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Mundial de Clubes: Chelsea de Palmer, campeón por aplastamiento

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Chelsea golea en la final del Mundial de Clubes y evita el sextete del PSG (1:07)

El PSG buscaba convertirse en el tercer club europeo en ganar el sextete, pero apareció un inesperado Chelsea para arruinarles la fiesta con goleada (3-0). (1:07)

El Chelsea se coló en la esperada fiesta de coronación de un PSG que pagó caros sus errores en la primera mitad y fue aplastado por un Cole Palmer sobresaliente.


El Chelsea es campeón del mundo. A la vista general del Mundial de Clubes, la final era esperada como la fiesta de coronación del mejor equipo del año, de ese Paris Saint-Germain que conquistó la UEFA Champions League humillando al Internazionale y habiendo encajado solo un gol en todo el torneo se presentaba en el partido definitivo tras destrozar al Real Madrid... Pero apareció Cole Palmer ("me gustan las finales") y todo saltó por los aires.

3-0 sin discusión. Una goleada totalmente inesperada pero merecida a la vista del desempeño del Chelsea de Enzo Maresca, cuya segunda mitad de temporada ha sido excelente y su crecimiento en los dos últimos meses, habiendo conquistado la UEFA Conference League, indiscutible. Un campeón sin discusión. Y con grandeza.

Al PSG de Luis Enrique le sorprendió descubrir que a su intensidad y presión respondía el Chelsea con todavía una mayor dosis de energía. Tuvo, también hay que decirlo, una suficiente dosis de suerte, fortuna que buscó, el conjunto blue y así pudo explicarse que la fiesta parisina desembocase en una juerga londinense.

Y es que Palmer ejecutó al campeón de Europa después de que Marc Cucurella salvase al Chelsea al cuarto de hora de la final, con un pie milagroso que cortó el pase de la muerte de Désiré Doué que pudo haber cambiado el argumento del partido. Antes Palmer ya rozó el gol con un disparo maravilloso que se fue por muy poco y después Robert Sánchez respondió con una mano magnífica al remate de Doué.

Empezaba a quitarse de encima el agobio el PSG, a tocar y combinar, aunque sin llegar con peligro, cuando un error obsceno de Nuno Mendes ante Malo Gusto desembocó en el 1-0 de Palmer. Y andaba todavía buscando razones para creer el equipo de Luis Enrique cuando Palmer, tras una conducción sobresaliente y un disparo calcado al del primer gol, metía el segundo.

"Suelo rendir bien en las finales", había avisado en la previa el propio Palmer, dejando resuelto el choque en apenas media hora. Mientras en el bando francés no aparecía Kvitcha Kvaratskhelia, pasaba desapercibido Vitinha, no encontraba posición Ousmane Dembélé, sufría una pesadilla continuada Nuno Mendes y era casi invisible Fabián Ruiz, el Chelsea era una maquina perfectamente engrasada, que a medida que pasaban los minutos aumentaba su dominio.

Hasta que bordeando el descanso Palmer redondeó su exhibición regalando una asistencia bestial para que João Pedro anotase el 3-0. Ver para creer, Luis Enrique observaba con la mirada perdida, incrédulo del varapalo que estaba sufriendo su equipo, la mayor goleada desde el 4-1 que le infringió el Newcastle en octubre de 2023.

SIN MÁS

El orgullo salvó al PSG en la segunda mitad. Apareció con una marcha más y al Chelsea ya le pareció bien dar un paso atrás. Pero fue una imagen falseada por el resultado. Una parada magnífica de Robert Sánchez a Dembélé fue la señal última del intento desesperado por resurgir del equipo francés.

Después, casi nada. Sin más, la goleada pudo ser aún más terrible porque el árbitro no quiso saber nada de un agarrón a Joao Pedro en el área gala y Gianluggi Donnarumma salvó por dos veces el 4-0 a Liam Delap, que apareció en la final como un toro desbocado dispuesto a someter aún más a ese PSG derrumbado.

El sueño del septete se le acabó de repente en New Jersey a Luis Enrique, que cuatro días después de disfrutar de una goleada indiscutible en la semifinal contra el Real Madrid, padeció en primera persona un aplastamiento inesperado en la final de este Mundial que coronó a un Chelsea superlativo.