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La selección de EE.UU. y su técnico tienen mucho trabajo por delante

La falta de experiencia entre los jugadores del equipo estadounidense pasó factura. Getty Images

Mucho trabajo tiene por delante Dave Sarachan --o quien sea que acabe como el técnico definitivo de la selección nacional de Estados Unidos-- tras lo visto ante una selección de Brasil que llegó al Estadio Metlife a media máquina, y con eso le bastó para batir a un equipo americano plagado de jóvenes y muy falto de experiencia.

Brasil empezó mandando de cabo a rabo, manejando el balón en su campo, como le gusta hacer a su técnico Tite, para así atacar en cuanto encuentra algún hueco, lo cual ocurrió a los 11 minutos. Douglas Costa recibió en la banda derecha tras una larga combinación de la defensa brasileña en la que medio equipo amasó el balón hasta encontrar al extremo de la Juventus. Antonee Robinson, el joven lateral del Wigan que disputaba su tercer partido como internacional, cometió un error de juvenil al intentar ir a cerrar a Costa, quien con un cambio de ritmo le dejó atrás y encaró hacia el área para centrar y ver como Roberto Firmino anotaba el 1-0.

Nada había ocurrido hasta ese momento en el partido, con Brasil replegado y manejando el balón y Estados Unidos esperando como atemorizado de soltar las marcas de Neymar o Coutinho.

Tras el gol, como era de esperarse, Brasil bajó un poco más el pistón e intentó ralentizar el juego, lo que le dio la oportunidad a Estados Unidos de estirarse en el campo. Esto, a su vez, ayudó a que algunos de los jóvenes talentos que buscaba probar Sarachan empezaran a reclamar el mando sobre el campo. Cabe recordar que el entrenador americano había declarado en rueda de prensa que no quiso contar con jugadores veteranos y consagrados para esta fecha FIFA porque piensa que los jóvenes no se suelen sentir cómodos cuando estos están presentes para llevar la voz cantante. Si lo que buscaba era ver el fuego en los ojos de alguno de estos jóvenes valores, más allá del resultado, entonces debe estar feliz con lo que hizo Weston McKennie.

El jugador del Schalke 04 fue, junto a Trapp y Brooks, lo mejor del combinado americano. Su peso en el mediocampo se hizo presente ante la aparente apatía de Coutinho y Fred, y era sólo cuando llegaba a las inmediaciones Casemiro que tenía que claudicar. McKennie fue el único jugador americano que rondó la oportunidad de disparar a puerta en la primera parte y su empuje hizo que Estados Unidos llegará al área brasileña en un par de ocasiones ya pasada la media hora de juego. Sin embargo, sus jugadas nunca encontraron rematador, por lo que Allison tuvo una noche bastante plácida.

Al minuto 40, con Brasil todavía reservando energías, una nueva jugada por la banda derecha acabó con una internada en el área de Fabinho al que un ligero contacto con Trapp mandó al suelo. Sin tener la ayuda del VAR, el árbitro central pitó penalti y Neymar, que hasta ese momento no había dejado más que un par de caracoleos en el mediocampo, pusó el 2-0 antes del descanso.

Brasil arrancó el segundo tiempo con algo más de ímpetu, llegando a encerrar a Estados Unidos en su propia área por momentos. Neymar tuvo la mejor ocasión para alargar el resultado y sentenciar, pero con el portero ya batido, Miazga sacó el balón bajo el larguero. La canarinha se empezaba a gustar, aunque sin apretar mucho el acelerador, pues sólo con su calidad y experiencia le estaba bastando para superar ampliamente al conjunto americano.

Los cambios empezaron a caer, dándole una clara ventaja a Estados Unidos, pues tanto Kellyn Acosta como Tim Weah se mostraron muy superiores en sus primeras jugadas a sus compañeros Julian Green y Arriola; sobre todo el hijo del ex goleador del AC Milan. Weah fue un golpe de aire fresco para el equipo estadounidense, asociándose con McKennie y Trapp en el medio para empezar a imponerse a una canarinha debilitada aún más tras la entrada de Arthur y Lucas Paquetá, jugador que debutaba con la selección absoluta brasileña, sustituyendo a los inoperantes Fred y Coutinho.

Pudimos ver los mejores minutos del equipo de Sarachan, que rondó el gol en dos buenas ocasiones. Al 65, McKennie remató desviado un servicio de libre directo botado por Acosta, cuando se encontraba completamente sólo ante Allison. Minutos después, una buena dejada de Weah habilitó a Trapp para que disparara ajustado a la base del palo derecho del portero brasileño, pero la estirada de Allison desbarató la ocasión.

Del córner de Estados Unidos nació un genial contraataque brasileño en el cual Filipe Luis, Neymar y finalmente Firmino conectaron para firmar una de las mejores jugadas de Brasil en la segunda parte, hasta que Robinson se cruzó en su camino para despejar el peligro.

Desde ese momento el partido sólo nos dejó un carrusel de cambios (seis en Brasil, cinco en Estados Unidos) y poco más. El equipo de Tite siguió manejando el balón con su ritmo pragmático y cansino, buscando el momento adecuado para atacar la portería de Zack Steffen, mientras Estados Unidos parecía estar contento con el resultado y se limitaban a guardar la posición intentando a toda costa evitar la goleada.

Pocas lecturas habrán sacado ambos entrenadores de este encuentro que, más allá de desentumecer los músculos tras el viaje desde Europa de la mayoría de los jugadores brasileños, dejó bastante que desear desde el punto de vista futbolístico.

Nada más concluir el encuentro, todavía a pie de campo, Dave Sacharan admitió que su equipo estuvo un poco nervioso, pero que con el paso de los minutos fue asentándose y tuvo pasajes realmente buenos. Aseguró que le hubiera gustado ver un mejor futbol cuando los suyos tuvieron la posesión del balón, y destacó a Anthony Robinson --culpable directo del primer gol de Brasil--, de quien dijo que aunque se le notó fuera de sitio al principio, se fue creciendo y al final hizo un gran partido defensivamente. Finalmente, concluyó el técnico interino de Estados Unidos que, a pesar del resultado, la experiencia de jugar contra el pentacampeón del Mundo le vendrá muy bien a sus muchachos en el futuro.

Seguramente para Tite el partido no haya pasado de ser un mero entrenamiento y una buena excusa para juntar a sus chicos tras el Mundial. Brasil tiene que jugar mucho mejor y lo hará, pues cuenta con muchos jugadores con un talento inmenso.

La situación para Estados Unidos es bastante diferente. A falta de veteranos como Jozy Altidore, Brad Guzan o Michael Bradley, este jovencísimo e inexperto equipo dio muestras de estar bastante lejos del nivel de un conjunto como Brasil que, a pesar de disputar el partido con el freno de mano echado, no deja de ser una potencia mundial.

A Estados Unidos le espera un largo y arduo camino si quiere llegar a clasificar al Mundial 2022 de Catar.