Barça avanza a cuartos con un show de media hora

BARCELONA (Jordi Blanco | ESPN Digital) -- El Barcelona será en el sorteo de los cuartos de final de la Copa del Rey, el rival al que ningún aspirante querrá enfrentarse. Cada uno a su manera, todos pasaron a cuartos antes de que el Barcelona se exhibiera, ofreciendo media hora de ensueño y aplastando a un impotente Celta que aún se pudo dar por satisfecho con el 5-0 final.

Puede esperar su bolita el Leganés para llenar Butarque o el Alavés para disfrutar en Mendizorroza, pero los demás, si aspiran al título, probablemente estarán deseando que el campeón pase de largo. Viendo como despachó a un Celta tan atrevido en su apuesta como rendido en un santiamén no es extraña esa apuesta.

Messi y Suárez festejan contra el Celta de Vigo
Messi y Suárez festejan contra el Celta de Vigo
Getty Images

Messi y Alba, Alba y Messi, se convirtieron, quizá sin esperarlo, en los auténticos jefes de la fiesta. A los 13 minutos centró Jordi por raso y remató Leo a la red; a los 15 se repitió la jugada y a los 28 el argentino le lanzó una asistencia magnifica por alto que el catalán convirtió en un golazo soberbio. Contentos y felices ambos, el barcelonismo se impregnó del espectáculo que ambos lideraron.

Porque sus goles, excelentes, fueron la respuesta a un juego soberbio que durante la primera media hora, en la que se sentenció con el 4-0 de Luis Suárez, recordó las mejores actuaciones de un Barcelona que ya fuera bajo el mando de Rijkaard, de Guardiola o de Tito Vilanova, destrozaba al rival con una presión asfixiante que le convertía en un pelele.

Así se sintió el Celta en el Camp Nou, preguntándose la necesidad que tiene Leo Messi de perseguir la salida de balón como un poseso en el área rival si su equipo ya gana con total comodidad. Y si Messi corre... Corren todos. André Gomes, criticado sin disimulo en un pasado muy reciente, se ajustó como un guante al sistema de Valverde, y mordió, metafóricamente, tal como Luis Suárez, como Rakitic, Semedo y Alba.

Del 4-0 al descanso los campeones se dieron un respiro, rebajaron la intensidad sabiendo que todo estaba sentenciado, y lo agradeció el Celta, que en diciembre arrancó un empate en este mismo escenario del que fue despachado esta vez con una brutalidad descomunal.

Consciente de la dureza del calendario que hay por delante, el Barça supo controlar la segunda mitad sin, apretar más de lo necesario. Messi se retiró del escenario entre aplausos a los 58 minutos y poco después lo hizo Iniesta para que el partido se convirtiera ya en una continuación de malabarismos, en los que el Barça, más pendiente de lo bonito que de lo efectivo, solo marcó un gol más, en la fecta final por medio de Rakitic.

Arriba, en el palco, Coutinho vio su primer partido en directo de su nuevo equipo. Y el brasileño debió preguntarse su encaje en un equipo lanzado.