Lo que ha mostrado esta Selección Sub 23 es algo que siempre será bien recibido de cara al Mundial 2022, y también al 2026
La mesa está puesta para que México consiga su boleto a Tokio. El Tri Sub 23 está a un triunfo de conseguirlo, y lo debe hacer sin mucho problema.
La palabra indicada para describir al equipo de Jaime Lozano, es armonía. Con jugadores consolidados, algunos estrellas en sus equipos, es normal que los egos ya choquen. Pero en tres partidos se ha visto un equipo que comparte el balón, que comulga con la misma idea y que disfruta del juego.
La gran interrogante de este equipo es el rol de José Juan Macías.
¿Debe ser titular o entrar de cambio? Y además de ello, ¿por qué lo abucheó el público al salir? Macías es un jugador con personalidad, que no pasa desapercibido. Pero, ¿qué es lo que quiere Jimmy de él en este equipo? Eso aún no está del todo claro.
Este equipo Sub 23 de Estados Unidos tiene el molde norteamericano de hace unos 20 años. Físicos, pegadores, orden táctico y no mucho más. Poquita virtud, muy poquita. Cierto que les faltan sus mejores elementos de la categoría, pero también a México.
Después de la primera ronda, para México hay una realidad: el jugador más importante del equipo es Sebastián Córdova por lo que produce, distribuye y anota. Guardarlo en el partido contra Estados Unidos fue la decisión indicada.
La mala noticia fue la lesión del arquero Malagón, titular del Tri. Su constancia y calidad como titular en Necaxa lo han puesto en ese sitio, aunque ahora vendrá la tan ansiada oportunidad para Sebastián Jurado.
Entre tantos cuestionamientos a la poca proyección de jóvenes mexicanos en la Liga MX, lo que ha mostrado esta Selección Sub 23 es algo que siempre será bien recibido de cara al Mundial 2022, y también al 2026: esperanza.
Ojalá que pronto se convierta en realidad.