Fútbol Americano
Noah Davis | ESPN 5y

Inbeom Hwang camino a ser un ícono en la comunidad coreana de Vancouver

VANCOUVER, Columbia Británica, Canadá – En estos momentos, Inbeom Hwang no está pensando en convertirse en el mejor jugador oriundo de Corea del Sur. Eso constituye un reto emocionante para el joven de 22 años quien, según consenso unánime, sigue desarrollando sus destrezas y juego. La idea de ser el mejor futbolista de su país está, puesto de forma simple, a un largo puente de distancia.

Por el contrario, Hwang tiene otra idea. Una que es un poco más alcanzable y ciertamente un poco más romántica.

“Quiero ser un jugador recordado, alguien a quien los aficionados recuerden y extrañen”, expresó Hwang mediante un intérprete en un restaurante de comida coreana del centro de Vancouver. “Esa siempre ha sido mi meta y eso nunca va a cambiar”.

Y, ¿por qué habría de cambiar? Ya lo consiguió en una ocasión, ganándose el apodo de “Hijo de Daejeon” por sus hazañas como miembro del club de su terruño, el Daejeon Citizen, donde el elegante mediocampista logró formar parte del XI de jugadores más destacados de la K League 2 en 2016, 2017 y 2018. En enero pasado, se unió a los Vancouver Whitecaps, que recibirán la visita del Atlanta United este miércoles (10:00 p.m., hora del Este, ESPN+), como Joven Jugador designado, poniendo su mirada en el objetivo de ser recordado en la ciudad de la Región Noroccidental del Pacífico, que sirve de hogar a más de 50.000 coreanos o descendientes de coreanos.

Es más que una meta. Constituye toda una responsabilidad.

“En cada encuentro como local, hay aficionados coreanos que van a los partidos”, indica. “Hay aficionados que vienen a ver el partido, pero también hay hinchas que vienen a verme. Siento que tengo una deuda con ellos”.

Apenas a un par de meses del inicio de su primera temporada en la MLS, Hwang ya está causando un impacto. Es reconocido en la calle, ciertamente por los coreanos aunque también, cada vez más según su recuento, por canadienses de origen distinto al coreano. Dentro del restaurante, un aficionado se acerca a su mesa, con una mezcla de timidez y asombro con los ojos abiertos de par en par. Hwang le pidió esperar hasta terminar su plato de pollo frito, costillas y sopa; pero después le complació con toda cordialidad, tomándose una selfi antes de que la mesera le cediera papel y lápiz para firmar un autógrafo. Un momento pequeño. Pero, sin duda, memorable.


Antes de que Marc Dos Santos tuviera un empleo como director técnico en la Major League Soccer, sabía que quería contratar a Hwang en su próxima estadía como estratega.

“Era la clase de jugador que quería tener conmigo”, expresó el DT de los Whitecaps después de una sesión de entrenamientos en abril pasado. “La clase de jugador 8 que existe en la MLS: dinámico, con calidad con el balón, con calidad en su toma de decisiones en el tercio final. Contando con apenas 22 años y un nivel sumamente alto de progreso, eso fue muy atractivo para mí”.

Por ello, cuando Dos Santos asumió su nuevo empleo tras la conclusión de la temporada 2018 de la MLS, mencionó el nombre de Hwang a Greg Anderson, vicepresidente de operaciones de futbol de los Whitecaps. “Pensé que encajaría muy bien con nuestro mercado aquí en Vancouver”, dice Anderson. “Tuvimos éxito entre la comunidad coreana con (el jugador leyenda en Corea) YP Lee y Hwang encajaba de forma natural”.

Anderson viajó hasta Corea para reunirse con la madre y hermano de Hwang, para hacerles una presentación sobre el crecimiento de la MLS, la dinámica cambiante de la liga y cómo Vancouver sería un lugar ideal para Hwang (quien tenía ofertas provenientes de Alemania y Dinamarca) con el fin de continuar el progreso de su carrera. Citó el multimillonario pase de Alphonso Davies al poderoso Bayern de Múnich como prueba de la conexión que permite ascender de la MLS a Europa.

En su periplo de vuelta a Canadá, Anderson se detuvo en Dubai donde Hwang representaba a Corea en la Copa de Asia 2019. Poco después, la madre y hermano de Hwang visitaron Vancouver y Hwang charló con YP Lee sobre el tema. Hwang decidió firmar con Vancouver, convirtiéndose en apenas el cuarto jugador de origen coreano en llegar a la MLS.


La primera temporada de Hwang en la liga no ha ido de un todo como se había pensado. Los Whitecaps apenas cuentan con tres victorias en 11 partidos y el volante solo tiene un gol en su haber. A pesar de ello, es titular cada semana, mejorando mientras se ajusta cada vez más a su nueva vida y el club (que perdió 21 jugadores en la temporada baja e incorporó a 15 nuevas piezas) lentamente está encontrando su ritmo.

Al inicio, Hwang sintió una inmensa presión para obtener resultados, un Jugador Joven designado con la condición de cargar con su equipo, su comunidad y su país en hombros. Dos Santos y su cuerpo técnico intentó disminuir semejante carga. Le indicaron que hiciera menos y que desapareciera cuando intentara asumir demasiada responsabilidad.

“Marc me dijo: ‘No eres Wayne Rooney. Tú no eres Zlatan (Ibrahimovic). No eres (Carlos) Vela. Eres Inbeom. Sé Inbeom en la cancha”, dijo Hwang. “Eso realmente, de verdad, me ayudó a aliviar la presión”.

Fuera del césped, está siendo adoptado por sus compañeros y éste se encuentra en proceso de adoptar a la ciudad. Fredy Montero lo llevó de compras y cenó con sus padres cuando llegó por primera vez. El colombiano recordó su difícil transición a la MLS y aspira ayudar al nuevo miembro de los Whitecaps a ajustarse rápidamente. Hwang vive con su hermano mayor y ambos recientemente adquirieron el perro que sus padres jamás le permitirían tener, un Pomerania llamado Couver. El dueto cocina arroz frito kimchi y otros platos juntos, buscando ocasionalmente instrucciones en YouTube. El inglés de Hwang mejora diariamente, con la ayuda de Netflix, donde ve episodios de Friends y la película The Notebook (“Diario de una pasión”) en alta rotación. También piensa en comenzar a ver la serie “Game of Thrones”.

Todo se trata de un proceso de aprendizaje, un cambio tanto cultural como deportivo.

“En Corea, si eres atleta profesional, tienes que involucrarte por completo en lo que estás haciendo todo el tiempo. Si el equipo pierde en Corea, todo el equipo se sentirá deprimido hasta el próximo partido”, afirma con una sonrisa de arrepentido y una risa rápida. “Sin embargo, mantenerse deprimido no es bueno para el desempeño deportivo. Los Whitecaps saben cómo deprimirse durante un par de horas, para después pasar la página y prepararse para el próximo partido. Realmente estoy aprendiendo de esa actitud”.

En un escenario ideal, Hwang se sentirá cada vez más cómodo mientras sigue convirtiéndose en ícono y líder en la comunidad deportiva coreana esparcida por el mundo. Ya está viendo como jugadores coreanos jóvenes siguen su ejemplo de cumplir con el servicio militar obligatorio previamente, para así evitar que interfiera con sus carreras futbolísticas, lo cual potencialmente aleja a los equipos. El objetivo de Hwang sigue siendo jugar en Europa, con Vancouver como parada en esa ruta. Es un camino que otros podrían seguir.

“En lo ideal, su situación podría convertirse en un ejemplo para otros jugadores jóvenes coreanos, para que vengan y hagan la transición con nuestro club”, expresa Anderson, vicepresidente de los Whitecaps.

Por supuesto que todo ello depende del desarrollo futuro de Hwang como jugador. En el restaurante, el jugador habló sobre su potencial, su situación actual y a dónde podría dirigirse en lo que respecta a su nivel. Se muestra más filosófico que la mayoría de los atletas jóvenes, con menos confianza desenfrenada y una conciencia más realista de los altibajos que puede llegar a experimentar.

“Por supuesto que existe un límite con respecto a la calidad que puedo tener, pero en estos momentos no quiero pensar en ese límite”, afirma. “Uno nunca sabe. Éste podría ser mi periodo dorado. Quizás no llegue más lejos. Por otra parte, éste podría ser el inicio de mi carrera. Aspiro que tenga un largo trayecto que cruzar a partir de aquí”.

Esa misma noche, Hwang asistió a una clínica para jóvenes de la localidad entre 7 y 10 años organizada por los Whitecaps. Fue algo muy normal: más de 100 jugadores divididos en equipos de seis o siete, agrupados alrededor del balón, un caos organizado, seguido por una sesión de autógrafos con los profesionales. Hwang se ubicó en medio de uno de los partidos, con una mirada de perplejidad. Parecía estar contento, aunque un poco confundido por el evento, riéndose de uno de los diminutos defensores que pasó la mayor parte del tiempo corriendo.

En un receso entre partidos, Hwang comenzó a botar el balón a cuenta propia. Media docena de niños corrió e intentó arrebatarle la pelota. No lo lograron, superados por el gran control de Hwang en el espacio creado por 12 piernas, varios túneles sin mayor esfuerzo y rápidos movimientos. Sonrió todo el tiempo, encontrándose evidentemente en su elemento. Eventualmente, entre risas, los niños se rindieron.

Ellos se acordarán de Hwang. ¿Quién más lo hará?

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