México venció a Holanda con doblete de Vela y otro de CH14

ÁMSTERDAM (Rafael Ramos/Enviado) -- Sufriendo, pero hizo sufrir más. México saca victoria histórica, útil sólo para el anecdotario, pero reconfortante para las almas enfermas de revanchas apócrifas. Pero, los reflectores encontraron un jugador guía en México: Carlos Vela.

2-3 se impone el Tri en la Arena Ámsterdam, donde Holanda tenía montada una auténtica fortaleza, intocable, impenetrable. Pero esta noche del miércoles se derrumbó.

México sufrió. Transpiró. Palideció. Huntelar, Memphis y Robben pudieron alterar el marcador y evitar la humillación. Estoicos defensores y un Guillermo Ochoa atento, más obscenos desperdicios de sus atacantes, fueron cómplices de la eficiencia del Tri.

Vela tuvo un feliz regreso a su selección. Abrió con un golazo, transpiró con inteligencia en el partido, aportó en la marca eventual sobre Robben, hizo recortes de terreno para defender, y a su segundo gol le agregó músculo y rabia al mano a mano de golpeteo con los holandeses. Chicharito haría la diferencia en el marcador.

EL MUDO, ABRE CON UN ALARIDO...

El arranque del juego respeta su palabra de honor. Uno urgido de ganar. El otro deseoso de ganar. Los motivos de cada lobo eran diferentes, pero objetivos idénticos.

Intentando ambos. Holanda con Robben como cabeza de carnero, y México poniendo a bailar la pelota en la ruleta verde.

Hasta que apareció el ausente. Hasta que regresó el que se había ido. Hasta que el hijo prodigo se emancipó como hijo prodigio.

Chicharito entrega con apuros a Carlos Vela. En un solo movimiento -¿o alarde?-, otea al portero, revisa al defensa, conduce, prepara y lo que aparece enseguida embelesó al universo de Holanda contra México.

Vela patea de zurda. La pelota no lleva violencia, porque no la necesita. Los asesinatos en la cancha se endulzan con el sadismo. Y es una parábola perfecta. Traza su joroba dramática en el aire, rotando como ordena el reloj. Cuando Tim Krul, el ataja penales, va por ella, lo hace por dignidad, por la foto, como testigo de primer grado, porque no hay más remedio, porque ya incluso el delantero mexicano empieza a celebrar de la manera más petulantemente orgullosa: con sobriedad. Sonrisa de siempre, y el cuerpo erguido. 0-1, minuto 7.

Holanda sabe el daño secundario de una derrota en partido amistoso. Y empuja. El problema es que sólo tiene un genio: Arjen Robben. Aldrete despoja de dos goles inevitables al holandés, y dos servicios al área son desaprovechados. La defensa que se presumía inexperta, tiene nervios pero tiene nervio. Y cuando intenta Robben de lejos, Guillermo Ochoa lo somete lanzándose a su derecha.

En el problema para recuperar el balón, a veces porque Guardado juega más metros delante de lo que requiere el equipo, y a veces por Héctor Herrera no hace los recorridos largos de su posición. Y Holanda ensaya el tiro al blanco. Poca puntería y mucha colocación de zagueros y Ochoa, terminan por abortar los esfuerzos de un desesperado Huntelaar, principalmente Y con Memphis como solidario.

Tras media hora dominante, los últimos 15 minutos, Guillermo Ochoa termina con el Jesús (y no Corona) en la boca, especialmente porque a centímetros de la línea de gol, Huntelaar vuelve a desperdiciar de manera increíble.

Así, sofocado México de soponcios y sofocada Holanda de asombro por su propia impotencia, se van al reposo. 0-1. Acuarela del silencioso.

RESURRECCIÓN...

El refresco del medio tiempo, no refresca al equipo mexicano. Sigue recostando líneas. Se hace un equipo roto en la recuperación y le siguen cazando.

Resistiendo, sobreviviendo, al Tri lo sentencia Holanda. Un rechace es tomado por Sneijder, quien tiene tiempo de acomodar y perfilar el cuerpo. Su disparo es bazukazo letal. Ochoa va por instinto, más que con esperanza. 1-1 al 49'.

Miguel Herrera apuesta por el 4-4-2. Tecatito Corona entra a la cancha. Su primer balón es citarse en profundidad con Carlos Vela. Y el Bombardero vuelve a sentenciar. Le da el tiempo al balón, ya superado el defensa. El disparo cruzado hace una parada dramática, burlona y perversa en el manotazo de Krul, pero termina en la red. 1-2, minuto 62.

Con el mismo Tecatito, México restablece viveza en su futbol, aunque sigue con tribulaciones en el fondo, aunque las dos líneas de cuatro hacen una aduana más sólida.

Y al 69, pone espaldas planas México a Holanda. Andrés Guardado recupera en media cancha. Javier Hernández está apenas la circunferencia de un Chicharito en condiciones legítimas. Conduce, encara y define. 1-3.

Y la tribuna mexicana desata la euforia contenida por 134 días. Desde Cielito Lindo al "quiere llorar, quiere llorar" y terminando con El Rey, forman el único coro en la Arena de Ámsterdam. El silencio de los anfitriones es parte del velatorio de Guus Hiddink.

Nuevamente México se relaja. La sombra de una historia conocida se agranda al 73'. Porque Blind saca un balazo, que roza en el cuerpo encogido y temeroso de Diego Reyes, que desvía el balón, que aún alcanza a rozar, pero no a desviar, Guillermo Ochoa. 2-3.

En la catarata de cambios, el destino se va de vacaciones y deja todo en manos de la casualidad. Pisan cancha Gio, Jonathan y Jiménez.

Pero el 2-3 permanece inalterable. Holanda sufre una humillación en casa. Hiddink sabrá su destino ante Letonia.

¿Y México? Sabe que con Vela, tiene derecho a soñar un paso más, un escalón más, un universo más.