América resucita humillando a Chivas

GUADALAJARA (Rafael Ramos)-- América no tiene una exhibición impecable, pero sí la más implacable. Se mete al Estadio Omnilife y destaza a las Chivas: 0-4 el veredicto final.

Dos goles de Luis Gabriel Rey, uno más de Raúl Jiménez y la humillación a cargo de Quick Mendoza, cierran un dominio táctico absoluto en la cancha, y explota los absurdos y penosos errores defensivos del Guadalajara en las cuatro anotaciones.

De esta manera, América se trepa en la tabla de posiciones, se mantiene en la zona de liguilla, perpetra una mofa sobre su acérrimo rival en su propio corral, y además se nutre anímicamente con la victoria y con lo ostentoso del resultado.

Además, de las tres últimas visitas del América al Omnilife, se ha llevado tres victorias de lo que supuestamente debería ser una fortaleza inexpugnable,

¿Chivas? Pocos se salvan, pero se condena dramáticamente todo el aparato defensivo, en especial su cuadro bajo, nervioso, indeciso, distraído, timorato, tibio, acobardado, y las Águilas fueron implacables rapaces capitalizando cada oportunidad de gol.

¿Y Chivas? Hubo algo evidente: les faltó hombría, devoción, masculinidad, testosterona, compromiso, a casi todos sus jugadores y de esa ejecución masiva por timoratos, sólo se salvaría Carlos Fierro.

AMÉRICA NO PERDONA...

América tomó por asalto el Estadio Omnilife. Desde el inicio. Se apropió de la pelota y la paseó por la cancha.

Y fue arrinconando al Guadalajara. Chivas era asfixiado. No había tiempo para poseer la pelota por el acoso americanista, y era evidente además, la incapacidad técnica para desprenderse del balón de manera fluida e inteligente.

En las posturas se marcaban las pretensiones. Un América ambicioso, agresivo, mientras que Chivas arrancaba más como negociador de un empate que con genuinas ambiciones de victoria.

Y encima, el último cerco del Guadalajara es echado abajo con la complicidad de errores mentales y técnicos de la defensa rojiblanca.

Minuto 10, primer daño. Sambueza por izquierda cruza un balón al área, anunciado, preciso, pero no letal. Sin embargo, la zaga tapatía duda y su portero se atornilla. Nadie llega, nadie vestido de rojiblanco, pero sí aparece Luis Gabriel Rey, quien encuentra el regalo de Sambueza, pero con el moño cortesía de la distraída zaga chiva, y empuja simplemente el balón ante un contemplativo y atarantado Néstor Vidrio. 0-1.

La diseminada facción americanista se desborda en el festejo, mientras los aficionados rojiblancos se sumen en el estupor. No sólo por el gol, sino porque el Rebaño pasta en los viveros del miedo.

Y el gol es devastador. Chivas responde, pero con desorden. Sigue sin poder hilvanar su juego. Incluso pierde el balón en las salidas, con Molina y Osvaldito manejando un dique efectivo con el apoyo de Jiménez y Sambueza en recorridos largos.

El nerviosismo del cuadro bajo provoca una nueva generosidad de Chivas. Un despeje lamentable, señoritero de Jair Pereira, termina siendo un pase inmejorable para Luis Gabriel Rey, quien desde 39 metros prende un zapatazo asesino al ángulo izquierdo de Toño Rodríguez. 0-2.

15 minutos y ya Rey era el verdugo de los titubeos y torpezas de la zaga de Chivas. Las distracciones y desangeladas actitudes, bendecían al colombiano y al América.

La ventaja en el marcador, le permite al América acomodarse para administrar el encuentro.

Y Chivas reacciona, bajo el mando del único jugador con personalidad en su plantel: Carlos Fierro. La respuesta alcanza para colocar a varios jugadores del Guadalajara en condiciones y posiciones de gol, pero se aterran con la gran posibilidad de ser héroes en un Clásico.

Mientras que Raúl Jiménez desperdicia el tercero del América ante gran atajada de Toño Rodríguez, es irónico como el Guadalajara va desperdiciando los citatorios infalibles de gol.

Irónico, porque al final del primer tiempo, Chivas llegó a tener más y mejores oportunidades de gol, pero sin poder concretarlas.

Es así que el Rebaño experimentó dramática impotencia con los yerros sorprendentes de Aldo de Nigris, Fierro, Castro, Giovani, y especialmente el Chatón, quien a ocho metros del gol, con los vigilantes amarillos vencidos, le pega de manera patética.

0-2 para el América. Y al reposo.

SENTENCIA DE MUERTE...

Chivas hizo la apuesta desesperada en el vestidor... pero en la cancha se la arruinaron rápidamente.

José Luis Real decide elegir dos conductores del equipo, libres, uno por cada lado: Chatón y Fierro, como líderes de una complicada sublevación.

Por momentos, pareció alertar al América, que encontró una propuesta cómoda para montar su emboscada.

Y en ese escenario, Chivas fue notificado de su funeral al minuto 56. Layún saca un zapatazo cargado de ponzoña. Toño Rodríguez, sorprendido, apenas ataja, pero entrega a los pies de Rey, cuyo fusilamiento es defectuoso, porque el arquero chiva se revuelca para atajar su disparo. Pero el infortunio rojiblanco entrega la pelota a Jiménez, quien no perdona. 0-3.

Para entonces, ya la afición del Guadalajara abandona la tribuna. Los funerales anticipados son más dolorosos.

Y en el desconcierto del Rebaño, el 0-4 es inevitable. Al 73, la humillación adormas el marcador del Omnilife. Toño Rodríguez hace un pésimo despeje, Sambueza recupera y entrega a la arremetida del Quick Mendoza (sustituyendo a Rey), quien sobre la salida del arquero rojiblanco, le tira un sombrerito que termina de firmar en la línea de gol.

Banderas rotas. Dignidad herida. Burlas a cuestas. Una semana de escarnio por delante.

Sí. América no fue impecable, pero fue implacables ante la torpe defensa y defensiva de Chivas.