Fútbol Americano
Damián Didonato 6y

Tristeza y orgullo

"Tenemos que irnos con la cabeza en alto y con la frente firme. Se dejó todo, no hay nada que reprochar. Hicimos un Mundial espectacular y siempre duele caer eliminados. orgulloso de todos mis compañeros y han dejado todo y más. Hay que levantarse siempre, esto sigue, es fútbol y seguro que por este camino, haciendo las cosas así, seguro que vamos a tener revancha". En la zona mixta del estadio de Niznhi Novgorod, el capitán Diego Godín resumió en una idea el sentimiento del pueblo uruguayo, que siente un gran orgullo por este plantel y tiene la certeza de que la Celeste va por el camino correcto.

El sueño de volver a levantar la Copa del Mundo nunca estuvo más cerca en las últimas décadas. Es cierto que en Sudáfrica 2010 la Selección llegó a semifinales, pero esta vez había un equipo mucho más sólido, más confiable y más talentoso. Además, este torneo en el que se derribaron todas las certidumbres, era una gran oportunidad para un conjunto solidario, seguro de sí mismo y con un par de cracks de excepción. No se pudo, pero se hizo el trabajo necesario para conseguirlo.

"Nos hicieron goles de cabeza después de muchísimo tiempo. Es imposible no cometer un error en el fútbol o en la vida. La mirada bien alta, porque de mi parte ningún reproche. Sería desconocer lo que yo pienso que es el fútbol". Oscar Tabárez tampoco dio excusas por la derrota ante Francia en cuartos de final. El Maestro, el líder indiscutible de este proyecto, lamentó el final del sueño pero también valoró lo conseguido y la continuidad de un proyecto que lo incluye, por supuesto, pero que también lo trasciende.

¿En qué consiste este proyecto? En primer lugar, en el respeto absoluto por una identidad. Hoy, en el fútbol de selecciones, tener una idea clara de juego y futbolistas comprometidos con eso puede marcar la diferencia entre ganar o perder un Mundial. Uruguay es uno de los países en el que todos, desde el hincha hasta el principal jugador saben cómo van a jugar. Y, sobre todo, saben que el compromiso con esa manera de afrontar cada encuentro será la base de cualquier triunfo.

La mejor noticia de la Celeste en esta Copa fue la renovación concretada. A los históricos e imprescindibles Fernando Muslera, Martín Cáceres, Diego Godín, Luis Suárez y Edinson Cavani se sumaron los jóvenes que serán los líderes de los próximos años. Martín Torreira, Rodrigo Bentancur, Matías Vecino, Nahitan Nández y Maxi Gómez tuvieron su bautismo mundialistas y demostraron que hay una base sólida para mantenerse en la elite.

En el partido con Francia, Uruguay casi no tuvo chance de llegar al triunfo. "El primer gol a balón parado abrió el partido, no encontramos la posibilidad de remontar. Fueron un equipo serio, sólido, que corren en la cancha, con un gran medio del campo. Encontraron los goles en el momento justo", declaró Godin. Hasta la apertura del marcador, la Celeste había hecho el partido esperado. Bien agrupada en el fondo y con balones largos para que Suárez y Stuani buscaran su oportunidad. El cabezazo de Varane quemó los papeles y no hubo manera de darlo vuelta.

En los días previos se habló mucho de la importancia de "los detalles" en este campeonato. Se puede decir que el seleccionado charrúa quedó afuera por un par de detalles. Primero, el esfuerzo impresionante de Cavani en aquella jugada contra Portugal que lo marginó del choque con Francia. Después, la pelota perdida por Bentancur cerca del área que lo obligó a cometer la infracción que terminó en el gran centro de Antoine Griezmann para la definición de Varane. Y por último, el paso de más que dio Muslera tras el disparo débil del número siete galo.

Lo que no fue un detalle y que es una de las asignaturas pendientes en lo futbolístico fue la falta de ideas para ir a buscar el empate. Es cierto que sin Cavani todo se hace más complicado porque se pierde el cincuenta por ciento del poderío ofensivo, pero también lo es que el equipo casi no pateó al arco y no creó espacios para que Suárez pudiera tener al menos una ocasión de gol. No es un reproche, pero sí deberá ser algo a tener en cuenta para dar el salto de calidad en los próximos años.

Desde el regreso de Tabárez, Uruguay se acostumbró a jugar Mundiales, a dar pelea siempre y a no tener complejos contra nadie. Volvió a ser Uruguay. Esa es una victoria superior a cualquiera. Aunque, como dijo el Maestro, en un país de semejante tradición futbolística las derrotas se siente y no hay lugar para festejos después de perder. "¿Cuántos equipos de la elite del fútbol mundial se fueron antes que nosotros? Duele, pero creo que ni siquiera tenemos derecho a ser dramáticos. Nuestra realidad es esta. Cuando pase este desazón tenemos que ver dónde estuvimos, de qué participamos. Parece que las cuatro victorias hoy no sirven. Hoy un rival nos superó. Ya no podemos hacer nada por este partido. La gente va a volver a querer a Uruguay en otra Copa del Mundo. Ya participar es algo importante", explicó el DT.

La Celeste deja Rusia triste porque vio desde cerca la gloria por primera vez en muchos años. Ahora, desde el orgullo por lo realizado y con la certeza de ir por el buen camino, comenzará a preparar Qatar 2022. El objetivo es el de siempre: recuperar la gloria que merece.

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