México saca empate aTribulado y desesPerúado

Rafael Ramos Villagrana | Enviado

LIMA -- Un empate que sabe a indulto. Porque México se fugó de la guillotina. Mereció morir descuartizado, pero rescató la zalea, lacerada, cicatrizada y salió entero del Estadio Nacional de Lima, con el 1-1 cargado de angustia, tribulación y desesperación.

El empate puede desatar vicios, ocultar errores, maquillar defectos. Porque Perú, física, futbolística y pasionalmente fue superior a la selección mexicana.

Miguel Herrera sale con un legajo abundante de dudas. En funcionamiento individual y colectivo. Y hasta la fragilidad en un apartado que para sus exigencias es fundamental: disposición y coraje.

Perú se lavó la cara. Las críticas que cargaba, los cuestionamientos por sus jugadores de noches largas y concentraciones cortas, terminaron salvando la jornada con una exhibición brillante de dominio, a pesar del empate.

PERDONANDO...

Sufrimiento. Así, un calvario, fue el primer tiempo para México. Reprimido, sometido, arrinconado, no encontraba una salida al frente a no ser pelotazos de Rafa Márquez que caían tres horas después en el sentido común del 'Paleta' Esqueda, mientras que Raúl Jiménez rebotaba los balones.

Con Alfredo Talavera y Márquez en el fondo rescatando una trinchera agobiada, la salida se entorpecía. Simple: no había en el Tri jugadores capaces de retener el balón y permitir segundos para el acompañamiento.

Disminuido por un Efraín Velarde que era rebasado y repasado por quien se aparecía por esa autopista de tránsito libre, las mejores jugadas eran generadas por esa zona, especialmente por Advíncula, quien se cansaba de meter invitaciones de gol.

En media cancha la agonía crecía porque Marco Fabián no tenía alcance físico para confrontar a jugadores más fuertes, más veloces y más enjundiosos que el soñador con vestirse de Real Madrid.

Y Perú era una fiesta. Abusó del desperdicio. Pudo aniquilar el juego en el primer tiempo. Paolo Guerrero, Jefferson Farfán, Joel Sánchez, Christian Cueva y hasta Carlos Lobatón pisaron el área con el fusil cargado y al hombro, pero al final salieron disparos flojos o desviados.

Lo de Rafa Márquez era casi digno de compasión. En constante recorrido, ubicando a sus compañeros, con coberturas desesperadas. Queda en claro porque el 'Piojo' decidió que era necesario meterlo a la cancha a pesar de jugar el sábado y cargar con un traslado de 18 horas el lunes.

El 0-0 fue una bendición para el Tri. Fue un acto de misericordia por parte de los peruanos.

MÁS ANGUSTIAS...

El segundo tiempo fue un clon del primero, pero sin Rafa Márquez, con Hugo Ayala en la cancha.

La tribulación no se redujo. México siguió sin opciones de salida, con Velarde vulnerado, con Fabián desperdiciando y sin que Aquino encontrara conexión ni con Flores ni con apoyos de los atacantes.

En ese asedio, en ese acoso, finalmente Perú se cansa de perdonar. Cueva entra de nuevo por esa vía rápida. Su servicio es desviado por Ayala, rebota en el poste y Jefferson Farfán la empuja. 1-0. Por ley de probabilidades, Perú encuentra el premio al asfixiante dominio sobre México.

Los cambios no mejoran al Tri. Ya en la cancha con Herrera, Güémez, Montes y el Tecatito, el equipo cede en la recuperación del balón, para que nuevamente Talavera emerja como el salvador de su portería.

Con la euforia de Perú por engordar el marcador, el Tri reacciona al frente pero por espasmos, no por creatividad, pero sólo un disparo de Montes obliga a la circense intervención de Pedro Gallese.

Una falta sobre Tecatito, al 79, abriría condiciones inesperadas de un empate. Por izquierda desde tres cuartos de cancha, el servicio de Montes encuentra a una defensa distraída y confiada y un arquero nervioso, que permite el cabezazo cómodo del Topo Valenzuela. 1-1.

Un empate con más maquillaje que sustancia. México tiene mucho para reflexionar.