Messi comanda triunfo ante Eibar

(Jordi Blanco, corresponsal) -- El Barcelona superó con solvencia y sin aspavientos la prueba del Eibar y certificó su quinta victoria consecutiva, 16 en 17 partidos, para asegurarse el liderato en el Clásico y, quizá lo principal, encarar la 'Semana grande' con el ánimo por las nubes. Messi, de entrada y de salida, como suele, fue quien puso la marca personal en el triunfo.

El Eibar, siete derrotas consecutivas que le han acercado al abismo, se mostró como un rival serio, entregado y cuando pudo atrevido, pero las "individualidades", como avisó Gaizka Garitano antes del partido, desnivelaron la balanza. Al Barça, con muchos cambios en el once, le alcanzó con controlar el juego, armarse de paciencia y esperar la oportunidad. En cuanto llegó con el brazo que cortó un disparo a puerta, a la media hora, comenzó a cimentar una victoria que a partir de ahí se entendió inevitable.

Con Montoya, Bartra, Adriano, Sergi Roberto y Rafinha en un once especialmente distinto a los últimos encuentros, Luis Enrique mostró que además de sorprender al entorno es capaz de dar confianza a su vestuario. Porque no era, no se adivinaba, un partido fácil y cómodo. Enrachado como llegaba el equipo catalán y en vísperas de dos choques monumentales, el compromiso en Ipurua se contemplaba con cierto temor en el entorno. Pero el equipo respondió a la exigencia.

No brilló especialmente el líder. No hizo una exhibición de fútbol. Ni de control ni de vértigo, ni rondo ni verticalidad... Pero seriedad absoluta, calma, paciencia, toque y, claro, Messi. A la media hora dejó atrás cualquier mal fario transformando un penalti claro y ya en la segunda mitad, con la cabeza, incomprensiblemente desmarcado al córner lanzado por Rakitic, sentenció el triunfo.

Luis Enrique reservó en cuanto pudo a Neymar y Rakitic, obsequió a Xavi con su partido 750 y celebró de manera efusiva una victoria trascendente, que probablemente no pase a los libros de historia más allá por ser su primera visita al campo del Eibar pero que le ofrece una tranquilidad enorme en la semana que se avecina.

Y que le traslada toda la presión al Real Madrid de Ancelotti, que este domingo recibe en un partido tan simple como peligroso al Levante en el Bernabéu con la obligación de sumar los tres puntos para no convertir el Clásico en un choque a vida o muerte.

El Barça hizo los deberes. Dirigido por Messi ganó como debía. Aparcó la excelencia para otro día haciendo gala de su contundencia. Nada a discutir. Y a empezar a pensar en el Manchester City... Y a la espera de la respuesta del Real Madrid.