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Argentina fue uno de los mejores de la primera fase: razones de una recuperación que ilusiona

Julián Álvarez festeja con sus compañeros tras marcar el segundo gol de Argentina Getty Images

DOHA (Enviado especial) -- Empezó muy mal, con una de las peores derrota de la historia, pero terminó con una demostración de coraje y fútbol que ilusiona a los propios y atemoriza a los ajenos. La primera fase de la Selección Argentina se movió en los extremos, como para imitar la intensidad de cada partido de este Mundial de Qatar 2022. Ante Arabia Saudita estuvo desconectada, imprecisa y fue víctima de la presión y las tensiones del debut. Luego, contra México se liberó y en el tercer partido frente a Polonia armó un festival de los que se había acostumbrado. Justo cuando más hacía falta.

A pesar del inesperado traspié inicial, el equipo de Lionel Scaloni fue uno de los mejores de la primera fase. Tuvo valentía para recuperarse, intensidad, momentos de buen juego y varios puntos altos individuales. Ha sido una ronda emocionante y, sobre todo, muy pareja. Si hubiera que elegir un solo concepto para definirla, sería ese. Pareja. Ningún equipo ganó los 9 puntos y varios candidatos quedaron eliminados ante rivales que estuvieron muy por encima de su nivel previo al torneo. Por eso, la capacidad para marcar autoridad también es un rasgo a destacar de la Albiceleste.

El fútbol es intangibilidad. Los partidos deben analizarse como un todo y las sensaciones son tan importantes como los datos fríos. O incluso más. En un Mundial como este, las estadísticas son todavía menos contundentes. Alemania es líder en varios rubros pero se despidió con solo un triunfo contra Costa Rica. Australia y Polonia no figuran entre los mejores en casi ningún apartado pero allí están, entre los 16 mejores. Analizar el desarrollo de la Copa solo con una planilla es insuficiente, pero sí sirve para ejemplificar.

¿Por qué Argentina fue uno de los mejores? Primero, porque supo reaccionar ante la derrota y la presión. El aspecto anímico ha sido fundamental en toda la competencia y el cuadro nacional ya dejó claro que está muy fuerte. Superó una prueba que otros no pudieron y lo hizo con absoluta contundencia. Allí está la segunda gran virtud: se reencontró con su juego. En el segundo tiempo contra México tuvo coraje y frente a Polonia brilló con pases, gambetas y todo el repertorio que había demostrado en los meses previos.

Vamos a los números. Argentina está segundo en cantidad de toques, pases y posesión. Solo es superado por España, un equipo que hace de la tenencia de balón su bandera y que juega de ese modo desde hace más de una década. Solo la Albiceleste pudo seguirle el paso. Tuvo un 67.2 por ciento de posesión promedio y un porcentaje de pases efectivos del 83 por ciento en el último tercio, lo que habla de una gran precisión también en zonas de definición. Además, también está segundo en promedio de pases por cada posesión y lidera en promedio de tiempo de posesión. ¿Qué significa? Que tiene paciencia para tocar y que encuentra receptores para continuar la cadena de pases.

Rodrigo De Paul es el símbolo de la Selección. Eso nadie puede dudarlo. Pero en este torneo quedó aún más claro. Su análisis individual puede trasladarse a lo colectivo. Cuando él jugó mal, el equipo lo hizo mal, y cuando él mejoró, el grupo lo acompañó. El número 7 culminó una buena primera fase. Fue el cuarto jugador con más pases completados (256) y tuvo un promedio de efectividad del 87 por ciento. Además, fue el segundo en pases completados en el tercio final, detrás de un delantero como Dani Olmo. O sea que sus intervenciones no son de compromiso, sino para ir hacia adelante. También es enorme su participación, ya que quedó segundo en toques, debajo de un central como Rodri.

Argentina también fue uno de los tres seleccionados más ofensivos del certamen. Tiene la pelota para atacar. La estadística de goles esperados es una de las más interesantes y sirve para medir la calidad de las llegadas. El conjunto de Scaloni quedó tercero, pero lo más llamativo es que el líder fue Alemania, con diez goles esperados (solo anotó seis). La dificultad del Mundial es muy grande.

La Albiceleste finalizó cuarta en tiros totales y tercera en tiros al arco. Además, finalizó cuarta en efectividad, pero solo por detrás de tres conjuntos que patearon mucho menos: Camerún, Costa Rica y Croacia. Desde luego, el nombre propio que sostiene esta potencia ofensiva es Lionel Messi. El capitán fue uno de los mejores futbolistas del torneo, como lo es siempre. Fue el que más pateó (8 al arco), el segundo en tiros al arco (13), el segundo en goles esperados (2,38) y el tercero en chances creadas (9).

La creatividad y la inventiva también fueron muy destacadas. Ángel Di María fue uno de los mejores gambeteadores del campeonato y terminó cuarto en conducciones, detrás de tres eliminados: Jamal Musiala, Tajon Buchanan y Alphonso Davies. Además, el rosarino terminó en el top 5 entre los jugadores con más toques en el tercio final, al igual que su socio Messi. Ellos dos también figuran entre los mejores en pases en el último tercio, junto a De Paul. Es decir que Argentina juega y mucho en las inmediaciones del arco adversario.

Llega el momento de los duelos de eliminación directa. "Empieza el Mundial", dice el inexacto refrán popular. Para Argentina, el Mundial comenzó después del golpe sufrido ante Arabia Saudita. Desde ese día se preparó para afrontar en cada partido una final por la supervivencia. Y las ha superado con coraje y brillo. Quizás allí esté uno de sus secretos de cara al duelo frente a Australia.