Fútbol Americano
Gabriele Marcotti | ESPN FC 4y

Partidos, partidos y más partidos: El calendario de fútbol es el más saturado de cara al Mundial 2022

El fútbol tenía un plan. Las eliminatorias a la Copa del Mundo 2022 finalizarían para marzo de ese año; con la celebración del sorteo un mes después, y el inicio del torneo previsto para el 21 de noviembre de 2022 en Catar. Sin embargo, llegó la pandemia global; y con ella, las luchas, los ajustes y, sobre todo, las negociaciones entre las dos almas que viven dentro de este deporte: el balompié de clubes y el fútbol de selecciones.

Ambos lados se mantienen unidos en contra de un enemigo común, el coronavirus; aunque también se mantienen atentos a la hora de defender su pedazo de un pastel del fútbol mundial que es más pequeño que antes. Y sólo dos confederaciones (UEFA y África) tienen la oportunidad de decidir la celebración de eliminatorias mundialistas para la fecha originalmente prevista. Los calendarios de los cuatro entes restantes (CONCACAF en América del Norte, CONMEBOL en Suramérica, AFC en Asia y OFC en Oceanía) se han visto, de distintas formas, afectados por la COVID-19.

El mes pasado, presidente de la FIFA Gianni Infantino expresaba optimismo, indicando que el aspecto positivo de disputar una Copa del Mundo en época invernal radica en que el fútbol contaba con un poco más de flexibilidad. Sin embargo, esto sigue implicando embutir eliminatorias mundialistas, Liga de Naciones, la Eurocopa 2020 (a jugarse en 2021), Copa Oro de la CONCACAF, Copa Africana de Naciones, el torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos y la Copa América para celebrarlas todas durante los próximos 25 meses, todo dentro del delicado consenso que redunda en el Calendario de Partidos Internacionales de la FIFA. Todo ello, mientras anhelamos que la pandemia no desate mayor caos sobre el mundo.

La semana pasada, la FIFA modificó sus reglas relativas a los permisos de jugadores para disputar partidos internacionales para lo que resta del 2020. Previamente, era obligatorio que los clubes cedieran jugadores durante los parones internacionales; hoy en día, se convirtió en optativo hasta la llegada del año nuevo, siempre y cuando existan restricciones de viaje con cuarentenas obligatorias, bien sea en la sede del club o en el destino de concentración de la selección nacional, y los respectivos gobiernos no hayan otorgado "excepciones al deporte". Esto no representa mayor problema para Europa, ya que generalmente, los distintos países conceden excepciones con celeridad y en raras ocasiones los viajes tardan más de un par de horas. Sin embargo, éste es un tema con consecuencias mucho mayores en otras partes del mundo, como Sudamérica, África o Asia, cuyos combinados nacionales cuentan con una mayoría de jugadores radicados en el extranjero.

Existen dos caras de esta moneda. La primera es el bienestar de los jugadores, particularmente dentro de un calendario de partidos sumamente congestionado. Los clubes no disfrutan de ceder a sus futbolistas en los mejores momentos, mucho menos durante una pandemia. Meterlos en aviones y despacharlos al otro lado del mundo, donde los protocolos médicos quizás no sean tan estrictos como en "casa", es algo que mantiene en vela a los directivos de los clubes. Sumemos el hecho que, con los constantes cambios a los lineamientos de los distintos gobiernos de todo el mundo, que se produce a medida que las cifras de contagiados ascienden y caen, existe el riesgo de someterlos a confinamiento obligatorio una vez hayan vuelto a casa. Eso podría implicar dos semanas adicionales de indisponibilidad, junto con la pérdida de tiempo de entrenamiento, lo que resulta que quizás los futbolistas no se encuentren en nivel físico apto para jugar partidos y estén nuevamente disponibles hasta principios de noviembre... justo a tiempo para viajar y disputar la próxima fecha FIFA.

Éstas son las razones por las cuales varios representantes de los grandes clubes y ligas de Europa, al igual que FIFPro, sindicato de futbolistas, se reunieron con la FIFA el mes pasado, con el objetivo de llegar a un acuerdo. Rutinariamente, los profesionales oriundos de Asia, África y América del Sur deben asumir la obligación de hacer múltiples viajes intercontinentales cada otoño: entre los trayectos para disputar compromisos internacionales y de Champions League, Lionel Messi (por ejemplo) tiene pautados juegos en España, Argentina, Bolivia (con su considerable altitud), Italia, Perú y Ucrania... todo ello, durante las próximas seis semanas y media.

El otro aspecto, si bien es algo crudo, no deja de ser válido: los clubes pagan los salarios de los futbolistas y, cada cierto tiempo, se ven obligados a cederlos para disputar compromisos internacionales sin recibir mucha compensación. Entregarlos para que se sometan a actividades de alto riesgo puede parecer innecesario e incluso injusto, particularmente cuando no abunda el dinero y los efectos económicos de dejar de disputar compromisos a nivel europeo, o caer en el descenso por no contar con algunos futbolistas debido a los efectos secundarios de los partidos de selecciones, se ven magnificados.

También contamos con el evidente otro lado de la moneda: el fútbol de selecciones. Era fácil olvidar estos días mientras degustábamos el sorteo de Champions, el regreso de los grandes torneos domésticos de Europa y las horas finales de la ventana de fichajes; pero para la mayor parte del mundo, la selección nacional es lo más importante, particularmente durante un ciclo de eliminatorias mundialistas.

Lo fundamental radica en que muchos combinados nacionales no disputaron partidos competitivos durante el año pasado y existe poco margen de acción dentro del Calendario de Partidos Internacionales.

Tenemos dos fechas en septiembre de 2022 y otras dos en octubre de 2022; y todas fueron asignadas a competiciones regionales. De inmediato, nos podemos imaginar que éstas puedan ser utilizadas para resolver distintos temas pendientes de eliminatorias mundialistas, incluso si ello significa correr la arruga en otros torneos. En el peor de los casos, algunos compromisos de ida y vuelta se pueden convertir en encuentros de eliminación directa: eso le funcionó bien a la Champions, pero las eliminatorias mundialistas representan un animal totalmente distinto.

Se puede analizar convertir algunos parones de dobles tandas en tandas triples, tal como lo hará la UEFA en los dos recesos por venir; en parte, para satisfacer compromisos asumidos con la televisión. Reiteramos: ésto es relativamente sencillo de hacer en Europa, donde las distancias son menores y la infraestructura es óptima. En otros lados del mundo, podría convertirse en una pesadilla logística. Ni hablar del tema de la salud de los futbolistas.

"Triples tandas" de fútbol implican disputar tres partidos en un lapso de siete días. Por cierto, esa es la razón por la cual Italia (34 jugadores) e Inglaterra (30) convocaron plantillas ampliamente extensas para la próxima Fecha FIFA: de no hacer rotaciones, los seleccionadores se enfrentarán a la ira de los clubes. Eso es importante, porque este ciclo de eliminatorias se llevará a cabo en medio del calendario de clubes más saturado de la historia. Las ligas domésticas de Europa, donde la mayoría de los futbolistas desempeñan su oficio, tuvieron un arranque tardío consecuencia del receso primaveral y terminarán antes de tiempo, gracias al Campeonato de Europa.

En Inglaterra, decidieron seguir adelante y disputar la Carabao Cup, regresando a la regla de un máximo de tres suplentes. Después de la cuarentena, se introdujo una norma provisional que permitía hasta cinco sustitutos, con el fin de permitir mayores rotaciones, disminuyendo la carga física y el riesgo de lesiones. La Premier League votó y decidió, por estrecho margen, volver a los tres sustitutos, creyendo (erróneamente, a mi criterio) que contar con cinco suplentes representa una ventaja injusta para los clubes de mayor renombre. La temporada 2020-21 de la Premier League tendrá la misma cantidad de partidos que el torneo 2018-19, pero dicha campaña fue aproximadamente un 10 por ciento más prolongada.

Apenas se puede gestionar la situación, si la pandemia lo permite. Las distintas legislaciones varían un poco; pero las ligas se mantienen firmes en su posición de no reprogramar partidos si un club se ve afectado por un brote de positivos de COVID-19; al punto que, en la mayoría de los casos, si un club cuenta con 13 futbolistas en plena capacidad física (incluyendo jóvenes bajo contrato profesional) no se concederá aplazamiento alguno. ¿Por qué? Porque no habría ninguna fecha para reubicar el compromiso en el calendario; razón por la cual presenciamos el absurdo espectáculo del Tottenham Hotspur, que se vio obligado a disputar tres encuentros competitivos (un partido de octavos de final de Carabao Cup contra el Chelsea, una eliminatoria de Europa League contra Maccabi Haifa y un cotejo de Premier como visitante contra Manchester United) en un periodo de seis días previos a la Fecha FIFA.

Estamos conscientes del por qué ocurre todo esto. Los distintos clubes europeos proyectan un descenso en sus ingresos superior a $4 mil millones entre los torneos 2019-20 y 2020-21. Podría ser un poco menos si se permite el ingreso de aficionados a los estadios antes de lo previsto (hablándose de un máximo del 50% de la capacidad); podría ser un poco (o mucho) más si las tribunas se mantienen cerradas o si una mayor cantidad de televisoras o auspiciadores se declaran en bancarrota o intentan renegociar sus contratos para pagar menos. El mundo del fútbol necesita exprimir su producto al máximo posible. En la vasta mayoría de los casos, no se trata de ser codiciosos. Es un tema de supervivencia.

Existe una sensación de "crucen los dedos e intenten aprovechar al máximo posible, mientras se pueda" que se ha apoderado del balompié mundial. Normalmente, éste es el momento en el cual un columnista señalaría soluciones alternativas, lamentándose de la ineptitud y avaricia de los ejecutivos a cargo. Detestaría hacerlo en la coyuntura actual, porque los últimos 10 meses nos han demostrado cuántos aspectos de la vida son ajenos a nuestro control y en parte, porque no estoy seguro de que pudieran haber hecho algo distinto y factible.

Ésta ya es una temporada muy peculiar, marcada por un asterisco. Esperemos que no pase de un pie de página y se convierta en algo que termine definiendo el curso de los próximos 18 meses.

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