Fútbol Americano
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El día que, en Wembley, la Selección Uruguaya volvió a poner en jaque la supuesta supremacía de Inglaterra en el fútbol

El 11 de julio de 1966, Inglaterra y Uruguay inauguraron en Wembley la octava edición de la Copa Mundial de Fútbol. Con el empate 0 a 0 bajo la atenta mirada de la Reina Isabel II desde el palco del mítico estadio, la Celeste volvía a poner en jaque el supuesto dominio británico en el deporte rey.

El fútbol inglés ya parecía querer olvidarse definitivamente del impactante triunfo de la Hungría de Puskas por 6 a 3 en Wembley en el amistoso de 1953. Su autopercepción como ‘los dueños del balón’, basado en haber formalizado las reglas de este deporte, no podía sustentarse en los resultados, recibiendo incluso en el Mundial de 1950 el duro revés de quedar afuera en la primera fase al caer ante España y Estados Unidos.

No obstante, el orgullo británico permanecía estoico y el Mundial de 1966 era el marco ideal para corroborar que 'seguían siendo los dominadores' del deporte que en otros sitios había tenido un notorio desarrollo desde comienzos del siglo XX. Por primera vez, los partidos de la Copa serían televisados en directo y a color, y hasta el presidente de la FIFA, Stanley Rous, era inglés.

Antes de comenzar el partido inaugural, la Reina saludó uno por uno a los futbolistas sudamericanos, quienes eran presentados por su capitán Horacio Troche. El público esperaba un triunfo sencillo y holgado; si bien Inglaterra no había clasificado a la Eurocopa de 1964, tampoco Uruguay atravesaba un gran momento, ya no contaba con la generación del Maracaná, quedando afuera del Mundial de Suecia ’58 y sin poder pasar la primera fase en la Copa del Mundo de Chile de 1962.

Sin embargo, no hubo victoria local, ni sencilla, ni holgada; fue 0 a 0 parejo para enojo de los británicos, cuyos futbolistas, frustrados por el empate, no fueron a la mitad de la cancha a saludar a la Reina una vez finalizado el partido.

Tiempo después, en declaraciones a la colección ‘Estrellas Deportivas’ de El Diario (expresiones recopiladas en el libro ‘Celeste mundial. Historia Oficial de la Selección Uruguaya en las Copas del Mundo’ de Gerardo Bassorelli), el uruguayo Omar Caetano recordaba: “Los británicos habían pensado que seríamos presa fácil y realmente lucían imponentes al salir a la cancha. Nadie daba en realidad mucho por nuestra chance y, sin embargo, nos permitimos el lujo de jugarles de igual a igual y empatarles en su propio reducto para asombro del mundo. Salimos a relucir nuestra clásica garra, pero también un nivel futbolístico que los principales críticos del mundo reconocieron con hidalguía”.

En el citado libro, también se destacó lo que comentó el ya fallecido Néstor Gonçalvez en junio del 2010 en ‘Últimas Noticias’: “Nunca vi un futbolista uruguayo preocupado por ser visitante, ni por tener un estadio lleno en su contra. El uruguayo es inconsciente, audaz y atrevido, y eso lo ha llevado al éxito. Fuimos como punto… ¡y les pegamos un susto a los ingleses! Siempre recuerdo las palabras del arquero Luis Maidana antes del comienzo del partido: ‘No les ganaremos, pero el susto se lo van a llevar’. Y fue así”.

Para dicho encuentro, el entrenador Ondino Viera ordenó una celosa marcación sobre Bobby Charlton, tratando de impedir sus pases profundos, así como la referencia constante sobre los jugadores por banda del elenco local, que fiel a su estilo trataba de ser vertical por las puntas para cargar sobre el área visitante. Además del buen orden ofensivo, Uruguay contaba con la figura de su arquero Ladislao Mazurkieweicz, quien con 21 años jugaba su cuarto partido defendiendo el arco celeste (en mayo de ese 1966 se había consagrado campeón con Peñarol de la Libertadores y en octubre de ese año alzaría la Copa Intercontinental al derrotar al Real Madrid).

La falta de ingenio inglés facilitó la concentrada tarea uruguaya de anular al rival por lo que el 0 a 0 resultó justo, según mencionan las crónicas de la época.

En la segunda fecha, Uruguay venció a Francia por 2 a 1, e Inglaterra derrotó a México por 2-0; en la última jornada, los locales vencieron 2-0 a los galos, y la Celeste igualó sin goles ante la selección azteca. Así, ingleses y orientales clasificaron a los cuartos de final.

Ya en régimen de play-off, Uruguay cayó ante Alemania Federal por 4 a 0, e Inglaterra eliminó a Argentina por 1 a 0. Para dicha instancia, los delegados uruguayos habían pedido un sorteo para la designación de los árbitros, petición que fue denegada. La FIFA designó a un árbitro inglés (James Finney) en el partido de Alemania y a un referí alemán (Rudolf Kreitlein) para el encuentro de Inglaterra.

Las dudas generadas por esta designación, que también se basaban en ‘la cacería de Pelé’ que Brasil sufrió en la fase de grupos, fueron confirmadas con las decisiones arbitrales en los partidos que determinaron la eliminación de las dos selecciones rioplatenses.

En el choque de Uruguay, algunos jugadores celestes reclamaron gol en el remate de Cortés a los cinco minutos, pero la terna arbitral indicó que la pelota no había picado dentro del arco defendido por Hans Tilkowski. A los 8’, el inglés Finney desestimó un evidente penal cuando, en la línea de gol, el defensa Schnellinger rechazó con la mano un cabezazo de Rocha, acción de la que afortunadamente hay fotografías para registrar el grosero error arbitral (para que se tenga una idea, fue una jugada muy similar a la de Luis Suárez ante Ghana en el Mundial del 2010).

Alemania Federal marcó el 1-0 a los once minutos; en el inicio del complemento, el árbitro expulsó al capitán celeste Troche y luego a Silva. En los últimos 15’, el elenco europeo marcó otros tres goles jugando 11 contra 9 y selló en el Estadio de Hillsborough (Sheffield) su clasificación a las semifinales, donde eliminó a la URSS.

A la misma hora del 23 de julio de 1966, en Wembley, Inglaterra vencía 1-0 a Argentina también con una gran polémica arbitral: a los 35’ el alemán Kretlein expulsó por protestas al capitán Antonio Ubaldo Rattín. El elenco inglés logró imponerse con tanto de Hurst a los 78’ y pasar a semifinales, enfrentando y venciendo a Portugal.

En la final, alemanes e ingleses debieron ir a alargue tras empatar 2 a 2 en los 90’. En el tiempo extra, se produjo el histórico ‘gol fantasma’ de Geoff Hurst, cuyo remate al minuto 101 pegó en el travesaño y en el pique al suelo del balón no pudo constatarse que haya ingresado al arco alemán. Sin embargo, el árbitro suizo Gottfried Dienst convalidó el gol, marcó el 3-2 y el elenco local obtuvo una ventaja que luego ampliaría a los 120’ con un nuevo tanto de Hurst.

Así, Inglaterra pudo por fin consagrarse campeón mundial en su Copa del Mundo (nunca el posesivo fue tan descriptivo), que comenzó con aquel empate sin goles ante Uruguay, y cuyas polémicas a lo largo del torneo no hicieron más que acentuar los argumentos que cuestionan el supuesto dominio inglés, haciendo casi absurdo su título de reyes sobre este deporte universal.

Ficha del partido:

Wembley Stadium, Londres (Inglaterra). Hora 19:30 (hora local). Primera fecha, Grupo 1. Copa Mundial 1966. Público: 87.148.

Árbitros: Istvan Zsolt (Hungría), Tofik Bakhramov (URSS) y Dimitar Rumentchev (Bulgaria).

INGLATERRA (0): Gordon Banks; George Cohen, Jackie Charlton, Bobby Moore y Ray Wilson; Nobby Stiles, Bobby Charlton, Alan Ball y John Connelly; Jimmy Greaves y Roger Hunt. DT: Alf Ramsey.

Resto del plantel: Ron Springett, Peter Bonetti, Jimmy Armfield, Gerry Byrne, Norman Hunter, Martin Peters, Ron Flowers, Ian Callaghan, Geoff Hurst, Terry Paine y George Eastham.

URUGUAY (0): Ladislao Mazurkieweicz, Horacio Troche, Luis Ubiña, Jorge Manicera y Omar Caetano, Julio César Cortés, Pedro Rocha, Néstor Gonçalves, Milton Viera, Héctor ‘Lito’ Silva y Domingo Pérez. DT: Ondino Viera.

Resto del plantel: Roberto Sosa, Walter Taibo, Pablo Forlán, Nelson Díaz, Luis Ramos, Emilio Álvarez, Eliseo Álvarez, Héctor Salvá, Víctor Espárrago, José Urruzmendi y José Sasía.

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