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Ana Zavala, la única entrenadora en México que camina en un vestidor de hombres

La DT de 25 años borró la frontera entre el futbol femenil y el varonil desde su primer día al frente de los Delfines de Abasolo

MÉXICO -- Ana Zavala es la única mujer en México que camina en un vestidor de jugadores profesionales antes y después de un partido. “El primer día me gritaron que ‘aquí no pueden entrar mujeres’”, dice la DT de los Delfines de Abasolo de la Tercera División, pero me paré enfrente de todos y les dije: “soy su entrenadora”.

“Tenía que poner los límites desde el primer día. Sabía que era la clave, para que el grupo me respetara como su entrenadora. Todos los chicos me han respetado como autoridad desde ese primer día, pese a que son muy jóvenes. Yo mismo sé que es raro ver a una mujer en el futbol, pero se trabaja para que ya no lo sea”, cuenta Ana Zavala a ESPN Digital.

La vanguardia en el futbol varonil inició lejos de las grandes urbes o de los equipos de Primera División. La noticia quedó sepultada, como muchas otras. La primera mujer en entrenar a un equipo de hombres de México tiene 25 años y está al frente de un conjunto de Tercera División, que juega en un municipio que está a dos horas del equipo de la Liga MX más cercano, el León, y representa a una comunidad que no llega ni a los 30 mil pobladores.

Hay técnicos que no me quieren dar la mano cuando pierden, pero qué importa, creo que es porque no saben perder. No he recibido gritos o expresiones que discriminen de la grada, en Abasolo me gritan más porque dicen que soy de un pueblo vecino, no por ser mujer, pero sí ha habido rivales que se burlan de nosotros, más cuando nos ganan. Les da miedo cambiar el chip de que una mujer le puede ganar a un hombre”.

Zavala es hija de una maestra que se escapó de la casa de su suegra, por malos tratos, y sola, junto con el abuelo de Ana, educó a su hija. Su progenitora quería que fuera maestra de Educación Física, pero ella eligió ser futbolista y luego entrenadora, sin importar la sorpresa de su familia.

“Mi abuelito no me vio dirigir, sí jugar. Él sólo se dedicaba a la agricultura, no le importaba el futbol, no le gustaba, pero me decía que le echara ganas”. Ahora se pasea como si nada en un vestidor repleto de hombres, preparando la táctica del partido. “Mi papá no nos siguió, por quedarse con su familia, y en mi casa me enseñaron que hombres y mujeres pueden hacer lo mismo”, confiesa, después de sollozar por la ausencia de su abuelo, fallecido días antes de que fuera nombrada entrenadora de un equipo de futbol.

Las críticas para Zavala, por incursionar en el mundo de los hombres, han venido de todos lados: “en el futbol varonil los hombres no demeritan tanto como las propias mujeres nos podemos acabar. Ayer hubo marchas, estoy a favor de que las mujeres siempre lleguemos a casa. En el futbol, muchas veces son las propias mujeres, ojalá cambiaramos ese pensamiento. Mi pensamiento siempre ha sido jalar más mujeres, aquí no puedo porque no hay dinero, pero lo intento, las recomiendo y todo. Hay machismo, mucho, pero las que nos pueden destruir y más feo, somos nosotras mismas”.

A Ana Zavala le marcaron la frontera entre el futbol femenil y el masculino desde su primer día al frente de los Delfines de Abasolo de la Tercera División de México y ese mismo día la borró.