Fútbol Americano
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NYCFC se gana el corazón de sus aficionados en el derbi del Río Hudson

El derbi de Nueva York entre los dos equipos de la Major League Soccer de la ciudad, el New York City FC y el New York Red Bulls, fue todo un éxito a juzgar por el aforo --30,100 personas-- en el estadio de los Yankees.

La rivalidad entre ambos clubes, que viven en lados opuestos del Río Hudson, va creciendo semana a semana, tanto así que al arrancar el encuentro sólo un punto les separaba en la tabla de posiciones de la Conferencia Este (aunque los Red Bulls tuvieran un partido menos). La competencia en la tabla es feroz, pero, sin duda, serán partidos como el de esta noche los que harán que la rivalidad entre los dos equipos de Nueva York sea, en un futuro, una de las más atractivas del país.

El encuentro, enmarcado en el Rivalry Week de la MLS, tuvo absolutamente de todo, llegando a convertirse el estadio en los últimos minutos en una verdadera olla a presión en la cual los aficionados del City, que ganaban en proporción de 9 a 1 a los de sus vecinos, animaron a su equipo hacia una victoria que nunca llegó.

El encuentro arrancó con poco ritmo, pero la cosa se fue calentando rápidamente, impulsada sobre todo por los errores arbitrales de Ted Unkel.

El colegiado, que ya fue uno de los protagonistas del encuentro entre Orlando y el Chicago Fire hace dos meses por una rigurosa expulsión, sacó tarjeta roja al mediocampista español Eloi Amagat en la primera parte --minutos después del gol de los Red Bulls, convertido por su gran estrella, Bradley Wright-Phillips-- y ya entrada la segunda parte también mostró la roja, tras consultar el VAR, al central del Cit, Ebenezer Ofori. Ambas jugadas, por su posición en el terreno de juego, eran seguramente merecedoras de tarjeta amarilla, sin embargo, el juez sacó dos rojas obligando así al NYCFC a remar río arriba durante gran parte del encuentro.

“Es mucho más fácil motivar a los jugadores cuando van perdiendo al medio tiempo”, explicó Doménec Torrent, técnico del NYCFC, en rueda de prensa tras el partido. “Hicimos un cambio arriba, para jugar con un 4-3-2, y les pedí a mis jugadores que se enfocaran en tener el balón y seguir jugando, que mantuvieran la posesión porque tenemos jugadores que pueden desequilibrar. Nunca es fácil jugar en desventaja, pero lo cierto es que al final miraba el partido y no parecía que tuviéramos dos jugadores menos. La afición nos ayudó muchísimo, se notaba que era un derbi, nos empujaron. Ha sido espectacular y le tengo que dar las gracias a mis jugadores, sí, pero sobre todo a los aficionados”.

Y es que el equipo se vio abajo en el marcador y con un hombre menos al arrancar la segunda parte, momento en que el capitán del New York City FC, David Villa, se adueñó del partido. Al delantero español no le importa jugar con once, con diez o con nueve. Él siempre está listo para dar el máximo y lucha cada balón como si fuera el último.

Ya había avisado en la primera parte, cuando peor lo pasaba el City. Villa se echó el equipo a la espalda y dinamitó el encuentro. En dos jugadas personales se sacó dos latigazos que por poco no significaron el empate, el segundo de ellos siendo repelido por el palo de la portería de Luis Robles.

Era una de las señales de que los Citizens no se iban a rendir, ni siquiera con todos los problemas que se le presentaban al equipo.

Los Red Bulls no daban fe de lo que estaba ocurriendo, mientras su técnico Chris Armas se desgañitaba en la banda, pidiendo calma a sus jugadores. La línea defensiva, liderada por Tim Parker en la primera mitad de manera brillante, se desplomó completamente tras la entrada del noruego Jo Inge Berget, un verdadero calvario para la retaguardia rojiblanca.

Fue justamente una dejada de cabeza del grandullón noruego la que habilitó a David Villa, que tras un magnífico control fusiló a Luis Robles desde fuera del área para poner el que a la postre sería el 1-1 definitivo en el marcador. El delantero español acabó siendo elegido MVP del encuentro.

El partido siguió siendo manejado por el City, que a pesar de su desventaja en cuanto a efectivos en el campo, podía hacer valer el gran peso técnico de jugadores como Maxi Moralez en el medio, o el propio Villa arriba.

“Mientras fuimos once contra once, fuimos el mejor equipo sobre la cancha. Luego las cosas se desquiciaron un poco, es cierto, pero al final de cuentas es un punto fuera de casa, en un derbi, y eso siempre viene bien”, aseguró el técnico de los Red Bulls, Chris Armas.

“Por supuesto que existe algo de frustración, porque llegamos a jugar 20 minutos con dos hombres más. Tuvimos ocasiones, pero no pudimos finiquitarlas para llevarnos el partido. Una pena, pero no vamos a dejarnos llevar por esto. Tenemos otro partido importante el domingo”, concluyó el técnico.

Los últimos 20 minutos del derbi neoyorquino fueron un absoluto correcalles, con ambos equipos volcados en busca de la victoria definitiva, en muchas ocasiones con más corazón que cabeza.

Los aficionados pusieron todo de su parte para alentar al City en pos de un victoria que estuvo cerca, pero definitivamente no era la noche del equipo del Bronx. Joe Inge Berget, que entró en el descanso causando un gran impacto, tuvo que marcharse lesionado diez minutos más tarde. Y por si eso no fuera poco, David Villa también dejó el campo lesionado en el minuto 86.

“No sabemos todavía el alcance de su lesión. Ahora mismo está con los médicos y sabremos más acerca de esto mañana”, confirmó Doménec Torrent tras el encuentro. “Fue un partido muy duro, muy trabado, pero es que era un derbi. Ahora tendremos problemas, entre las sanciones y las posibles lesiones, pero mi trabajo trata de encontrar soluciones a estas situaciones”.

Si algo dejó claro el derbi de Nueva York es que en la ciudad el futbol ya se respira por las calles. Nada mejor que un derbi con un estadio repleto para confirmar que el deporte rey se va asentando entre los aficionados.

El mítico estadio de los Yankees repleto de camisetas celestes del City verdaderamente impresiona, pero más lo hizo el gran espectáculo que nos reservaron los dos equipos de Nueva York en este derbi del Río Hudson.

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