El Barça cumple a medio gas

Jordi Blanco | Corresponsal

BARCELONA -- Pasaba poco de media hora cuando Messi abrió la lata con un gol de autor, faltaba un cuarto de hora cuando Bartra anotaba con un gol de estrategia y se jugaba el descuento cuando otra vez Suárez cerraba la cuenta después de haber marcado un golazo para el 2-0. El Barça cumplió el trámite sin estridencias, trasladando toda la presión a Vallecas, y ganó con comodidad a un Almería que resistió lo que pudo y acabó rendido a la evidencia.

En puertas de su verdadera prueba de fuego por triplicado, el líder ahorró fuerzas tanto como pudo, reservando a Neymar y apartando del plano al sancionado Busquets, Piqué e Iniesta. Sacando del escenario a Rakitic y Alves. Con calma y parsimonia, sin dar más de lo necesario. No hacia falta. No la hizo.

Cambió el equipo de Luis Enrique de vestido y el vértigo de anteriores partidos lo convirtió en control. Xavi tomó la manija y encerrado en dos líneas el Almería, el Barcelona hizo de la paciencia su virtud y razón de ser. Al cuarto de hora avisó el equipo de Sergi Barjuán... pero errada su ocasión se entendió hacia donde iba a dirigirse el encuentro.

Sin prisa pero sin pausa, el Barça hizo y deshizo a su antojo sobre el terreno de juego. Enfrentado a un rival incapaz de dar tres pases seguidos o de aprovechar más que en contadas ocasiones la velocidad de Thievi, el líder se dio un masaje a si mismo, reencontrando en la medida de lo posible su personalidad y empujando a Xavi al primer plano.

Tanto es así que el público volvió a corear a su capitán, cómodo y satisfecho por el protagonismo recuperado con el balón en los pies, repartiendo y dirigiendo con Messi cediéndole ese papel.

Aunque fue la Pulga quien empezó la faena con una diana soberbia... a la que colaboró la frágil defensa andaluza, dejándole conducir en la esquina del área, ofreciéndole ese metro y medio fatal para que lanzase uno de sus disparos enroscados e imparables. Pasaba poco de la media hora. Empezaba a acabarse el partido.

A partir de entonces ya no había mucho que decir. El Almería alcanzó el descanso con esa desventaja mínima y se dio por satisfecho. Consciente, eso sí, de lo que le esperaba en la continuación.

Le esperaba remar con dificultad hasta el minuto 90 encajando los menos goles posibles. Acabaron siendo otros tres que pudieron ser más de no mediar la buena actuación de Julián en la portería. Impotente, eso sí, ante la doble diana de Suárez y el testarazo de Bartra, uno de esos secundarios que siempre cumplen lo necesario.

No hubo más historia porque apenas hacía falta. El Barça precisaba ganar y lo hizo. ¿Espectáculo? El justo. Pero con lo que viene por delante tampoco necesitaba mucho más.