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Santiago Ormeño sufrió con filosofía de América y Pumas; su altura le jugó en contra

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La chusca razón por la que Ormeño llegó tarde a un entrenamiento (3:14)

Enrique Vela y Octavio 'Picas' Becerril cuentan algunas anécdotas divertidas del jugador de Puebla. (3:14)

Ormeño inició como un enganche habilidoso, características que llamaron la atención de Pumas y América, sus entrenadores analizan la transformación y adaptación luego del cambio de estatura que sufrió luego de los 18 años de edad

Santiago Ormeño vivió su proceso de fuerzas básicas con América y Pumas, pero hizo su debut a los 24 años de edad con la playera de Puebla en el 2018, luego de un largo poroceso por encontrar su sitio. Ambos equipos mostraron interés desde su primera etapa como jugador, no obstante los azulcremas fueron los que en un inicio se llevaron a aquel futbolista que brillaba por ser habilidoso y por la técnica individual, que le daban para jugar de ’10’, sin embargo, a los 19 años tuvo un crecimiento abrupto y le costó trabajo adaptarse e incluso tuvo que cambiar de posición a la de centro delantero, pues perdió velocidad y coordinación para ser enganche.

Luis Alberto Baeza, quien era visor y coordinador de las fuerzas básicas de Pumas, conocía a Santiago por la relación que su papá tenía con Walter Ormeño, abuelo del actual atacante de Puebla, sin embargo, en la cancha lo vio por primera vez en la Copa Champagnat del Colegio Marista, en la que aquel chico de 12 años de edad era la figura de su equipo.

“Cuando lo vi de niño él jugaba como volante y realmente era la estrella del equipo. Él hacía todo y era el más chiquito, jugaba como medio. Jugaban un 4-3-3 y él jugaba atrasito de los dos delanteros, entonces era como el ‘táctico’, que en esa época le llamaban así. Todo el juego pasaba por él y como era la estrella pues hacía todo y eso llamaba la atención. A mí me gustaban ese tipo de jugadores, los chiquitos que tenían esa habilidad, pero yo creo que era el más chiquito del equipo y ahora el tamañote que tiene”, así lo describe ‘Pato’ Baeza, quien al final de aquel torneo se acercó para invitarlo al equipo de la UNAM, pero ya era parte de las fuerzas básicas de las Águilas.

En América, Francisco Tena lo tuvo en la categoría Sub-17, donde a pesar de no ser un titular recurrente también destacaba por sus condiciones técnicas, misma que su estratega en ese entonces ocupaba para tener mayor posesión de balón.

“Tenía esa cadencia de los ’10’ antiguos, de esos que jugaban de ‘dame la pelota y yo resuelvo el futbol ofensivo’. Iba y la pedía, tenía esa cadencia de enganche, de lo que le decíamos un enganche antes, pero sostener la pelota de espaldas como la sostiene ahora, aguantar a un defensa central de ochenta y tantos kilos nunca la tuvo, es más no chocaba, no saltaba a cabecear, no tenía ese espíritu de lucha, ahora lo veo cabecear y me sorprende gratamente, en realidad no lo veías barrerse nunca, no lo veías cabecear disputando una pelota, pero con la pelota en los pies era muy talentoso”, declaró Tena.

A pesar de la calidad individual que mostraba Ormeño en los campos de Coapa, sufrió para acoplarse a la filosofía que buscaba aplicar Alfredo Tena, quien era el director de fuerzas básicas en ese momento, pues pedía presión alta e intensidad durante todo el partido, situación que no cumplía Santiago, por lo que fue relegado al banquillo de suplentes.

“Muchas veces inició, pero no tenía esa garra. A mí, a parte, en esa época las instrucciones que tenía de Alfredo, que era el director de fuerzas básicas, es que la Sub-17 tuviera una intensidad máxima. Había seis cambios y había que mantener la intensidad porque era parte de la petición de la Sub-17 que todos los jugadores debían de tener una presión alta y tuviéramos que tener una recuperación y Santiago no sentía ese esfuerzo de ir a presionar a un rival, llegar a tiempo y presionarlo”.

Ormeño salió de América en el verano del 2015, pero de inmediato encontró lugar en la Segunda División de Pumas, a la que llegó gracias al ‘Pato’ Baeza, quien decidió aceptarlo a pesar de que llegaba con 19 años, con la condición de que sus parámetros serían Ismael Sosa y Eduardo Herrera, quienes eran los atacantes del primer equipo, pues Santiago comenzaba a probarse como centro delantero, luego de que tuvo un crecimiento abrupto, pues de los 1.72 que aproximadamente medía antes de ser mayor de edad, ya estaba en los 1.86, su estatura actual.

“Cuando él llega a Pumas ya llega bastante alto, ya llegó como centro delantero, de todas formas, a mí de centro delantero no me llamaba la atención porque la dinámica con la que jugaban los Pumas era mucho mayor a la dinámica que traía él, era un poco lento, le costaba trabajo la velocidad a la que jugaba el equipo, pero con el tamaño que tenía, la técnica que tenía se ayudaba y por eso se fue posicionando como centro delantero”.

Pumas recibió a un jugador diferente al que ‘Pato’ Baeza había visto brillar a los 12 años en la Copa Champagnat, ya no era enganche, ni mucho menos aquel jugador habilidoso y bajo de estatura.

“Su estilo de juego que tenía era acorde a su tamaño, o sea el tamañito que tenía pues era un cuate muy hábil, muy escurridizo, rapidito, entonces a los jovencitos cuando de repente se estiran, pierden coordinación, pierden mucha coordinación y su estilo de juego va a cambiar, aunque él era un cuate talentoso. Ha evolucionado mucho, ha madurado y es el mejor momento de él”.

Tena, quien dejó de entrenarlo a los 17 años de edad, también se percató da la pérdida de coordinación que tuvo Santiago luego de dar el estirón dos años más tarde de que lo dirigió en las inferiores del América.

“Da el estirón y yo creo que se descoordina un poco más, porque sí lo vi jugar después y se descoordina por el mismo estirón, pues descoordinas un poco y te vuelves impreciso, pero vemos ahora que no lo es, está perfectamente coordinado y fuerte. Unos tardan, según la genética de cada quien, en dar el estirón, el golpe hormonal, cuando los músculos ya te crecen, todo se hace grande, el trabajo se asimila mejor”.

“Entre más bajito, tú tienes un centro de gravedad más fácil para cambiar de dirección, parar y arrancar otra vez. Yo creo que ese cambio de estatura que tuvo tan abrupto le dio para buscar otro puesto, tuvo que buscarle en otra habilidad que tuvo que inventarse porque no tenía para jugar de espaldas. Jugar de espaldas no lo sentía y ahora juega de espaldas extraordinariamente”.

Ya como centro delantero y el 1.86 de estatura, Baeza vio un progreso en el desarrollo de Ormeño, quien comenzaba a hacer goles en la Segunda División de los universitarios, incluso el ‘Pato’ se acercó a Guillermo Vázquez, entrenador del primer equipo, para recomendarlo, pero una lesión lo alejó de las canchas por unos meses y del cuadro estelar.

Salió de Pumas tras el Clausura 2017 y llegó a Pioneros de Cancún de la Liga Premier, donde fue dirigido por Enrique Vela, hermano de Carlos y Alejandro Vela, quien vio a Santiago en un partido con los universitario, por lo que lo buscó para reforzar a su equipo, misma que el delantero aceptó.

“Cuando vino con Pumas, que fue la imagen que más me quedé, ese partido lo jugó de ‘9’ de hecho nos metió un gol de cabeza. La parte de movilidad en el área, su remate, tiene muy buen remate, muy buen juego aéreo, muy buen remate de cabeza. Lo hemos visto ahorita que es un jugador que se gira rápido y tiene muy buena definición. Es un delantero ‘9’ de área, rematador, se me figura, guardando las dimensiones, a un Luis García, que tienen grabado la portería y no dudan en girar y en buscar patear”.

Vela y su cuerpo técnico también se dieron cuenta de que la coordinación a veces le costaba trabaja a Santiago, sin embargo, la personalidad del jugador permitía hacer bromas al respecto, pues en el terreno de juego, durante los seis meses que lo tuvieron, cumplió con sus labores.

“Sí creo que le pudo haber afectado un poco porque es un jugador descoordinado, que le cuesta, aquí mismo el cuerpo técnico o preparador físico, a veces lo vacilábamos que le costaba mucho coordinar, entonces creo que le pudo haber pasado un poco de factura”.

A pesar de que Enrique estaba feliz con Ormeño al ataque, el delantero pidió salir para irse a jugar a Lobos BUAP a inicios del 2018, situación que se le permitió. Ya en Puebla, seis meses después se probó con la Franja, equipo que lo aceptó a pesar de que ya contaba con 24 años de edad, pero ahora es el goleador de los camoteros.