Real Madrid fue mucha pieza para el Legia

Getty Images

MADRID (Paola Núñez, corresponsal) -- Real Madrid venció por 5-1 Legia de Varsovia en el partido correspondiente a la tercera jornada de la Champions League disputado este martes en el Santiago Bernabéu para poner presión al Borussia Dortmund, líder de su grupo.

Bale encaminó la victoria cuando nadie los esperaba. El Real Madrid había tardado en arrancar y ya se había llevado tres sustos con dos disparos que Keylor Navas había tapado oportunamente y un balón estrellado en el poste de Vadis Odjidja, el hombre más peligroso del Legia, que había encontrado el punto frágil en el mediocampo merengue para lanzarse al contraataque a sus anchas y nula oposición en la zaga para encarar al portero costarricense. Madrid no había estado ni cerca de probar a Malaraz.

Pero llegó el galés y reenderezó el partido para los locales, propensos a trabarse al primer ataque de nervios. Danilo se había descolgado por derecha y le cedió el balón al Gareth Bale, que encontró el hueco para batir al arquero polaco con un zurdazo cruzado desde su banda.

El tanto cambió el ánimo en la cancha; ya no se veía a una visita envalentonada y el Madrid había vuelto en sí, al menos en lo que al plan de ataque se refería. No tardó en caer el segundo con ayuda de la defensa polaca, un tanto en propia puerta de Tomasz Jodlowiec en un intento por desviar un disparo de Marcelo. La ventaja por 0-2 no daba la sensación de que el Madrid podía salirse con la suya y golear.

Caóticos y por momentos desbordados, los hombres de Zidane seguían regalando balones en la media y os zagueros tardaban tanto en replegarse para defender que en más de una vez fue Cristiano el que los sacó de apuros con un despeje desde su área. Menos ayudó Danilo, que no midió la entrada y cometió un penal permitiendo que Odjidja recortara distancias desde los once pasos.

Cristiano, ansioso por marcar, se enredaba con el balón, cuando no lo mandaba a las nubes. Eso sí, tuvo un momento de claridad cuando se trabó tras recibir un balón frente al marco y al verse cercado prefirió cederlo a Marco Asensio, que llegaba a toda velocidad y sin marca, para que éste pusiera el 3-1.

La ventaja no devolvió el orden a las filas blancas. Sufrían cada que el Legia atravesaba la mitad de la cancha con balón controlado y el ataque había perdido el tino. Zidane modificó con poco menos de media hora restante enviando a Morata y Lucas Vázquez por James y Gareth Bale, que no eran no eran precisamente lo más gris de su equipo, pero al menos desahogaba a Benzema, que se movía con más facilidad entre líneas.

Los canteranos tardaron poco en surtir efecto, con la jugada mejor estructurada del Madrid en todo el partido y que culminó con un golazo de Lucas Vázquez, que prendió un pase cruzado de Morata de primera para fusilar a Malaraz. Sólo con el 4-1 en el marcador, Zidane se animó a mandar ayuda para Kroos en la media en forma de Mateo Kovacic para los últimos diez minutos.

Al Madrid se le vio más seguro atrás y vertical en ataque. Ya encarrilado, el quinto llegó casi por inercia. Una jugada que empezó con un pase largo a Cristiano desde la media que el portugués cedió a Morata, que solo la tuvo que empujar después de colarse en el área sin que la defensa polaca se diera por enterada.