Barcelona se despide del título con una triste imagen

Xavier Bonilla/NurPhoto via Getty Images

BARCELONA (Jordi Blanco, corresponsal) -- Ni milagro ni nada. El Barça dijo adiós a la Liga de mala manera en un Camp Nou vacío de público y de fútbol. Ya ni se hablaba de aquellas volteadas históricas del Dream Team, ya ni se confiaba en apretar al Real Madrid. No se confiaba en nada y nada, nunca, se pudo llegar a sospechar. Ni ganar consiguió el equipo de Setién, encajando en tiempo añadido una terrible derrota (1-2) frente a un ordenado, valiente y desenfadado Osasuna que le dejó en evidencia. Una pesadilla en toda regla.

Al Barça ya solo le queda la Champions. Pero no le queda, a estas alturas, como una ilusión. Ni tan solo como una obsesión sino como una auténtica tabla de salvación para no acabar la temporada en blanco por primera vez desde 2008. Y mostrando en este 2020 unas sensaciones similares a las de entonces.

Es un equipo a final de camino, un equipo de pasado legendario, presente deprimente y futuro insulso. Necesitado de ser agitado de arriba a abajo para intentar volver a ser lo que fue o, por lo menos, enterrar esta depresión en la que está inmerso.

Sin alma, sin ritmo, sin ilusión, sin profundidad, sin juego... Sin nada que ofrecer, pareciera que sin nada por lo que luchar, el Barça fue un alma en pena durante un primer tiempo tan deprimente como mediocre y en el que apenas dio señales de vida a través de un lanzamiento directo de Messi que se estrelló en el larguero.

Para entonces Arnaiz ya había avanzado a Osasuna en el marcador y Moncayola había estado muy cerca de colocar un 0-2 en el marcador que no hacía más que aumentar la sensación de impotencia de un Barça descompensado en defensa, intrascendente en el centro del campo y fallón en ataque, incapaz de trenzar jugadas con un mínimo de lógica y que se acercaba al área navarra de cualquier manera, siendo la velocidad de Ansu Fati la mejor, y única noticia, entre la nulidad colectiva.

Para acabar de redondear la depresión, antes de llegarse a la media hora había llegado la noticia del gol de Benzema en el estadio Alfredo Di Stéfano que confirmaba la sentencia del título. ¿Milagro? Ni por activa ni por pasiva. Lejos, a una eternidad, quedaba el recuerdo de esos volteos en la clasificación. Aquí no hay nada por lo que soñar...

¿DESPERTAR?

Agradeció, ¡y de qué manera!, el equipo azulgrana la llegada del descanso. Nada, se suponía, podía ir a peor después de un primer tiempo de pesadilla... Que mejoró mínimamente en el segundo. No demasiado.

Lo suficiente para que Messi despertase del letargo, ya fuera regalando una asistencia de gol a Braithwaite, anulado por fuera de juego, o para avisar a Herrera con un remate durísimo que rechazó con el cuerpo el portero castellano... Quien ya no pudo evitar que llegándose a la hora de partido y en su cuarto lanzamiento directo el capitán lograse el empate con un disparo marca de la casa.

Después de 42 partidos en 20 meses desde la última derrota en el Camp Nou (3-4 frente al Betis en noviembre de 2018), el Barça, por lo menos, estaba en disposición de salvar su estadística, superar una marca que se mantenía desde 1954 y seguir acercándose al record absoluto de 67 partidos sin perder como local que estableció entre marzo de 1973 y febrero 1977. Poco más.

Apretó sin ninguna clase de incidencia futbolística el Barça, con la entrada de Vidal y Suárez, a quien se anuló también un gol por fuera de juego, se fue rebajando el Osasuna a partir de la expulsión, justa, de Enric Gallego y se encaminó el partido a un final absolutamente insulso, apenas destacando el ingreso de Frenkie de Jong después de ocho partidos ausente y el intento, soso, del Barça por conseguir una victoria que por juego no mereció.

Tal fue la depresión que en el desemboque del partido llegó la tragedia redondeada, en una contra de Osasuna que Torres acabó sentenciando con el gol de la victoria. Se acabó la racha en 42 partidos sin perder con una derrota que fue, a fin de cuentas, el argumento de un equipo con un pasado glorioso... Pero sin ningún futuro.