Jorge Célico, entrenador de Barcelona SC, habló en exclusiva con ESPN.com. Gentilmente, el DT argentino se hizo unos minutos para evaluar la actualidad del club en la Liga Pro, dar explicaciones sobre la renovación en el plantel, analizar a las formativas del Ídolo y anticipar cuál le gustaría que fuera su legado.
-¿Cómo evalúa el actual momento de Barcelona y cuál es el objetivo para la temporada?
-Quizás no arrancamos bien esta segunda etapa, recién ahora nos estamos acomodando. El equipo da indicios de que ha mejorado, esperemos que siga así. La idea es tratar de evitar la final, que siempre termina siendo un partido en el que puede pasar cualquier cosa. Creo que estamos con posibilidades de hacerlo. Jugar la final no esta en nuestra cabeza, en este momento. La idea es ganar la etapa como lo hicimos en la primera fase. El momento ahora no es malo. El equipo está jugando mejor, creando más situaciones, convirtiendo.
-¿Este momento también está marcado por un proceso de renovación en el plantel?
-Se dieron casos muy especiales. Algunas salidas tuvieron que ver con bajos rendimientos. Quizás uno esperaba un poquito más de Carlos Garcés, no tuvo una buena primera parte del año. Es un buen jugador pero no estuvo igual a cómo venía y ahí decidimos recambiarlo. Tuvimos, también, el tema de Gabriel Cortez, que pasa por otro lado. Entendimos que era mejor que saliera del mundo Barcelona. Y, después, hubo otras situaciones que se dieron por el interés de algunos equipos: León por Byron Castillo, desde Brasil por Gonzalo Mastriani y Emmanuel Martínez. Situaciones que son difíciles de controlar porque está en juego el futuro del jugador, la economía del club. Se fue dando así y eso generó un recambio. Gracias a Dios tenemos un plantel amplio donde cada jugador le da algo distinto al equipo.
-Parte de esa profundidad de plantel tiene que ver con las formativas de Barcelona, ¿cómo evalúa su nivel?
-Las formativas acá están taponadas. Típico de equipo grande, donde darle la posibilidad al joven es bien complicado porque se arman planteles de 27 o 28 profesionales y el técnico que está a cargo los prioriza. Cuando los vas viendo te das cuenta que el nivel de los chicos es bueno. Necesitan, lógicamente, el rodaje, tirarlos a la cancha, así como alguna vez a esos profesionales les han dado la oportunidad. Hay buenos jugadores, de hecho hace poco debutó un chico de 16 años (Allen Obando, 13/6/06). Un chico que tiene unas condiciones terribles. ¿Qué vamos a esperar, a que tenga 20 años para ponerlo? No tiene mucho sentido.
-¿Apariciones como la de Obando hacen más fácil aceptar la venta de futbolistas?
-Alfaro Moreno, en eso la verdad que ha sido impecable, ante cada negociación me ha consultado cuál era mi deseo. Yo no le cerraría la puerta a nadie porque confío en estos chicos. Creo que la forma es darles ese empuje. Hoy es Obando. Pero también ha debutado conmigo Isaac Delgado (19 años), Edwin Valencia (19), Guillermo Rendon (20) que es un chico que estaba fuera del circuito, o jugaba Leonel Quiñonez o jugaba Jonathan Perlaza retrasándose, y nosotros vimos en él un buen marcador. Jugó dos partidos, por la expulsión de Leonel, y la verdad es que lo hizo impecable.
-¿Las formativas de Barcelona están al nivel de Independiente del Valle y Liga de Quito?
-Hay una mala idea que las formativas de los equipos grandes no tienen nada. Como es difícil ver debutar a un juvenil la gente cree que las inferiores de Barcelona no tienen jugadores buenos, pero los tiene. El proyecto de Independiente es distinto, no tanto el de Liga. En Liga se dio un poco la necesidad del club, en algún momento, de meter jóvenes. Pero el proyecto de Independiente es darles espacio, ya lo tienen incorporado. Y, claro, si pones a jugar a jóvenes que juegan bien quédate tranquilo que van a rendir, no es tan difícil esa ecuación.
-¿El peso del "mundo Barcelona" hace más difícil darle espacio a los juveniles como en Independiente?
-Claro, la presión que tenés. También para el chico es difícil, porque acá se juntan un montón de entornos. No es, solamente, la responsabilidad de jugar y no equivocarte. Es lo que te carga tu familia porque estás en Barcelona, el periodismo, la afición, el amigo del barrio, el compañero del colegio, es terrible. Los chicos tienen una carga enorme pero, bueno, justamente probar si tienen la capacidad de superar esa carga está en manos nuestras.
-¿Cómo se acompaña el desarrollo de un futbolista ante tan presión?
-Preparándolos y viéndolos. Y siendo un tutor de ellos, en el sentido de la palabra, de guía, que les haga ver día a día que estas situaciones son así. De a poco, aconsejarlos. El mundo Barcelona es bien complicado y para un jovencito es terrible. Hay que buscar contextos buenos para ir poniéndolos. Porque tampoco quiere decir que si Barcelona no gana dos o tres partidos pones a todos los chicos. Por ese lado no lo veo, lo veo por el lado de buscarles un buen entorno para tirarlos a la cancha que es lo que estoy tratando de hacer.
-¿Esta búsqueda por darle lugar a los juveniles fue prioritaria en la propuesta de Alfaro Moreno cuando le ofreció el cargo?
-No, nunca se dejó de lado salir campeón. Barcelona requiere ganar todo lo que enfrenta. Pero cuando conversó conmigo, Alfaro Moreno tenía muy claro que entrenador traía. Hay dos tipos de entrenadores, quienes administran equipos de grandes figuras y quienes construyen equipos. Yo me pongo de ese lado. La construcción de un equipo requiere tiempo. Alfaro Moreno tenía claro que estaba llevando a un entrenador que requiere tiempo para implantar su idea, para promocionar jóvenes. Si querés construir una idea de juego en función de movimientos, ejercitaciones, repeticiones, todo eso te lleva más tiempo. Mi deber es potenciar a los buenos jugadores jóvenes que tiene Barcelona. Para mañana, al irme, poder decir que todo lo que el club me redituó económicamente de alguna manera se lo devuelví dejando un capital importante para el futuro, en lo deportivo y lo económico.