Fútbol Americano
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Mile Jedinak, el capitán que llegó tarde

La Selección de Australia logró el pase al Mundial, pero esta vez el héroe no fue Tim Cahill; con el gafete al brazo y una rebelde barba, Michael John Jedinak llevó a su patria a una nueva justa de estrellas, lugar al que pertenece aún llegando tarde.

El espigado mediocentro tiene 33 años y un inesperado triplete en su cuenta: Un tiro libre y dos cobros de penalti le confirmaron como ídolo de los Socceroos, una de las dos selecciones para las que pudo haber jugado y aunque en Croacia no le extrañan, hoy reconocen su pierna derecha.

‘Mile’, como es conocido, no es un extraño para el futbol global, pero tardó en brincar a la alta competencia. Jamás ha sido el más brillante de su equipo, e incluso está fuera de reflector, pero es un líder nato desde su trabajo en las juveniles; en el Sídney United, su primer equipo, lo demostró desde los 14 años.

Su interminable energía le convierten en un baluarte del medio campo y aunque hoy destella para todo el mundo, el camino jamás fue sencillo: Debutó en 2001 con el equipo de su ciudad, pero tuvo que ganar minutos con el Varteks de Croacia. Cuando el préstamo terminó ya era el 2004 y aún faltaban cuatro años más para el reto verdadero.

Pasar la vida entre el Sídney United y Central Coast Mariners no es el camino para trascender y contra todo pronóstico para un australiano, la Liga de Turquía se convirtió en el siguiente paso; de 2009 a 2011 perteneció al Genclerbirligi, último escalón antes de llegar al cumplimiento del sueño, el futbol inglés.

Con 27 años de edad, Mile Jedinak firmó con el Crystal Palace de la Premier, su primera oportunidad de trascender y marcar una época para los suyos. Cinco años en el club y más de cien partidos, genial cosecha para el eterno soñador que dejó atrás la comodidad del balompié local.

Alcanzar la élite no fue sencillo y permanecer en ella aún menos, pero el de 33 años se aferra todavía a la última esperanza, ahora con el Aston Villa en la Championship inglesa, una Segunda División que sabe a primera para el orgullo australiano, justo como sabe un boleto mundialista conseguido sobre la hora.

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