sequía para Cruz Azul, esto parece un hechizo, un maleficio, una maldición celeste.

El próximo 7 de diciembre se cumplirán 23 años del último título de liga del Cruz Azul en el futbol mexicano.

Más que una larga sequía, esto parece un hechizo, un maleficio, una maldición celeste.

Lo recuerdo muy bien, parece que fue ayer. El Nou Camp estaba abarrotado, el destino me llevó a la azotea del estadio, escasos centímetros a mi izquierda se encontraba Carlos Reinoso, quien había sido expulsado en la ida y daba como endemoniado indicaciones a través de una radio a su asistente Cristobal Ortega: “chaparrito, chaparrito pero llámalo” gritaba Reinoso una y otra vez, parecía estar poseído, fue una experiencia alucinante.

Mientras escuchaba a Reinoso y era testigo de la intensidad con la que el chileno vivía esa final, yo hacía la finta de cuidar una cámara que había sido colocada en ese punto para poner publicidad virtual.

Un amigo (Héctor González) quien entonces trabajaba en el área de tecnología en TV Azteca me llevó con el pretexto de cuidar aquella cámara y mientras los ingenieros Jorge Pickering, Alejandro Bolio, Eusebio González y su gente sufrían para poder insertar las imágenes virtuales, yo disfrutaba de aquella inolvidable final, tenía puesta una diadema de comunicación por donde escuchaba la narración y las indicaciones de producción de Luis Manuel Jaramillo. El camuflaje era perfecto, recuerdo que vestía una polo color verde, herencia de mi padre aficionado al León, que me ayudó para pasar aún más desapercibido, de no ser por los grandes audífonos hubiera parecido un aficionado más en la azotea del estadio.

No está de más decir que cuando Carlos Hermosillo, con todo y una fractura en las costillas, entró de cambio al partido, yo sabía lo que iba a pasar, la indicación que escuché llegar desde mi izquierda, es como un demonio que aún me persigue, solo que Ángel David Comizzo lo hizo en el peor lugar y en el peor momento porque hay formas de ablandar a alguien en la cancha, pero en ese instante el portero argentino parecía también estar poseído.

Lo que pasó al final lo sabemos todos, Hermosillo anotó el penalti y Cruz Azul levantó el que hasta hoy es su último título de liga en el futbol mexicano.

De aquel ardiente 7 de diciembre de 1997 hay más cosas que muy pocos saben, el intenso calor de aquella tarde se combinó con el enojo y la frustración, una combinación peligrosa que detonó un entorno infernal.

Mientras el Cruz Azul festejaba, los pocos aficionados de la Máquina que había en la tribuna fueron atrincherados y agredidos, al tiempo que varios fanáticos enardecidos que se encontraban en el área de palcos subían por una pequeña escalera de caracol, que a punto estuvo del colapso, para insultar y amenazar al grupo de comentaristas que había hecho la transmisión del partido, entre quienes estaban, José Ramón Fernández, Francisco Javier González, Rafael Puente y Roberto Gomez Junco.

La atmósfera era infernal, harto de tantos insultos y amenazas Francisco Javier González, enrojecido por completo, respondió fúrico, parecía un demonio, los pocos policías que estaban en la azotea tuvieron que intervenir para evitar otra gresca. Todo estaba descontrolado.

Cuando pudimos bajar de aquella azotea solo recuerdo permanecer varias horas resguardado en una unidad de carga.

Los demonios de hace 23 años parecen seguir castigando al Cruz Azul.

Desde aquel torneo de Invierno 1997 la Máquina ha disputado 14 finales, perdiendo las seis de Liga MX que enfrentó desde entonces.

Cruz Azul necesita un exorcismo y todo parece indicar que el conjuro contra los demonios celestes podría darse en la final del Guardianes 2020 pero Pumas y Chivas podrían prolongar esta maldición porque el hechizo solo se romperá si Cruz Azul y León llegan al duelo por el título.

Así que amigos celestes, invoquen a todos sus dioses y enfrenten sus demonios.

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