El tercer rival de la Selección Mexicana ha hecho hasta lo imposible por esconder sus mejores armasArabia Saudita no quiere ser observado. El próximo rival de México tiene su fortaleza a 100 kilómetros de Doha, Qatar, en un punto que está en medio del desierto, en la nada. El GPS marca casi 100 kilómetros para llegar a Sealine Beach, un complejo que tiene una fachada en forma de palacio y presume que no hay ninguna casa en al menos cinco mil metros a la redonda. Ahí se encuentra la selección de Arabia Saudita, que suma 60 días de concentración, y prepara el plan para enfrentar a México, en el tercer duelo de Qatar 2022. En los alrededores al complejo hay un mini centro comercial, a lo lejos se ven las tiendas en las que se rentan Jeeps para hacer el tour por el desierto y el alma más cercana a la zona son la de los cuidadores de un corral de camellos, que te cobran 100 riales qataríes por hacer un “paseo largo por el desierto”. “Se prefirió la privacidad”, confiesa el staff de la selección de Arabia Saudita, que ha hecho hasta lo imposible por esconder sus mejores armas, así sorprendió a Argentina y puso contra las cuerdas a Polonia, sigue México. El equipo saudí llegó a Qatar 2022 con siete partidos de preparación y en muchos de ellos no se permitió la entrada de gente ajena a los clubes que estaban inmiscuidos, ni la prensa. Arabia Saudita está entre las cinco naciones que más aficionados aportan a Qatar 2022. Los aficionados sólo tienen contacto con su equipo el día del partido, porque dentro de su complejo tienen todo, canchas y cuartos para dormir, salas de entretenimiento y se permiten visitas de la familia, no se necesita salir. En un punto en medio del desierto, a una hora de la frontera con Arabia Saudita, se atrinchera el próximo rival de la Selección Mexicana, el obstáculo que impide llegar a los octavos de final.
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