James Rodríguez fue titular en el empate 0-0 de la Selección Colombia frente a Paraguay en Barranquilla por la fecha 14 de las Eliminatorias. Se fue agotado y sin el respaldo ofensivo necesario para desequilibrar con su técnica. La Selección completó cinco partidos sin marcar.
El 4-4-2 de Reinaldo Rueda permite que el equipo arranque con sus jugadores más técnicos desde el inicio en casa. Lo hizo con Juan Fernando Quintero ante Brasil y Ecuador. Repitió el martes en el regreso del 10 a la tricolor frente a los paraguayos. El plan incluye retrasar a Juan Guillermo Cuadrado como lateral para fortalecer el ataque.
Pero la propuesta muere en el pizarrón. Colombia se enreda con la pelota, desencadena una tormenta de imprecisiones, lleva al límite el egoísmo en los intentos individuales y los diferentes son los que sufren.
Le pasó a JuanFer y lo puede contar James. Por su falta de ritmo necesitaba más acompañamiento para marcar diferencia. Luis Muriel le devolvió pocos pases, mientras que Luis Díaz exageró con sus intentos individuales, valiosos, aunque esta vez sin efectividad. Tampoco tuvo el respaldo de Jefferson Lerma para combinar cuando jugó por el centro.
En el segundo tiempo le sentó mejor el 2-3-1. Se acomodó con Díaz y Diego Valoyes de extremos. Con un poco más de fútbol interior quedó perfilado para aprovechar su remate de media distancia con la que asustó al portero Antony Silva. También extrañó la sociedad con Cuadrado. El antiqueño se cansó por los recorridos largos en la banda, terminó confundido para elegir entre centrar o encarar.
James justificó su regreso desde el compromiso con la Selección aún lejos de su versión ideal. Bajó a recuperar el balón, se lanzó al piso a trabar, animó a un estadio frío con algunos taquitos…
Su efectividad con los pases fue del 76 por ciento, ganó tres duelos y tuvo un remate directo al arco. Salió cansado a los 78 minutos.
El esfuerzo le suma puntos para la calificación final de seis puntos. La tricolor se fue en blanco por quinto partido consecutivo. Desperdició a James que aún disminuido, bien rodeado, se hace sentir.