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La película de Maradona, una mirada completamente nueva al personaje más complejo del fútbol

Diego Armando Maradona está en Nápoles. Pero, a juzgar por su mirada ausente en esa escena, podría estar en cualquier otro lado. La fiesta sigue a su alrededor. El resto de los invitados se ríen y están alegres. Se acerca la Navidad. Diego, tantas veces la vida y el alma de este tipo de reuniones, está presente en cuerpo, pero, ¿dónde tiene la cabeza? Una videocámara se detiene en Maradona mientras él mira al espacio. Lo más probable es que si hubieras podido seguir su mirada, no habrías podido ver lo que él estaba viendo.

Maradona parece estar en trance. Se encuentra en un prolongado momento de reflexión. Su duración sorprende, y eso lo hace aún más poderoso. Como espectador, esperas que Diego salga de su estupor, pero sigue así, imperturbable. Nada puede interrumpir su tren de pensamiento.

Esa escena en particular me quedó en la cabeza durante mucho tiempo después de ver el film de Asif Kapadia, "Diego Maradona". Kapadia dice que si tuviera que elegir una toma de las miles que utilizó para compaginar esta notable historia, probablemente sería ésta. La compara con la escena final de la película británica gánster de los años '80, "The Long Good Friday", cuando el personaje de Bob Hoskins (Harold Shand) está atrapado en el asiento trasero de un auto, con la cámara fija en su rostro mientras se da cuenta de que el mundo se le está viniendo abajo. Está demasiado comprometido.

"Puedes ver que está pensando en todo lo que ha hecho, en todo lo que está a punto de pasar. Es como un momento de, ¿cómo se torcieron tanto las cosas?", dice Kapadia. Una suerte de abandono contemplativo, por decirlo de alguna manera. "Cuando pasas un tiempo en el mundo de Maradona, no abundan los momentos en los que lo ves vulnerable, sintiéndose un poco perdido y débil", agrega Kapadia. "En realidad, creo que lo está, pero lo disimula. Y ese es un momento, bastante hacia el final, en el que lo ves pensando, 'Dios mío, todo se va a derrumbar. Todo se va a disparar, ¿verdad?' Y así es".

Las emociones que evoca la película en más de dos horas y 10 minutos son muchas, y variadas. Está la conmoción por la durísima pobreza de su niñez en Villa Fiorito. La desorientación que debe haber sentido cuando se mudó de Barcelona a Nápoles en 1984, capturada magníficamente en una escena inicial idéntica a la del film de 1971, "Contacto en Francia". El documental te lleva de copiloto en un auto que circula por las calles de Nápoles camino a la presentación de Maradona en el Estadio San Paolo.

Está la aversión y la indignación causada por los carteles discriminatorios contra el sur y los napolitanos, y se resalta el odio y la hostilidad que este equipo, esta ciudad y su gente vivían y siguen viviendo, como nunca nadie lo había mostrado antes. El peligro de los vínculos de Maradona con la Camorra (la mafia de Nápoles). También hay liberación de dopamina y sonrisas espontáneas catalizadas por algún gol o alguna gambeta, y también muecas de dolor por las patadas, los codazos, los pisotones y los empujones que recibía Maradona.

Los ingenieros de sonido de Kapadia le dan vida a la belleza y la brutalidad de este deporte. Se puede oír cada vez que el botín izquierdo de Maradona hace contacto con la pelota, caricias alternadas con los crujidos de las entradas potencialmente terminales. Es como ver fútbol con un viejo Nintendo Rumble Pack.

El realismo mágico de Nápoles y el delirio de una Buenos Aires eufórica en la gloria del Scudetto y la Copa Mundial cobran vida en la pantalla, tal como la claustrofobia y las neurosis que estos éxitos disparan en Maradona mientras completa su ascenso de pibe de barrio a Dios. En la aglomeración de periodistas, fans y el entorno que recibió al triunfante plantel argentino en el aeropuerto de Ezeiza, la mirada en el rostro de Diego es suficiente para saber que nada en su vida volvería a ser igual. Si quedaba alguna posibilidad, desapareció el verano siguiente cuando impulsó a Napoli a su primer título de liga.

Kapadia dice que el proceso de hacer esta película fue "como un rompecabezas. Un mosaico de pequeñas piezas desparramadas por todo el mundo que no te dicen nada a primera vista, pero cuando las unes aparece una imagen hermosa".

Tomemos como ejemplo el video de Maradona caminando por el subsuelo de piedra debajo de una tribuna palpitante --escena que te hace pensar en un escenario de gladiadores-- antes de salir a la cancha para su presentación en San Paolo. "En Nápoles encontramos una toma desde atrás", explica Kapadia. "La toma opuesta, desde adelante, la encontramos en Buenos Aires. Así es como funcionan estas películas".

Como otro ejemplo, tomemos la pregunta que le hace un periodista francés sobre la Camorra en su primera conferencia de prensa. Tuvo mucha repercusión en la prensa gráfica en su momento, pero, ¿alguien había visto la filmación? ¿Existía, siquiera? Una de las productoras de Kapadia, Fiammetta Luino, la encargada de descubrir este tipo de curiosidades y abrir los archivos de Nápoles, logró encontrar esto y mucho más.

Una pieza del rompecabezas es el clip de 12 segundos que necesitó autorizar con un canal de televisión privado. "Ellos no atendían mis llamadas, no respondían mis emails, por lo que una mañana me presenté allí en persona", ella comenta. "Recuerdo que entré y les dije: 'Miren, mi avión sale esta noche a las 6 p.m. No tengo nada más que hacer. Me sentaré a esperar, no hay problema. No tengo ningún apuro. Me voy a quedar hasta que su director tenga cinco minutos para poder hablar con él'". Por supuesto, Luino consiguió el clip de 12 segundos.

Esa clase de persistencia ayuda a explicar cómo las audiencias ahora pueden escuchar las grabaciones de las investigaciones sobre los aspectos del inframundo napolitano donde aparece el nombre de Maradona, el equivalente de una aguja en un pajar en el sistema judicial italiano.

Donde la película abre un nuevo camino, incluso para los devotos seguidores de Maradona, los fanáticos más fervientes y el fútbol argentino es cuando destaca las consecuencias del amor, de la fama a tan temprana edad y el canibalismo que origina en el individuo. Luino cree, en última instancia, que la historia de Maradona es una historia trágica.

"A Diego le dijeron quién era antes de que él lo descifrara por sí mismo. Por lo que siempre tienes un personaje que está jugando detrás de una gran máscara que el mundo le ha dado. Nunca tuvo la libertad de ser verdaderamente sí mismo. Creo que nunca ha tenido el lujo de poder ser él mismo a pesar de toda la fama y el dinero”.

El personal trainer de Maradona, Fernando Signorini, hace una distinción entre el jugador real y su alter ego. Hay un Diego, el muchacho de Buenos Aires, y Maradona, el astro. El auténtico y el personaje. Allí se encuentra el poder de esa toma de "Long Good Friday"; la máscara se ha caído. Se puede ver a Diego, un hombre con el mundo a sus pies y el mundo sobre su espalda al mismo tiempo.

Tan importante como la victoria en la Serie A y en el Mundial durante su etapa en Nápoles, es el momento en el que una joven local, Cristiana Sinagra, da a luz a un varón que ella dice ser hijo de Maradona. De hecho, es de Diego, pero como en ese momento estaba casado con Claudia Villafañe, se niega a reconocer al niño. La percepción que Kapadia muestra de Sinagra y la hermana de Diego no tiene precedentes. "La admiración que siento por esta mujer", dice Luino. "No puedo siquiera imaginar lo que habrá sido criar a un niño llamado Diego Maradona en Nápoles mientras que nadie le creía”.

El film apunta al punto de inflexión que termina siendo este evento en la vida de Maradona. "Él quería un hijo varón", dice Kapadia. "Eso es algo muy latino. Él quiere un hijo, un varón llamado Diego y él tiene un varón llamado Diego. Pero él niega que sea suyo. Y todo eso sucede al mismo tiempo en el que es un gran éxito dentro de la cancha. Por lo que, para mí, cuando está en el punto más alto de su carrera, es cuando él comienza a mentir y negarlo. Puedes ver cómo miente en sus entrevistas, algo cambia en él”.

"Después de ver miles de horas de material desde que él era un niño hasta la semana pasada, miras todo y piensas: 'Algo ha desaparecido en su mirada'. La luz desaparece a partir de ese momento en Nápoles. Y su equipo seguía ganando. Todavía les iba bien, pero él ya no parecía estar feliz”.

"Con muchas personas todavía tienes la sensación de que ellos sienten que él les cambió la vida, o ellos recuerdan esa época como el mejor momento de sus vidas, y eso es realmente asombroso”, dice Luino, "porque te puedes dar cuenta del aura que tenía Diego en ese entonces. Era muy palpable. Te puedes dar cuenta del hombre carismático que era Diego... puedes ver el brillo en sus ojos y han pasado 30 años, y no han visto a Diego por décadas. Es realmente impresionante”.

Cuando, tal como lo dice Luino, "Diego superó a Italia" en las semifinales del Mundial de 1990, el humor con respecto a él cambio.

"Comenzaron a buscar todos esos detalles para desmerecer o incriminar a Diego". Lo abandonan. La protección que se le había otorgado a Maradona desaparece y la vida en Italia se hace insostenible con un escándalo tras otro. Llega el momento de marcharse, pero el mito de Maradona ha perdurado, tan vivo como en ese entonces. Su mural en Nápoles sigue ahí. Descolorido y resquebrajado, fue restaurado. La camiseta No. 10 de Maradona en Napoli sigue sin ser usada por ningún jugador. Los bebés recién nacidos todavía son nombrados Diego Armando. Diego sigue siendo un Dios tanto allí como en Argentina.

Esta es una película que profundiza en nuestro entendimiento de una personalidad única. Tomando prestada la frase de un graffiti que apareció en la pared de un cementerio de Nápoles después de que Maradona los lideró hacia su primer Scudetto: "Nunca sabrás lo que te estás perdiendo".