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Desgarrador lamento argentino, murió Maradona

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El último adiós: el pueblo despide a Diego (2:40)

Se abrieron las puertas de Casa Rosada para que el público despida al 10. (2:40)

Diego no es mexicano, pero se llevó una parte de México. Un pedazo del corazón del deporte más popular en este país. Murió Diego. Simple, pero a la vez extraño y triste

Es mucho dolor. El que ahoga y al mismo tiempo hace gritar. Es el comparativo que se repite en la mente en una noche extraña. Lejana. Diego no es mexicano, pero se llevó una parte de México. Un pedazo del corazón del deporte más popular en este país. Murió Diego. Simple, pero a la vez extraño y triste.

Es el ícono mundial del balompié. Es la historia misma del futbol que hoy está en la Casa Rosada dormido en un féretro bajo las banderas y playeras más amadas en su vida. El que llegó hace apenas dos años a México para despedirse sin quererlo. El que vino para no volver. Hacer cosas inimaginables como dirigir un equipo de Segunda División. Sus Dorados también. Fue su adiós del país que le brindó de las mejores alegrías en su Copa del Mundo en 1986 porque no fue de nadie más.

Lo veo y no alcanzo a entenderlo. El hombre al que en su primer partido al frente de Culiacán me acerqué para pedirle se sentara en el set de ESPN para que nos diera unas entrevista y amablemente accedió con un caminar de mucho pesar. Su auxiliar, Luis Alberto Islas, me había advertido y negado lo que el ‘10’ aceptó con una sonrisa. Ahí estaba cercano la figura mundial que sabes suma una historia de triunfos y rebeldías. Era la historia misma en persona. Era respirar el futbol a un lado del que construyó su historia de eso de futbol.

Ver su funeral vía streaming en esta madrugada es indescriptible. Es la muerte a la que nadie se salva ni aún a los que crees que son inmortales, pero dejan una huella endeble en la historia de la humanidad. “Gracias por todo, Diego”, retumba en la Casa Rosada”. Ahí hay aplausos espontáneos, llanto, incredulidad, una fila eterna de gente que antaño los hizo felices porque así lo gritan, pero que hoy chocan con la realidad y le lloran. Su muerte. Sí, se murió Diego.

Y con el paso de las horas sigue esa negación en creer que lo verdad sólo parece un sueño. Que volverá a aparecer este prodigio de jugador para volver a pintar de colores y recrear escenarios inimaginables con el balón, ese deporte que tanto apasiona a millones.

La escena no cambia mientras los aficionados se ponen frente al féretro. “Te amo, Diego”, “Gracias por todo Diego”, “Tú si nos diste alegrías, Diego”, “Vamos Diego, carajo”, “Te amo, Diego”, “Gracias eternamente Diego, de por vida”, “Aquí yace el más grande tofos los tiempos”, se escurre entre el dolor de las gargantas argentinas que, al ver el ataúd, cobijado por la bandera Argentina y las playeras de la Albiceleste y de Boca Juniors con el número 10 les sacude el alma y los pensamientos. El llanto se escucha y los cantos nacen espontáneos.

Es ese amor natural que nace en forma súbita. Simple. Pura. Se les fue Diego. Partió uno de los mejores futbolistas de la historia.

El paso de más horas es el que indicará los momentos que se quedarán en la mente de millones de personas que siguen con avidez las noticias que se generan desde Buenos Aires. La muerte del ‘10’. Hay un moño gigante en la Casa Rosada, pero parece pequeño para lo que significó El Pelusa para la nación Argentina. A las 16 horas de allá 13.00 hrs de México partirá Diego a su última morada lo que fue este héroe futbolístico.

Son horas tristes para el mundo del futbol. Murió Diego, el Diego de la Gente, como lo dicta un título de su propia biografía y es verdad. “Olé, Olé, Olé, Diego... Diego... Olé, Olé, Olé Olé, Diego... Diego...”, cimbra el palacio de gobierno argentino mientras filas interminables de gente desean pasar a despedir a su “ídolo”.

Se murió Diego... El que inmortalizó la mano de Dios y las frases eternas como la “pelota no se mancha”. Podríamos pasar os horas y horas viendo las reacciones de las personas cuando acceden al recinto a ver al Maradona muerto... Es mejor el recuerdo del Diego Armando vivo. El que hizo soñar y fue encaramado como un Dios mortal, un Dios del Olimpo Deportivo. Ahí queda y estará en la mente por siempre de los que amamos al deporte en todas sus expresiones. Se murió Diego. Descanse en paz...