La noche de Budapest cambió la historia reciente del fútbol irlandés… y también la carrera de Troy Parrott. El delantero dublinés, que ya venía en crecimiento en AZ Alkmaar, escribió un capítulo inolvidable al liderar la remontada épica (2-3) que dejó a Hungría sin repechaje en la última jugada del partido. Pero detrás de ese gol agónico y de su irrupción decisiva en las Eliminatorias hay una historia marcada por esfuerzo, resiliencia y maduración futbolística.
Parrott nació en 2002 en Buckingham Street, pleno centro de Dublín, una zona con dificultades económicas donde el fútbol era mucho más que un deporte: era una vía de escape. Su madre, Jennifer, lo describió a la perfección en RTÉ Radio One: “Siempre fue tranquilo. Siempre amó el fútbol. Venimos de una zona dura, y el fútbol lo mantuvo disciplinado y alejado de los problemas”.
Comenzó a jugar a los cinco años en Sheriff y muy pronto se destacó en Belvedere, uno de los clubes formadores más importantes de Irlanda. Su talento llamó la atención de varios gigantes europeos antes de cumplir los 15.
El salto precoz a Tottenham y el peso de las comparaciones
Cuando transitaba el camino de la adolescencia lo fichó Tottenham Hotspur, que ganó la pulseada ante clubes como Everton y Celtic. Con apenas 17 años debutó en la Premier League bajo la conducción de José Mourinho, en un 5-0 ante Burnley, y ese mismo año jugó su primer partido con la selección absoluta de Irlanda.
En Londres lo etiquetaron rápidamente como “el nuevo Robbie Keane”, una comparación tan elogiosa como pesada para un joven que debía crecer detrás de dos gigantes como Harry Kane y Son Heung-Min.
Cesiones, frustración y el giro necesario
Parrott necesitaba minutos. Y aunque tuvo pasos por Millwall, Ipswich y Preston, ninguna cesión logró darle continuidad real. Él mismo lo reconoció años después: “Durante cuatro o cinco años solo pensaba en Tottenham. Quería jugar ahí, pero no veía un futuro claro”.
El giro llegó en 2023, cuando se mudó a Países Bajos. Primero cedido a Excelsior, donde mostró su mejor versión, y en 2024 transferido por 8 millones de euros a AZ Alkmaar. En el fútbol neerlandés encontró exactamente lo que necesitaba: minutos, confianza, libertad y un sistema que potencia delanteros móviles y técnicos como él.
Explosión en Alkmaar y consolidación en la selección
Actualmente, Parrott es un delantero mucho más completo: presiona, ataca espacios, se asocia y define con madurez. Ese crecimiento se trasladó directamente a la selección irlandesa. Su doblete contra Portugal había encendido las alarmas en Europa, pero lo vivido en el Puskás Aréna, con un hat-trick y un gol en el minuto 96 que silenció a 60 mil personas, fue la confirmación definitiva de su salto jerárquico. Irlanda encontró en él no solo un goleador, sino un líder competitivo.
A los 23 años, Parrott vive el mejor momento de su carrera. Con impacto en su club, protagonismo absoluto en Eliminatorias y un valor de mercado en alza, se transformó en el futbolista irlandés más determinante desde Robbie Keane.
El heredero que Irlanda esperaba
Troy Parrott ya no es la eterna promesa de Tottenham. Hoy es el protagonista de una selección que sueña con regresar a un Mundial y un delantero que, por estilo y carácter, puede marcar una era. Silenció Budapest, ilusionó a Irlanda y confirmó que el futuro, finalmente, le pertenece.
TP summing up the emotions of a nation.
Thank you, lads 💚pic.twitter.com/BeID6lJ1Kg
— Ireland Football ⚽️🇮🇪 (@IrelandFootball) November 16, 2025