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El clásico que nos debían pero que nos siguen debiendo

ESPN

América y Chivas disputaron en el Azteca uno de los clásicos más intensos de los últimos años, en un momento en el que pocos se esperaba de ellos

El regreso del público en cantidad importante fue el primer punto de inflexión en este clásico; ver, escuchar y sentir a los aficionados con ese estruendo característico del Estadio Azteca levantó los ánimos, aumentó las pulsaciones y provocó una explosión de sensaciones que beneficiaron al espectáculo.

Las Chivas llegaron tras pasar días aciagos y sin técnico porque lo del interinato de Marcelo Michel Leaño es una aberración de una directiva que no tiene rumbo y su proyecto es inexistente, pero aún así el Rebaño no se achicó ante un América que llegaban como súper líderes.

Futbolísticamente destacó la dinámica y la intensidad con la que se disputó gran parte del partido, sobresaliente la actuación de Luis Olivas presentándose en un clásico como si fuera un defensa central con experiencia y recorrido en el máximo circuito, resultó interesante el intenso duelo de ida y vuelta que protagonizaron Jorge Sánchez y Cristian Calderón y también la buena actuación de Guillermo Ochoa y Raúl Gudiño.

El anti-fútbol también se hizo presente con la durísima plancha de Calderón, el posterior “zape” de Jorge Sánchez al “Chicote” y el piquete de ojo de Miguel Ponce a Henry Martín. Ingredientes necesarios en un América vs. Chivas. No seamos tan puristas y empecemos a pedir expulsiones por cualquier patada o manotazo, así deben disputarse los clásicos y hay que reconocer que el árbitro central César Arturo Ramos Palazuelos siempre tuvo el control del partido y supo llevar al límite las pulsaciones del clásico nacional.

Al final el partido terminó sin goles y por lo mismo América y Chivas quedaron a deber.

La rechifla que se llevó Oribe Peralta por la afición de las Águilas ha sido lo más destacado en su intrascendente paso como jugador de las Chivas.

América continuará volando en la cima mientras las Chivas seguirán arrastrando el prestigio en tanto no consoliden un verdadero proyecto deportivo. Se fue Vucetich, pero con él debieron irse todos los directivos que no han podido regresarle la grandeza que merece al Club Deportivo Guadalajara.