Barcelona se proclama campeón de la Copa del Rey

MADRID (Paola Núñez) -- Barcelona se proclamó campeón de la Copa del Rey tras vencer por 3-1 al Alavés en el partido disputado este sábado en el Vicente Calderón.

Javier Mascherano salió en camilla a los diez minutos. Un choque con Marcos Llorente dejó al argentino tendido en el césped, sangrando aparatosamente de una herida en la cabeza, que según el parte médico del Barcelona requirió una sutura, conmocionado, y encima con una lesión en la rodilla derecha. Lo sustituyó André Gomes, el incomprendido. La afición del Barcelona que había llegado al Vicente Calderón pensando en la final de Copa como una simple posibilidad de llevarse el premio de consolación al no alcanzar Champions ni Liga, lo despidió con aplausos. Y cierto temor a quedarse con las manos vacías.

Y es que mientras el Barcelona saltaba a la cancha para vivir un final agridulce de una temporada dramática en que ni el mejor Messi pudo sacar adelante los dos títulos 'grandes', el Alavés se jugaba una final con todas sus letras y toda la ilusión.

En la mitad blanquiazul del Vicente Calderón no cabía un alfiler y los de Vitoria no dejaban de animar a los suyos. En la blaugrana se veían tristes huecos - abismales en la grada principal - y apenas se escuchaba alguna porra aislada. Eso sí; vascos y catalanes participaron con el mismo entusiasmo en la pitada ensordecedora al himno nacional de España.

Alavés cedió el balón, pero peleaba con dientes y uñas por la sorpresa del año replegándose hasta con siete si era preciso y metiendo la pierna sin compasión. Hasta Iniesta, el intocable, fue derribado con una dura falta.

Los vascos pudieron adelantarse al 26' en la única jugada completamente a modo que tuvieron en todo el partido; pero Ibai se lo perdió inexplicablemente. Después de una torpe entrega de Piqué y una pésima salida de Cillessen, el vasco disparó al ángulo para ver al balón golpear en el poste y marcharse por el otro casi siguiendo la línea de gol. Un minuto después, Fernando Pacheco mantenía el cero en el marcador con base en reflejos.

Alavés crecía, empezaba a comerle la cabeza al Barcelona. Pero no a Messi.

Y ahí, en las piernas del '10', se quedaron sus esperanzas.

A la media hora de su partido 700 como profesional, Lio hizo una de ésas que sólo se le ocurren a él para abrir el marcador. Un disparo sublime, con efecto, después de hacer pared con Neymar sin que nadie en la defensa blanquiazul alcanzara siquiera a pensar cómo detenerlo. Los aficionados culés se empezaban a animar y agarrarle gusto a un trofeo que al correr del tiempo lucía un poco más atractivo.

El gusto casi se convierte en amargura un minuto después pues Theo Hernández marcó un golazo de tiro libre desde fuera del área para poner el 1-1.

El empate provocó una revolución en el Barcelona, que se fue a buscar a Fernando Pacheco del modo que fuera y desde todos los sectores. Alavés empezó a flaquear en lo que mejor le sale: defender. Llorente y Edgar no se daban abasto en la media y a Theo se le escapaba hasta André Gomes. Hasta que en una de esas carreras del  portugués, Barcelona recuperó la ventaja con otro bonito gol, aunque probablemente fuera de lugar. El honor correspondió a Neymar, después de que Gomes le pusiera un balón medido.

El segundo tanto culé, a un minuto del descanso, aplastó anímicamente a los hombres de Mauricio Pellegrino. Se dejaron ir rogando por el final de la primera parte; un descuido carísimo, pues se fueron al descanso perdiendo por 3-1 después de que Paco Alcácer marcara en tiempo de compensación.

El Alavés salió a la segunda parte en orden, con las ideas más claras, y el partido cobró mayor dinamismo. Sin embargo, no lograron sacarle provecho a su momento y apenas consiguieron un tanto que fue inmediatamente anulado por fuera de lugar.

El ánimo blanquiazul fue decreciendo conforme se acercaba el final - en la cancha, no en la grada, donde la batucada no calló hasta que llego el silbatazo final. Barcelona, que saboreaba el título desde el medio tiempo, se limitó a resguardar el resultado acompañado del ondear de una que otra bandera mitad del Barcelona, mitad Senyera, la emotiva recepción a Aleix Vidal, que volvía tras cuatro meses para disputar los últimos minutos de la temporada, y el grito de "campeones, campeones", que se empezó a escuchar entre murmullos a partir del 80' y poco a poco fue aumentando de volumen hasta acabar en un canto a Luis Enrique, que deja al Barcelona Campeón. Aunque sea de Copa.