Un Barça sin alma gana de penalti al Valladolid

Getty Images

BARCELONA (Jordi Blanco | ESPN Digital) -- De penalti y gracias. Un penalti, eso sí, clamoroso por empujón de Michel a Piqué. Lo transformó Messi rozándose el descanso y con eso le valió al Barcelona para imponerse al Valladolid en el, para muchos, peor partido del líder en toda la temporada. Ganó el equipo azulgrana por 1-0 sin entenderse, siendo generosos, si ahorró energías pensando en lo que le viene o si, como otros apuntarían, no dio más de sí en una noche para el olvido.

De penalti habría podido aumentar la renta el campeón, en la recta final cuando Quico Olivas trabó a Coutinho... pero esta vez Jordi Masip le atajó el lanzamiento al capitán del Barça. Volvió a demostrarse que el mejor futbolista del mundo no es, para nada, el número uno desde el punto de penalti.

Al Valladolid, bien colocado, ordenado y paciente, le faltó acierto en el remate y un punto de atrevimiento. Quizá su cautela le favoreció en aburrir a un rival, el Barça, que no supo romper su línea defensiva ni tampoco superar su posicionamiento en el centro del campo. Con un Dembélé muy plano y un Boateng invisible, toda la tarea ofensiva se quedaba en pies de Messi.

Y el argentino, huérfano de colaboración, se hartó de intentar levantar a un equipo entre fundido y desalmado. Además de estrellarse ante un fenomenal Jordi Masip. Un remate, inocente y muy tibio, de Boateng a los 9 minutos provocó la única intervención de Jordi Masip hasta la recta final del primer tiempo, cuando Piqué, cansado de ver la inoperancia ofensiva de sus compañeros, se fue al ataque con todo y provocó el empujón, el penalti, el gol y el alivio.

Agradeció el Barça el descanso pero no le sirvió para nada, por cuanto no mejoró en la segunda mitad, donde si acaso se entonó Messi para ser el único con algo de clarividencia. Poco a poco se estiró el Valladolid buscando a Ter Stegen, sin encontrarlo pero provocando que el aburrimiento diera paso a cierto temor, a un punto de desencanto y decepción en la grada.

El líder pudo sentenciar con el penalti a Coutinho pero esta vez le atajó el lanzamiento a Leo Jordi Masip encaminándose al desemboque de un partido en el que el Barça acabó pidiendo la hora.

Y fin. Sin ritmo, sin alma, sin alegría y sin futbol. Pero con gol. Con eso se bastó el Barça para seguir su cabalgada en la Liga.