La eliminación de la Selección Mexicana Sub-20 es una nueva demostración de la incapacidad que hay en clubes para poder consagrar los talentos que asoman
LOS ÁNGELES -- Los damnificados tendrán su mausoleo en Chile. Los culpables seguirán pululando impunes e inmunes en las bancas y escritorios del futbol mexicano.
México Sub-20 sucumbe, pero no arredra ante Argentina. 2-0, el epitafio. Una sepultura con los Santos Óleos de la inmadurez en momentos clave.
1.- En el 1-0, Eduardo Arce desperdicia el tiempo, y sus jugadores no descifraron como reagruparse ante la contingencia de tener sólo 10 hombres, tras la intempestiva salida de Alexéi Domínguez por lesión.
2.- En el 2-0, los centrales (Rodrigo Pachuca y Diego Ochoa) son tomados a contrapié por Mateo Silveti, y los dos laterales (César Bustos y Everardo López) titubean y llegan tarde a la cobertura.
Inmadurez. Falta de oficio, pero, sobre todo, falta de formación, de educación, de capacitación, de experiencia y de malicia.
No es un problema de la capacidad de estos futbolistas mexicanos, sino de la incapacidad de quienes los han formado, y de quienes formaron –o improvisaron--, a quienes los han formado.
1.- Es decir, ni caer en el mimo lastimero ni en el compasivo arrumaco de corear que cayeron de cara al sol y con los botines puestos. El consuelo innecesario es un acto de indulgencia piadosa, y estos jugadores de la Selección Mexicana Sub-20, no lo necesitan.
2.- Ni tampoco soslayar los abismos de formación en el futbol argentino. Técnicamente superiores, atléticamente con ventaja, y la sapiencia para entender –o memorizar—las circunstancias del partido.
No es halago, pero, por ejemplo, Valentino Acuña receta tres patadas de apercibimiento en los primeros minutos del partido, y después ya con la amarilla a cuestas, se dedicó al choque con la parte superior del cuerpo.
Alguna vez, Ricardo LaVolpe, hace años, dirigiendo al Tri, soltó, en un fugaz momento de lucidez, una frase lapidaria y ecuménica para el entorno: “el futbolista mexicano es un analfabeto táctico”, reflexión que hasta ha sido plagiada, abusada y mal usada.
Y, cierto, no es sólo la incapacidad de aprender y madurar del futbolista mexicano, sino la incapacidad para enseñar y orientar de los entrenadores en los clubes mexicanos.
Juan Carlos Osorio, el mecenas emocional y futbolístico de Gilberto Mora, confiaba alguna vez, en una concentración de la Selección Mexicana: “El problema no es si llega un futbolista insuficientemente capacitado (a la selección), el problema es que su capacitador ya ha tenido a muchos otros jóvenes y los ha dejado insuficientemente capacitados, sin que nadie se dé cuenta de ello”, y agregó: “desde niños se les compromete más con el dinero que con la gloria, y ese es un error a veces irreparable”.
Por eso, los culpables no perdieron 2-0 ante Argentina. Son, acaso, damnificados, víctimas, de aquellos que en banca y en escritorio confabulan con promotores al amparo de silenciosas corrupciones.
La reflexión es simple: si cualquiera de los jugadores mexicanos que ayer dejaron sus ilusiones hechas jirones, pero su dignidad íntegra y fortalecida, si cualquiera de ellos, hubiera tenido acceso a genuinos formadores, como los de sus rivales, la historia pudo haber sido distinta.
Habrá quien, burdamente, quiera ampararse, en la forma en que México, copó, arrinconó e hizo recular a Argentina en los últimos minutos. Quien lo haga, padece seriamente de lectura de futbol y de las pretensiones extremas de los argentinos.
El gran problema llega para los mozalbetes y para su propio entrenador.
1.- ¿Sabrán mantener bajo un nuevo proyecto a Eduardo Arce? O, simplemente, como lo hicieron con Ricardo Cadena antes, sólo le mostrarán la puerta de salida. Para la cultura de la ignorancia, la improvisación y el miedo, con que se maneja la FMF, es probable que decida que ha terminado su ciclo.
2.- ¿Cuántos de estos futbolistas aspiran a ser titulares en sus equipos? Una minoría ¿Sabe Usted cuándo el Chicha Sánchez jugará en Tigres? ¿Saben cuándo Diego Milito se atreverá a respaldar y a madurar a Hugo Camberos? ¿Acaso el mejor futuro para Diego Ochoa es que lo rescate el Guadalajara? Y los etcéteras que se puedan agregar.
Si, a todos ellos, les espera la Ley de Herodes, una verdad tan incontestable y tan constatable en México… “o te chin*** o te jodes”.
Y ahora, todos los vocingleros de promotores o de la mentira, dónde terminarán colocando a la decena de futbolistas que aseguran que ya estaban en las mejores ligas de Europa. Sí, el silencio es a veces la mejor sepultura para las falsedades.
Así, quede claro, la eliminación de la Selección Mexicana Sub-20, es una nueva demostración de la incapacidad que hay en clubes para poder consagrar los talentos que asoman, a veces, en, por ejemplo, selecciones Sub-17.
No, no hubo culpables en el Estadio Nacional de Chile. Acaso responsables. Los verdaderos victimarios están o han estado en las bancas y en los escritorios, y muchos de ellos hasta encontraron la comodidad de una trinchera con micrófono.
Por ejemplo, ¿quién realmente asesinó la cantera de Pumas? ¿Y la de Atlas? ¿Y la de América?
