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Cien historias rumbo a Qatar 2022: Dinamarca, el fantasma de Jesper Olsen y el temor de repetir la historia

Getty Images

Los pies de Jesper Olsen le dieron vida al primer gran equipo danés del fútbol moderno y también se la quitaron. Su nombre pasó de ser alabado, por sus pases certeros, sus goles oportunos y sus gambetas desequilibrantes, a ser un insulto. Hoy, ese nombre es una especie de maldición. Una etiqueta nacional que se le pone a todo lo que sale muy mal en la sociedad danesa.

Jesper Olsen fue una de las figuras de la Dinamita Danesa, el equipo de Sepp Piontek que tomó por sorpresa al fútbol mundial a comienzos de la década del 80. Tras una gran Euro 84, su debacle en México 86 proyectó una sombra que aún oscurece los sueños daneses.

Rumbo a Qatar 2022, luego de otra actuación histórica en la Eurocopa, el fantasma de Jesper Olsen parece más vivo que nunca. Con jugadores en alto nivel, un equipo consolidado y varios meses de buenos resultados, Dinamarca llega al Mundial con grandes expectativas. Tendrá rivales potentes en su camino pero, quizás, su mayor enemigo esté en su propio pasado.

JESPER OLSEN, EL FUTBOLISTA
Olsen comprendió de muy joven que si quería ser futbolista iba a tener que emigrar de Dinamarca. Cuando lo hizo, a comienzos de los 80, el fútbol danés recién estaba abandonando el amateurismo. Todavía era habitual que sus mejores jugadores jóvenes se fueran a ligas cercanas y allí se formaban, cada uno por su lado.

Con 20 años, Jesper se sumó al Ajax, la casa matriz del Fútbol Total. En esa academia del juego dinámico incorporó los principios de un estilo muy de moda en ese tiempo. Su mejor profesor fue el propio Johan Cruyff que, ya veterano, había vuelto al club en el final de su carrera. Pronto, esas ideas también serían ley en la Selección danesa. Y Olsen, uno de sus mejores docentes.

El puntero izquierdo danés siempre fue un jugador de equipo. Aunque tuvo momentos de protagonismo, lo suyo era contribuir al colectivo con diagonales de izquierda al centro del área y con centros o asistencias precisas. Su jugada más recordada en Ajax lo muestra también en un rol secundario. Como secuaz de Cruyff, poco antes de la Navidad de 1982, ejecutaron una escena memorable del fútbol neerlandés. Se la recuerda como: “El penal”.

Era el 5 de diciembre, Ajax enfrentaba al Helmond Sport, ya ganaba 1-0, y Cruyff acababa de recibir una falta dentro del área. El propio Johan agarró la pelota y se dispuso a patear el penal, algo bastante inusual ya que nunca había tirado uno con esa camiseta. El propio Olsen, que con el tiempo se transformó en el pateador designado de Dinamarca, era uno de los habituales shoteadores.

Todo era parte de un plan que había nacido en un entrenamiento. Cruyff, en lugar de patear, dio un pase corto a la izquierda. Jesper apareció como una flecha y le devolvió la pelota ante el achique del arquero, Otto Versfeld. Con el arco vacío, el neerlandés transformó la magia del momento en gol. Los rivales protestaron, incrédulos como todo el estadio, pero la jugada era legal y el árbitro la convalidó. “Justo antes de las Navidades y de las vacaciones de invierno se le da al público algo extra'', explicó Johan, luego, ante la prensa.

El regalo navideño de Cruyff y Olsen se transformó en una delicia histórica. Un presente que viaja en el tiempo. El danés siguió con su evolución total un par de años más en Ajax hasta que se transformó, a los 23 años, en uno de los wines más atractivos del fútbol europeo. Tras brillar en la Euro 84, Manchester United fue por él y lo fichó. Muy rápido, se volvió una pieza clave para los Diablos Rojos, en una época en que había poco lugar para los extranjeros en el fútbol y en una liga inglesa mucho más física que la actual. Lo apodaron “La Pulga”, como a Messi, por su tamaño, su imagen desaliñada y su habilidad para esquivar rivales a los saltos.

JESPER OLSEN, EL FUNDADOR
La historia de la Dinamita Danesa, el equipo más memorable de Dinamarca, comenzó en 1982 cuando le empataron 2-2 a Inglaterra, en Copenhague, en el primer partido de las Eliminatorias para la Euro. Faltando un minuto, cuando la derrota parecía inevitable, Jesper Olsen tomó la pelota en la izquierda y comenzó a encarar ingleses. Gambeteó en diagonal hasta que llegó al punto del penal y con un toque suave de zurda puso el empate final.

"Estoy sorprendido, pero tengo que presentar a nuestro nuevo jugador estrella: Jesper Olsen. Aquí supera a cuatro defensas y a (Peter) Shilton. Presentamos a Jesper Olsen", dijo Svend Gehrs en un relato icónico para los daneses. Aquella igualdad empezó a formar una conciencia particular en Dinamarca. Una imagen mental de que tenían el talento suficiente para hacer algo grande. Meses más tarde, un impensado triunfo en Wembley, con gol de Allan Simonsen, los dejó en la cima del grupo y les dio el boleto a la Eurocopa 84.

En el torneo dieron varias sorpresas más. Llegaron hasta semifinales, donde cayeron por penales ante España tras pegar dos pelotas en los postes e igualar 1-1. Antes, le hicieron cinco goles a Yugoslavia y superaron a Bélgica pese a estar dos tantos en desventaja. Nada parecía imposible para ese equipo danés. Verlo jugar era siempre una aventura que devolvía los colores de la vida en años grises y recesivos en todo el planeta.

De camino a México 86 tuvieron su partido consagratorio en las Eliminatorias europeas. El 5 de junio de 1985, el día de la Constitución nacional, Dinamarca venció 4-2 a un poderoso equipo soviético. La Selección de la URSS era favorita a clasificar al Mundial pero la Dinamita Danesa estaba ahí para reescribir los libros del fútbol. Según Piontek esa fue la mejor función en su ciclo. Jan Molby, suplente ese día, lo considera el mejor partido que vio en su vida. Es el único que tiene grabado en VHS. "Para mí, éste será siempre el partido", afirma Michael Laudrup. "Una bonita tarde soleada, un estadio nacional lleno y luego el partido en sí: seis goles -que podrían haber sido fácilmente 10-, un rival increíble. No he tenido esa sensación ni antes ni después", agrega el crack danés.

Para ese entonces, lo que los daneses sentían por su Selección nacional era amor del más puro. El equipo de Piontek ya había sido bautizado. “We are red, we are white, we are Danish Dynamite” (Somos rojos, somos blancos, somos Dinamita Danesa), cantaban sus hinchas rumbo al Mundial. Una versión del temazo mundialista que grabó la Selección en el verano europeo del 86. Un hit instantáneo que llegó a estar entre los temas más escuchados en Noruega y Suecia, habituales rivales futbolísticos.

Lo primero que atraía de ese equipo era su juego explosivo. Laudrup decía que eran “La respuesta europea a Brasil” pero todo el planeta del fútbol los comparaba con la Naranja Mecánica de los 70. Era entendible, varios de sus integrantes, entre ellos Jesper Olsen, se habían formado en la cultura futbolera de los Países Bajos. Otros cracks, como Morten Olsen, Preben Elkjær o Laudrup, eran figuras en las mejores ligas europeas, la Bundesliga, la Serie A y la Premier. Solo siete futbolistas de los que fueron al Mundial 86 jugaban el torneo danés y apenas vieron acción durante la Copa del Mundo.

Para Piontek el juego de pases rápidos y rotaciones constantes que desplegaba su Dinamarca tenía otro nombre. Él lo llamaba “La Contra”, un juego fluido, con rápidas transiciones defensa-ataque, que operaba a partir de enormes talentos individuales. El germano debió esforzarse para profesionalizar al fútbol danés. No fue fácil instalar sus ideas en la mente de esos habilidosos pero díscolos futbolistas. "Llegó con mucha disciplina alemana, pero también sabía que tenía jugadores daneses, que también necesitan algo de responsabilidad propia, y encontró un buen equilibrio entre disciplina y libertad", explica Morten Olsen, capitán de esa Selección y DT del equipo nacional en este siglo.

Ese mixtura del norte de Europa, el talento danés, la disciplina germana y la creatividad neerlandesa, fue la composición química de la Dinamita Danesa. "Era un estilo muy positivo porque nosotros no podíamos limitarnos a defender", explica Elkjaer, el goleador del equipo. "Teníamos un espíritu como el de España en 2010 o el de Países Bajos en los 70. Queríamos jugar el balón y dejar que el rival corriera, pero el sistema nuestro era un 3-5-2", agrega.

A la receta para ese juego atrapante, dinámico y vistoso, veloz y elegante, los daneses le agregaron ingredientes propios. Ese plantel era terrenal, sus jugadores andaban siempre con un sonrisa en el rostro, eran accesible para la prensa y no tenían problemas en admitir que disfrutaban de un trago de tanto en tanto como cualquier otro mortal. “Nos gustaba recibir visitas de los medios. Ese enfoque fue muy útil, porque todos los periodistas extranjeros decían: ‘Oh, son muy agradables’. Y escribieron cosas agradables sobre el sentimiento que rodeaba al equipo. Había muchas risas y mucho humor", recuerda Elkjaer.

Y, también, estaba su camiseta. Esa fue otra faceta del atractivo danés. Esa hermosura futurista, como el juego de Dinamarca, fue diseñada por Hummel y era mitad roja y mitad blanca. La casaca fue presentada en un desfile de moda que se televisó en el noticiero nacional. Morten Olsen, Per Frimann y Frank Arnesen, figuras de la Selección, fueron los modelos. La indumentaria se popularizó como "el traje de carnaval". Es lógico, ese equipo era una fiesta.

JESPER OLSEN, LA MALDICIÓN
México 86 fue el escenario ideal para el carnaval danés. Dinamarca superó uno de los grupos más complicados como un fútbol arrollador y se convirtió en un candidato inmediato. Debutó con triunfo ajustado por 1-0 ante la Escocia de Alex Ferguson, que había tomado el cargo tras la sorpresiva muerte de Jock Stein. En el segundo partido, aplastaron por 6-1 a Uruguay, el campeón sudamericano, con hattrick de Elkjær y un maravilloso gol de Laudrup.

Ya clasificados, en la jornada final derrotaron 2-0 a Alemania Federal, que luego sería subcampeón. La victoria tuvo un precio alto. Arnesen, pieza clave en la media cancha, se fue expulsado tras reaccionar a una falta de Lothar Matthaus. “Estuve irritado todo el partido. Mi mujer había caído enferma. Estaba tumbada y un tipo decía que era meningitis y el otro que era un virus. Creo que por eso fui increíblemente agresivo”, contó años después para explicar su inexplicable reacción. En la cancha, enseguida comprendió su error. Cayó de rodillas sobre el césped y se tomó la cabeza. La tarjeta roja lo dejó fuera del partido de 8vos de final. El rival, otra vez, era España.

Todavía estaba en el aire el recuerdo de la derrota en la Euro, del penal fallado por Elkjær, de lo que pudo haber sido. Los daneses confiaban en tener revancha. "Estábamos bastante seguros de que venceríamos a España porque éramos mejor equipo”, recuerda el propio Elkjaer. Lo que sucedió fue mucho más trágico que una derrota.

Ante la baja de Arnesen, Piontek cambió de lugar a Jesper Olsen y lo ubicó en la derecha del mediocampo. Al principio, todo iba de maravillas. Dinamarca dominaba y a la media hora ya ganaba 1-0 con un tanto de penal de Olsen, que sumaba su tercero en el torneo, tras anotar ante Uruguay y Alemania. Pero 10 minutos más tarde, justo antes del entretiempo, el héroe se convirtió en villano.

España presionaba y el fútbol total danés hizo que los volantes retrocedan para sacar la pelota desde el fondo. Jesper Olsen recibió un pase corto de su arquero, Lars Høgh, en la derecha del área. Superó la marca de Juan Salinas sin tocar la pelota y, cuando parecía que el peligro había pasado, en vez de conectar hacia adelante dio un temerario pase con la derecha, su pierna menos hábil, hacia el centro del área. Høgh ya no estaba ahí y el que recibió la pelota fue Emilio Butragueño. El Buitre hizo honor a su apodo e igualó el partido. Algunos lo consideran el fallo más grande en la historia del fútbol danés. Muchos, en toda la historia de Dinamarca.

"Pero Jesper, Jesper, Jesper. Eso es letal", dijo Gehrs en su resignado relato. Y lo fue. En la segunda parte, la Dinamita Danesa se mojó. Elkjær tuvo su chance de gol pero la falló. La respuesta fue otro tanto de Butragueño para adelantar a los españoles. Entonces, los daneses perdieron su habitual compostura. El Buitre anotó dos veces más y España, de contra, ganó por 5-1. El sueño danés había terminado. Y la carrera internacional de Olsen, también.

Jesper estuvo en el plantel de la Euro 88 pero no ingresó ni un minuto. En total, disputó 43 partidos con Dinamarca y marcó cinco goles, tres en México 86. Tras el Mundial, Ferguson asumió en el United y decidió retenerlo un par de años. En 1988 se fue a Francia, allí jugó hasta 1992, en Bordeaux y Caen, cuando una grave lesión lo obligó a retirarse.

“Nadie culpó a Jesper, lo que pasó es parte del juego. Estábamos en shock porque era imposible que nuestro equipo perdiera 5-1. Eso, para mi gusto, fue demasiado”, dice Elkjaer. Aquella derrota ante España no fue responsabilidad de Olsen. El equipo danés no supo recuperarse del golpe y sucumbió a sus propios demonios. El error de Jesper, sin embargo, quedó inmortalizado como el símbolo del inoportuno final de un ciclo. Como un drama danés clásico de gloria y de autodestrucción. Jesper Olsen había prendido la mecha con la zurda y, cuatro años más tarde, la Dinamita Danesa le explotaba en el pie derecho.

JESPER OLSEN, EL FANTASMA
Cuando un jugador hace un gol con una volea acrobática en Francia le dicen "Une Papinade" en memoria de los golazos de ese estilo que solía hacer Jean-Pierre Papin. Cuando un futbolista puntea suavemente un penal al centro en vez de patear fuerte a una punta todos sabemos que se trata de un "Panenka", en honor a Antonin Panenka y su penal con Checoslovaquia ante Sepp Maier en la final de la Euro 1976 frente a Alemania Federal.

Hay cierta discusión sobre quién inventó el giro de 360 grados pisando la pelota. Algunos le dicen el "Giro Garrincha", otros le dan el nombre de Maradona o de Zidane, el propio Zizou le decía “la roulette”. En algunos videojuegos hablan del giro Marseille. En Noruega, cuando ven un pelotazo largo para que un centro delantero grandote la baje de cabeza a los que llegan del medio no tienen dudas de que se trata de un "Flopasning" (el pase Flo), la jugada que protagonizaba Jostein Flo en los 90.

Pero no todo es honor en la memoria del lenguaje futbolero. También hay referencias más infames. Términos despectivos que hacen que ciertos futbolistas pasen a la historia por los motivos incorrectos. Un caso es el del arquero Franck Grandel, cuyos cómicos errores en el arco de FC Utrecht hicieron que toda falla de un portero en el fútbol neerlandés pase a denominarse una "Grandelletje".

Y después, claro, está Jesper Olsen. Su pase atrás ante España pasó a la historia con el título de “Rigtig Jesper Olsen” (Un auténtico Jesper Olsen). Un insulto que ingresó al léxico popular danés y que se aplica no solo en el fútbol sino en toda la sociedad. Todavía hoy, su nombre es sinónimo de tragedia. Vuelven a hablar de él cada vez que un deportista comete algún error grave o cuando un político o una figura mediática meten la pata hasta el fondo.

Olsen habló pocas veces de su error. Diez años después del partido, dijo: “No debí haber dado ese pase. Es una de las cosas que no podés cambiar. Si hubiera pasado en la fase de grupos habríamos jugado otro partido y todo se habría olvidado. Por supuesto, es injusto que sea recordado por algo así pero es lo que es. Donde todavía hablan de eso es en Dinamarca así que es bueno que ya no viva ahí”.

Jesper pudo escapar de ese recuerdo doloroso por un tiempo pero la historia supo ir a buscarlo. Desde 2003, vive en Australia, rival de Dinamarca en el grupo de Qatar 2022, como lo fue en Rusia 2018. Allí, fundó una academia y entrenó a clubes locales, contribuyendo al desarrollo del fútbol australiano al que se enfrentarán los daneses, una vez más. En 2010 tuvo un breve paso como asistente técnico del Melbourne Heart, un equipo de la Liga australiana. Por lo demás, se mantiene todo lo alejado que puede del fútbol profesional.

A semanas para el inicio del Mundial 2022, el fantasma de Jesper Olsen parece recobrar intensidad en la cultura popular danesa. Esta Selección, como aquella original Dinamita Danesa, llega a la Copa del Mundo tras hacer semis en la Eurocopa, con jugadores en gran nivel y en ligas importantes. Tiene un plantel quizás menos talentoso que hace 40 años pero igual de fluido y comprometido con la causa. El evento cardíaco de Christian Eriksen unió a los daneses con su equipo como hacía mucho tiempo no sucedía. Eso alegra y también asusta.

Tras México 86, cuando se buscaron las causas del fracaso, Piontek culpó a la mentalidad danesa. A su conformismo, su falta de confianza y de ambición. "Esta actitud empezó a colarse después de la fase de grupos, los jugadores pensaron: 'Oh, bueno, hemos llegado hasta aquí, lo hemos hecho brillantemente y nadie puede culparnos'", afirmó el DT. Elkjaer lo explicó de manera más sencilla: "El problema fue que era nuestro primer Mundial, en el grupo más difícil, y lo ganamos".

Con la vista puesta en Qatar 2022, el temor actual es que el éxito reciente de Dinamarca, el buen rendimiento de los últimos meses y los excelentes resultados en la UEFA Nations League, se le vuelvan en su contra. Que otra vez una crisis de confianza, de exceso o de falta de ella, arruine una campaña que parece condenada al éxito. Eso, por supuesto, está por verse. Dinamarca tiene la opción de repetir su historia o empezar a escribir una nueva y más gloriosa.