Fútbol Americano
Armando Neria 315d

Nunca ganaremos el Mundial: La Sub 17 de México en 2005

MÉXICO -- "¡Ah, este cuate está loco porque dice que quiere ser Campeón del Mundo!", eran las palabras que repetía Jesús Ramírez a la prensa el 12 de septiembre, día que sus selección Sub 17 partió hacia Lima, donde el 2 de octubre conseguiría, a lado de 21 jugadores y un gran cuerpo técnico, una de las mayores hazañas del futbol mexicano.

"Nunca ganaremos el Mundial", era la frase que Chucho trataba de sacar de la mente de su equipo, lo que trabajó más allá de la cancha, porque el talento existía; cualquiera que dedicara 30 minutos a observar a aquel grupo se daba cuenta de la calidad de aquel plantel.

Así me ocurrió, cuando me pidieron seguir a este equipo. No fue sólo en las últimas instancias de aquel Mundial de 2005, sino muchos meses antes, de cara al Premundial, que se disputó en Culiacán. Entonces escribía mis primeras páginas como reportero; ya había tenido la suerte de ser corresponsal en Europa, y conocer a Giovani, quien deslumbraba con su juego.

De cualquier manera, era escéptico. Nunca se había brillado en alguna Copa del Mundo, ¿por qué tendría que ser ahora diferente? Tras el primer entrenamiento y mi primera charla con Chucho me quedo claro: estaba frente al mejor equipo mexicano que había existido.

Entonces, junto al fotógrafo Etzel Espinoza, nos lanzamos a la aventura, a Perú, a Lima, donde sólo otro par de medios (ambas televisoras), apostaban por este equipo. Disfrute esos días como pocas cosas en mi vida. Por primera (y única) vez me sentí parte del grupo; no podía ser de otra forma. Era un equipo que te arropaba, que te volvía uno más. Tan es así, que en el partido por el título ante el Brasil logré colarme a la cancha, y fundirme en un enorme abrazo con ellos.

Se le llamó la 'Generación Cero' 'Dorada', parecía el parteaguas para que México ganara un Mundial. A diez años, pocos han despuntado, pero su aporte al futbol mexicano es innegable: Vela, Moreno y Giovani son la muestra clara de que se puede tener un cambio, que se puede triunfar si se sueña, desea y trabaja.

"El 2 de octubre (día de la Final del Sub 17), me veo celebrando con los muchachos, feliz, obteniendo el objetivo que nos hemos planteado y darle una alegría a México. Los muchachos están convencidos de que las cosas se pueden dar, han trabajado muy bien y vamos con una buena expectativa de llegar a una Final de la Copa del Mundo y ganarla; esa tiene que ser la mentalidad porque simplemente presentarse no tiene caso", decía Chucho aquel 12 de septiembre.

Yo le creí, y volvimos campeones. Por favor, volvamos a soñar, volvamos a creer, ganemos un Mundial, pero uno mayor. Atrevamos a decirlo, a sentirlo. Total, soñar no cuesta nada.

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