Atlético se adelantó en la eliminatoria

MADRID (Paola Núñez, ESPN Digital) -- Atlético de Madrid hizo lo justo para sacar una victoria por 1-0 sobre el Leicester en la ida de los cuartos de final de la Champions League.

Al Leicester City le queda mucho que aprender para poder verse en el espejo del Atlético de Madrid como la leyenda les quiere hacer creer. Empezando por no dejarse intimidar por un grande. Porque el conjunto colchonero, ese que lleva cinco años instalado en la alegoría de equipo humilde aunque hace tiempo que haya dejado de ser la sorpresa en fases de eliminación directa, decidió hacer valer su ya basta experiencia europea para llevarse el partido.

Pero como ejercer de gigante a veces le incomoda y es más dado al sufrimiento, también optó por dejar el partido abierto para la segunda vuelta y se conformó con una pírrica victoria por 1-0 y una frágil sensación de seguridad.

Lo que obró en su contra fue la falta de puntería y no tanto el rival. Salieron a comerse al Leicester; con el ímpetu de Fernando Torres, y el poderío de Juanfran y Filipe por las bandas y la magia de Carrasco y Antoine Griezmann. Sobrepasaron a los ingleses de polo a polo. El problema es que se acomodaron y se dejaron ir.

El plan de Shakespeare consistía en replegarse, pero la fuerza con la que el Altético buscó la puerta desorientó a sus pupilos, que a duras penas podían detenerlos. Schmeichel, con un par de salvadas, y la falta de puntería de Koke en un disparo desde fuera del área, mantuvieron a salvo a los visitantes durante casi media hora.

Hasta que Antoine Griezmann desplegó las alas al máximo. En un intento de frenar la potente carrera del francés, Marc Albrighton lo derribó dentro del área.

Los nervios no traicionaron al '7' rojiblanco en esta ocasión y desde los 11 pasos marcó el 1-0. Estalló el Calderón, que ya era un hervidero, y el Leicester se hundió anímicamente un poco más.

El Atlético, que poco antes se había tomado un respiro, les había permitido merodear el área de Oblak de tanto en tanto. Pero el tanto actuó como vigorizante para los rojiblancos que retomaron el control en busca del segundo, que pudo caer antes del descanso, si Koke no hubiese estrellado el balón en el travesaño.

Leicester aprovechó el paso por el vestidor para organizar sus ideas y con salió a buscar el empate en la segunda mitad. Pero esa fe renovada duró lo que el Atlético tardó en reclamar el balón en propiedad, es decir, no más de cinco minutos.

De tanto en tanto Mahrez lograba sacar provecho de algún robo ya fuera conduciendo hasta el fondo o buscando a Vardy - que, dicho sea de paso, jugó al filo de la navaja y no se llevó una amarilla que habría impedido que jugara la vuelta de milagro. Todo en vano, pues la defensa rojiblanca hizo honor a su fama y les cortó el paso de tal manera que en 75 minutos no dispararon una sola vez a puerta.

El cansancio comenzó a pasar factura al Atlético, que lleva tres partidos consecutivos jugando con los mismos once de inicio debido a las numerosas bajas por lesión. Con más de 20 minutos por jugarse y por pura necesidad de refrescar, Simeone tuvo que guardarse a uno de sus hombres más incisivos, Yannick Carrasco. La entrada de Ángel Carrasco, sin embargo, causó el doble de trabajo a la defensa rival, pues el argentino resultó un dolor de cabeza por adentro.

La superioridad del Atlético se unió a su falta de ambición e inevitablemente los dejó paralizados. Se olvidaron de Oblak, a quien no llegaron a ver de cerca más de un puñado de veces. Atlético se dio por bien servido pese a que la ventaja no asegura nada. Pero no entienden la vida de otra manera.