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Efraín Álvarez: Entre la genialidad y el ridículo

El 20 de junio de 1976, el checoslovaco Antonin Panenka sorprendió al mundo al ejecutar un penalti con un gesto tan inesperado como irreverente: tocó el balón con suavidad para apenas elevarlo y que llegara flotando a la red, mientras el portero, engañado, caía vencido a un costado.

Era la Final de la Eurocopa de aquel año entre Checoslovaquia y el gran favorito Alemania, que terminó con empate agónico 2-2 de los teutones, y luego de disputarse la prórroga, fue necesario definir al Campeón por medio de la tanda de penales.

“Pedí el quinto disparo… Luego, todos marcaron sus lanzamientos, menos el que me precedió a mí, fallado por Hoeness… No sé qué me pasó porque estaba convencido al mil por ciento (de cobrar como lo hizo)”, contó Antonin hace algún tiempo, casi 40 años después, en una entrevista con la revista que lleva su nombre, ‘Panenka’.

Ese cobro, en el que tuvo enfrente nada menos que al mítico guardameta alemán Sepp Maier, no solo le dio el título a Checoslovaquia… También lo volvió inmortal.

Se desconoce a ciencia cierta quiénes fueron los primeros que empezaron a imitar aquella ejecución, y mucho menos, el que bautizó el cobro como ‘un penalti a lo Panenka’.

Zinedine Zidane, en la Final Francia-Italia de la Copa del Mundo de Alemania 2006; el uruguayo Sebastián Abreu, en los Cuartos de Sudáfrica 2010 frente a Ghana, y Francesco Totti, en la Eurocopa del 2000, son de los más célebres personajes que han rendido homenaje a Antonin Panenka.

Lejos de lo que se piensa, el creador de esa peculiar y arriesgada forma de cobrar una pena máxima, no lo hizo por lucimiento personal, pues en ese tiempo no existía antecedente alguno de un disparo con semejante creatividad.

“Era el camino más sencillo que se me ocurrió para llegar al gol”, contó el autor en la charla referida.

Lo cierto es que hoy en día, quienes se atreven a emularlo, caminan sobre una cuerda floja que conduce a los elogios por el ‘valor’, o a la condena por la irresponsabilidad…

El capítulo más reciente lo protagoniza el mexicano Efraín Álvarez, quien en la tanda de la Semifinal del Mundial Sub 17 ante Holanda, decidió cobrar ‘a lo Panenka’ siendo el primer ejecutor, y el portero recibió con los brazos abiertos el regalo.

“Pensé que no se lo iba a esperar en el primer tiro… Muchos no se atreven, yo me atreví y no salió, pero afortunadamente mis compañeros me respaldaron”, dijo aliviado el chico de 17 años y cuatro meses, luego de que, pese a su falla, México consiguió avanzar a la Final, gracias a tres atajadas del portero.

Álvarez es un futbolista con muchas condiciones, que incluso llegó a ser elogiado por Zlatan Ibrahimovic, su ahora excompañero en el Galaxy de los Ángeles: “He dicho que él es el mayor talento en esta liga (MLS) y está listo para jugar a pesar de que solo tiene 17 años”.

Sin embargo, como todo joven, también es irresponsable. Tras darle el empate 1-1 al Tri por medio de un golazo de tiro libre, se preocupó más por ‘callar’ al público o a algún destinatario en particular, que por festejar con sus compañeros.

En la cancha todavía le falta mayor compromiso y solidaridad, porque llega a tener desplantes de un futbolista sobrado, cuando está empezando el camino para construir una carrera.

Afortunadamente para Efraín, no quedará marcado por una falla, gracias en gran medida al portero Eduardo García, quien fue el héroe de México al atajar tres penaltis.

Pero es una llamada de atención a tiempo. Le falta mucho trecho por andar y se vale equivocarse, experimentar, atreverse… Lo único que no se vale a los 17 años ni a cualquier edad, es no aprender.