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Javier Aguirre y el 11:11 de la Selección Mexicana

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¿México llegó a su techo o puede mejorar? (2:30)

La selección de Javier Aguirre venció a Estados Unidos y ganó la Copa Oro. (2:30)

El Tri está a 11 meses del 11 de junio del debut en la Copa del Mundo y ante el altar de ilusión y escepticismo de sus millones de seguidores


LOS ÁNGELES -- “En todo ser humano hay una historia y una profecía”, sostenía Facundo Cabral. En las instituciones también. Tienen un legajo y tienen un legado. Tienen detrás un muro de lamentos y/o una galería de diplomas... y ante sí un puente inhóspito de fe.

Ahí se encuentra hoy la Selección Mexicana, entre su memorabilia de fracasos y el desafiante Everest de unos Cuartos de Final en la Copa del Mundo 2026. El Tri ha sido un coleccionista afanoso de una misma mariposa muerta, de una especie única: la del fracaso.

Hoy el Tri de Javier Aguirre se encuentra ante su 11:11, y no por el misticismo supersticioso de la numerología, sino porque se encuentra a 11 meses de su día 11 de junio para el debut en la Copa del Mundo 2026 y ante el altar de la ilusión y el escepticismo de sus millones de seguidores.

Aún prevalecen, con burlona pus, las llagas del Mundial de Qatar, y la afición mexicana quiere cauterizarlas ya a puros resoplidos desesperados de esperanza, con dos pulmones frágiles:

1.- La Selección Mexicana será local los primeros cuatro partidos. Y si sobrevive irá a su segunda casa, a su patio trasero, los estadios de Estados Unidos.

2.- Y porque México resarció su respeto en la indigente zona de Concacaf, al ganar la Nations League y la Copa Oro. El Tuerto ha vuelto a ser rey en la Tierra de Ciegos… y el reino lo lamenta.

Pero, ¿ante Estados Unidos B, en la Final de la Copa Oro, mostró ya México su techo de rendimiento o es posible aún crecer más?

Partiendo de esa reflexión de Cabral, de “en todo ser humano hay una historia y una profecía”, las instituciones, en este caso, los equipos de futbol, tienen su propio universo, jugadores que tienen su propia historia y su profecía, y al final, repercutirán en el colectivo.

¿Once meses y tal vez una docena de partidos amistosos antes de su 11:11, alcanzarán para que Javier Aguirre y Rafa Márquez hagan evolucionar a los jugadores que lo necesitan urgentemente? Así deberá ser.

1.- ¿No más desatenciones en defensa, en jugadas a balón parado, como ante Estados Unidos?

2.- ¿No más salidas grotescas, cómicas, casi ridículas por parte de Luis Malagón, como ante Estados Unidos y Honduras?

3.- ¿Rescatar al Chino Huerta para evitar seguir dependiendo de la inestabilidad del Piojo Alvarado? ¿Rescatar a Julián Quiñones, cualquiera que sea su descrédito ante Javier Aguirre para convertirse en el hombre que sí pueda jugar detrás de Raúl Jiménez?

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Gabriel de Anda: "En mejores manos no podríamos estar que con Javier Aguirre"

El analista de Futbol Picante elogió el trabajo del 'Vasco' en el título de la Copa Oro 2025.

4.- ¿Blindar emocional, laboral y competitivamente a Gilberto Mora para que su desarrollo se mantenga, sin precipitaciones ni ambiciones desesperadas? ¿Y brindar oportunidades a otra decena de prospectos más, en los que se puede destacar a Elías Montiel y Hugo Camberos?

Claro, no para ahí el listado de responsabilidades –o de urgencias—para el cuerpo técnico del Tri.

Ya se ha planteado esa condición endémica del mexicano, que a manera de diagnóstico hizo en 2006 el entonces técnico del Tri, Ricardo La Volpe: “El mexicano es un analfabeto táctico”, pero, además, entrenadores que le antecedieron y le siguieron en el cargo, fueron descubriendo una impresionante amnesia, una amnesia gestacional.

De ello se quejaron entrenadores que recibían a futbolistas mexicanos de clubes extranjeros, y también de equipos mexicanos. Era ­-es-, necesario empezar de cero a cada concentración con el adoctrinamiento táctico en el Tri.

Parecería que los seleccionados mexicanos se zambullen tanto en las exigencias tácticas de sus equipos, que se olvidan de lo que eventualmente se les pide en selección. Y el entrenador nacional debe empezar desde las bases, desde el “A, B, C” del respectivo librito. De manera reciente lo vivieron y manifestaron Juan Carlos Osorio y Gerardo Martino. Sí, esa amnesia gestacional.

Seguramente Javier Aguirre ya lo percibió y lo sufrió. Y el mismo Rafa Márquez pudo ser víctima de ello. Llegar de la constelación del Barcelona a la terrenal concentración con México, desde los estilos de juego, hasta el nivel de los compañeros, debió representar un desajuste brutal.

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Héctor Huerta ironiza con las críticas de Sergio Dipp al 'Vasco' Aguirre

El comentarista de Generación F lanzó un cuestionamiento a su compañero, luego de la victoria tricolor en Copa Oro.

Por eso, ese 11:11 cabalístico, esos 11 meses hasta el 11 de junio, el Día D, sintetiza la serie de retos que esperan a Javier Aguirre para montar una selección competitiva, por encima de lo visto ante Estados Unidos y cumplir su palabra: “Tener un Mundial histórico, sin precedentes”, porque además como lo sostiene “es en nuestra casa”, aunque, debe entender, será un Mundial en sus dos casas, como ha quedado en evidencia que los patios futboleros de Estados Unidos, también son suyos.

En el horizonte no hay milagros, sino apuestas como la de Gilberto Mora. Ya se citó a Montiel y a Camberos, y se puede agregar a Mateo Chávez, Stephano Carrillo, Amaury Morales, César Garza, Heriberto Jurado, Pablo Lara, Iker Fimbres, Yael Padilla, Jonathan Pérez y claro Rodrigo Huescas, entre varios más.

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Sergio Dipp: "Javier Aguirre no hará historia en el Mundial 2026"

El analista de Generación F reflexiona sobre el triunfo de la selección mexicana en la Copa Oro.

En la evolución de sus individuos, con sus historias y sus profecías, podrá ir evolucionando el conglomerado, la Selección Mexicana, con sus propias historias y sus profecías, para que, al final, no queda la sensación estrujante de que el Tri llega a su techo de rendimiento en lo visto ante Estados Unidos, un nivel de competencia que difícilmente alcanzará para que Aguirre cumpla esa, su promesa, de “tener un Mundial histórico, sin precedentes”.

Porque, además, para Javier Aguirre ante la aprehensión emocional, la aprensión histórica, ese reto debe ser mayor, al ser su tercera travesía, su tercera oportunidad, su tercer rodeo, al frente del Tri en una Copa del Mundo.

Por eso, por sus dos experiencias funestas en dos anteriores mundiales (2002 y 2010), de repente, tal vez, se haya gestado un adalid, del tipo del escrutinio de Nietzsche: “Todo el que alguna vez ha construido un nuevo cielo encontró antes el poder para hacerlo entre sus propios infiernos”.

Y sí, El Vasco ya ha pasado por varios infiernos en su carrera como entrenador, en este caso, estrictamente, en Corea del Sur y en Sudáfrica.