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Estrellas del fútbol también sufren por aislamiento y soledad tras un año de COVID-19

Aislamiento, aburrimiento, soledad y ansiedad. Durante los 12 meses en los que hemos vivido con restricciones sociales (con todos los residentes del Reino Unido obligados a permanecer en sus casas excepto para ir al trabajo, la escuela o participar de “actividades esenciales”) como resultado de la pandemia del COVID-19, muy pocas personas no se han visto afectadas por dichos estados mentales. Hasta los futbolistas, con sus sueldos onerosos, luchan al mismo tiempo contra las limitaciones físicas y la carga emocional.

“Conozco un futbolista cuyo padre estaba muy enfermo, y él no estaba seguro de que podría volverle a ver. Por eso, me pidió que no le dijera al club que acudiría a verle”, comentó un miembro de un equipo de cuidadores de jugadores de un equipo de Premier League a ESPN. “Eso me puso en una situación difícil, porque soy empleado del club. Sin embargo, ¿cómo puedo sentarme y decirle que no debía hacerlo?”.

“Puedo ser el mejor empleado de relaciones con futbolistas del mundo; pero no puedes imitar ser madre, padre o pareja de alguien”.

Detrás de la cortina de glamur que envuelve a la Premier League, los mejores futbolistas se enfrentan a muchos de los mismos retos con los que lidia el resto de la población. Sin embargo, en el caso de los jugadores residentes de un país extraño, con sus familiares al otro lado del mundo, la presente fecha FIFA podría ser un calvario, en vez de una oportunidad para recargar energías.

Detrás de la cortina de glamur que envuelve a la Premier League, los mejores futbolistas se enfrentan a muchos de los mismos retos con los que lidia el resto de la población. Sin embargo, en el caso de los jugadores residentes de un país extraño, con sus familiares al otro lado del mundo, la presente fecha FIFA podría ser un calvario, en vez de una oportunidad para recargar energías.

Esta semana, Europa inicia sus eliminatorias mundialistas, aunque los partidos se disputarán en medio de medidas de confinamiento que se mantienen vigentes en el Reino Unido y el resto del continente, aparte de las restricciones a viajes internacionales sin periodos de cuarentena. Eso significa que la oportunidad de volver a casa, reencontrarse con la familia y simplemente disfrutar de un cambio de escenario le ha sido negada a muchos futbolistas, incluso aquellos que no fueron convocados a sus selecciones nacionales.

En particular, el gran contingente de figuras de origen suramericano, cuyas eliminatorias mundialistas fueron aplazadas por la CONMEBOL debido a las restricciones de viaje desde y hacia Europa, se encuentran atrapados lejos de casa. El ejemplo antes mencionado, de un futbolista que se debate entre permanecer en Inglaterra y cumplir con los protocolos contra el COVID-19 y encontrar la forma de volar a casa para visitar a un padre en lecho de muerte, es quizás un ejemplo extremo de los desafíos que algunos jugadores se ven obligados a superar. Sin embargo, no se trata de un escenario alejado de la realidad.

El portero del Liverpool Alisson Becker decidió no regresar a Brasil el mes pasado, debido a que tendría que someterse a un periodo de 10 días de cuarentena en cada uno de los extremos de su trayecto, tras el deceso de su padre producto de un accidente de natación. El DT de los Reds Jurgen Klopp también se vio obligado a permanecer en el Reino Unido y no asistir al funeral de su madre tras las restricciones impuestas a los viajes entre Inglaterra y Alemania.

Por su parte, David de Gea recibió un permiso laboral por parte del Manchester United para volver a España por el nacimiento de su primer hijo; sin embargo, el arquero se vio obligado a confinarse a su regreso a Inglaterra, y actualmente ha perdido su puesto en el primer plantel (al menos de forma temporal) a manos de Dean Henderson, todo debido a su prolongada ausencia. Tom Young, psicólogo de rendimiento deportivo que ha trabajado con la selección de Bélgica y el destacado golfista Tommy Fleetwood, expresa que los futbolistas incapaces de vincularse con sus países durante el receso internacional sufrirán como consecuencia un desgaste sicológico.

“Incorporarse a la selección nacional puede ofrecer un escape de la temporada de ligas domésticas y la oportunidad de conectar con compañeros que probablemente conocen bien desde la infancia”, afirmó Young a ESPN. “Los beneficios son significativos para la salud mental. Pero podríamos decir que el mayor impacto sicológico se producirá ante la imposibilidad de los futbolistas de volver a sus casas para encontrarse con amigos y familiares”.

“Ese aislamiento, siendo futbolista o no, puede repercutir en nuestro bienestar. Es allí donde el apoyo proactivo por parte de clubes y compañeros de equipo es crucial”.

En ese sentido, recientemente el zaguero español Angeliño, ficha del RB Leipzig, confesó su sufrimiento ante la imposibilidad de hacer el breve viaje entre Alemania y España para ver a su joven hijo.

“La peor parte de todo esto, siendo extranjero, es no ver a la familia”, comentó Angeliño al diario británico The Independent. “Mi hijo no está aquí [en Alemania] y obviamente quiero verle más seguido. Es una situación negativa, por eso prefiero no hablar al respecto. No ver a tu familia es lo más importante, a final de cuentas”.

“El tema de salir de casa es lo peor cuando se vive en el extranjero. Hay que lidiar, no sólo con el hecho de no poder ir a casa, o que la gente pueda venir cuando uno lo desee. Diría que lo único positivo es jugar partidos: me siento contento cuando disputamos tres partidos por semana, porque uno no piensa mucho en aquello”.

Para los empleados de los clubes encargados de asegurarse de que los futbolistas se sientan contentos y adaptados lejos del ambiente del equipo, la pandemia ha imposibilitado la utilización de métodos probados y comprobados con la intención de acelerar el proceso de adaptación para los jugadores y sus familiares.

“Es realmente duro”, expresó el encargado de cuidados a los deportistas. “Normalmente, sugeriría una reunión con la familia de un jugador oriundo del mismo país, o que hablan el mismo idioma; que salgan a cenar con la familia, etcétera. También están los eventos sociales (los futbolistas suramericanos se reúnen con frecuencia para un asado), pero actualmente no lo puedes hacer”.

“A la hora de los partidos, tenemos el palco de jugadores, donde se congregan las familias, juegan los niños y todo eso ayuda a que los futbolistas recién llegados estrechen lazos y se adapten; pero reitero, ésto no se nos permite debido al COVID-19, y eso dificulta todo aún más”.

“Al principio [de la pandemia], en marzo de 2020, debimos mantener a todos los jugadores dentro del país, porque no sabíamos si volveríamos a jugar en cuestión de tres semanas o tres meses. Pero tuvimos una cantidad de futbolistas extranjeros, que vivían en apartamentos por su cuenta, que estuvieron prácticamente solos por un lapso de tres meses… no podíamos visitarles, ir a ver cómo se encontraban; así que fue realmente duro”.

Incluso durante la temporada veraniega, luego del retraso en la conclusión de la campaña 2019-20, las restricciones impuestas por el Reino Unido a los viajes desde España y Francia (en aquel momento, se estableció un periodo de 14 días de cuarentena obligatoria para todas las personas que volaran desde dichos países y que posteriormente se redujo a 10 días) les negó a muchos futbolistas la oportunidad de volver a casa previo al inicio de un abreviado periodo de entrenamientos de pretemporada.

“Muchos de los jugadores europeos veían cómo sus países eran devastados [por el COVID-19], pero estaban imposibilitados de ir a casa para estar con sus familiares y ese fue un momento verdaderamente difícil para ellos”, expresó el empleado de relaciones con los jugadores. “El receso veraniego no duró lo suficiente para que ellos fueran a casa, volvieran y se confinaran por dos semanas”.

“Hemos intentado apoyar a los futbolistas de la mejor forma posible; sin embargo, tras un año viviendo todo esto, es indudable que contamos con jugadores en una situación negativa de salud mental, en la que no se encontrarían en circunstancias normales”.

Sin embargo, existe otra cara de la moneda. Un agente de futbolistas comentó a ESPN que, si bien es cierto que los futbolistas han encontrado difícil no poder ver a amigos y familiares en sus países de origen, también han disfrutado de poder descansar sin las distracciones de la vida diaria.

“Están conscientes de que son afortunados”, expresó el agente. “Han podido mantenerse ocupados, jugando tres partidos a la semana, y el elemento competitivo de su trabajo les permite sentirse con mayor vida que la persona promedio en confinamiento”.

Young, el sicólogo de rendimiento deportivo, está de acuerdo con la perspectiva anterior. Sin embargo, el especialista advierte que, mientras algunos jugadores y equipos podrán conseguir aspectos positivos de las circunstancias particulares vividas en los últimos 12 meses, son los familiares del atleta quienes seguirán confrontando dificultades y dichos problemas, en definitiva, terminarán rebotando y repercutiendo en el futbolista.

“Por una parte, los recién fichados han pasado un periodo de tiempo bastante particular con sus nuevos compañeros”, indicó. “Han compartido un periodo excepcional de la historia y eso formará lazos duraderos. Es la vida lejos del club la que conllevará mayores retos. Las relaciones aportan un sentido de pertenencia. El jugador puede desarrollarlo dentro del club; pero los familiares pueden confrontar dificultades para hacer lo mismo. La adaptación de los futbolistas y sus parientes a un nuevo idioma y país es ardua, en el mejor de los casos, pero si le sumamos la emoción y el confinamiento en medio de una pandemia, junto con las presiones características del deporte de elite, indudablemente puede ser una situación sumamente intensa”.

‘“Futbolista primero, atleta segundo’ es algo de lo que oímos hablar a la gente. Algunos jugadores son capaces de bloquear los problemas personales cuando [saltan a la cancha]; no obstante, como norma general, cuanto más feliz sea la vida de un jugador fuera del césped, tendrá mayores probabilidades de un alto rendimiento sobre él”.

Con los jugadores de origen europeo aprestándose a viajar e incorporarse a las convocatorias de sus selecciones nacionales esta semana, muchos clubes ahora se encuentran con un contingente inusualmente extenso de futbolistas suramericanos y africanos confinados y necesitados de una rutina de entrenamientos, en una oportunidad en la que usualmente los planteles ansían contar con la oportunidad de un descanso sumamente necesario en los cuatro recesos internacionales de cada calendario FIFA.

Asimismo, también existe una sensación de alivio dentro de los clubes, a la hora de pensar que muchos jugadores no viajarán más allá de las fronteras europeas. Durante el transcurso de la presente temporada, se registraron aumentos en los promedios de infectados por COVID-19 dentro del mundo del balompié tras la conclusión de cada parón internacional, lo que motivó al técnico del Manchester City Pep Guardiola a advertir el mes pasado que “en el momento cuando comienzas a montarte en aviones e ir a sitios, todo puede ocurrir”.

“A principios de la presente temporada, teníamos jugadores representantes de países más pequeños y volaban por [la aerolínea de bajo costo] Easyjet, junto con el público en general y regresaban directo al complejo de entrenamientos”, expresó el empleado cuidador de jugadores. “Si envías a un futbolista fuera del país, con una selección nacional importante, sabes bien que contarán con los recursos necesarios para cumplir con los protocolos de forma apropiada. No obstante, simplemente no sabes cuán estrictas serán las medidas. Si los jugadores dieran positivo, se enferman y terminan atrapados en el país donde jugaban, ¿cómo los traemos de vuelta a casa?”

“En una ocasión, nuestro club intentó convencer a otros equipos para que aportaran recursos con la intención de contratar un avión privado para traer de vuelta a todos los jugadores examinados que acababan de disputar un partido en Europa. Pero no pudimos llegar a un acuerdo; en consecuencia, regresaron volando con British Airways, Easyjet o quien fuera. Muchos dieron positivo en las pruebas tras su regreso”.

Con los viajes internacionales prácticamente detenidos durante los primeros meses del 2021, es poco probable que aparezcan vacíos similares en este parón de selecciones, lo que podría evitar que el mundo del fútbol sufra una nueva ola de infecciones. A pesar de ello, para los futbolistas atrapados en un país extranjero, imposibilitados de ver a amigos y familiares en su tierra de origen, éstas serán dos semanas muy largas y en ocasiones, llenas de soledad.