Gol de Ivan Rakitic da aire a un descompuesto Barcelona y castiga al Athletic Club

Jordi Blanco

BARCELONA -- El Barça recuperó el liderato, aunque sea de forma temporal, al superar al Athletic de Bilbao por un ajustado 1-0 en el segundo partido a puerta cerrada disputado en el Camp Nou.

Fue otro partido en el que el cuadro catalán mostró una versión muy alejada de lo esperado y que resolvió con un gol, avanzada la segunda parte, de Ivan Rakitic para evitar que la depresión se instalase en un equipo que, en el momento definitivo de la Liga, atraviesa una crisis existencial de gran magnitud.

Anodino, lento, previsible y con la mira siempre, siempre a Lionel Messi, el Barcelona completó una primera mitad para el olvido, en la que apenas un obús de Sergio Busquets que rechazó Mikel Balenziaga con la cabeza y un remate raso y suave de Luis Suárez que atajó Unai Simón sin problemas pudieron considerarse "ocasiones" de gol para un equipo que se jugaba, no sólo el liderato, más aún, el crédito que, por más discursos optimistas que repita, se le agota.

El Athletic, calmado, organizado y en busca de la contra, asustó. No en exceso, ciertamente, pero sí mostró un atrevimiento y descaro que se entendería inverosímil en un Camp Nou donde el Barça es poco menos que intocable.

Marc-André Ter Stegen, excelente de reflejos, acertó a desviar, apenas comenzó el duelo, un tiro-centro de Unai López que se envenenó hasta provocar el primer susto y a partir de ahí, el minuto tres, el sopor comenzó a adueñarse de un Barça sin ideas en el que apenas se veía correr sin descanso y sin mucho criterio a Arturo Vidal, mientras Arthur veía pasar el balón sin opción de jugarlo y Antoine Griezmann se hartaba a desmarcarse y combinar de primeras sin recibir nada a cambio.

Llegó el descanso sin saberse si lo agradecían más los unos o los otros.

Rakitic festeja su gol contra Athletic Bilbao
Rakitic festeja su gol contra Athletic Bilbao
Getty Images

Para el Athletic era un logro evidente mantener la igualada, pero se adivinaba tan cómodo en el césped, que no le habría importado seguir. Para el Barça se entendía la oportunidad, la necesidad de agitarse en el vestuario y buscar una nueva imagen en el segundo tiempo.

El partido se mantuvo igual en los primeros 10 minutos posteriores al medio tiempo, hasta que Quique Setién, consciente de la necesidad de dar más brío y velocidad al balón con Arthur muy escondido en la mediocridad general, resolvió, por fin, darle la responsabilidad a Riqui Puig, cuya entrada, curiosamente, provocó ese cambio de guión.

La pelota comenzó a moverse más rápido, el Barça jugó más a los espacios y poco a poco arrinconó al Athletic, que presentó un rostro más defensivo y buscó con menos determinación el contragolpe.

En ese momento, el entrenador catalán sorprendió con entrada de Ansu Fati en lugar de Griezmann. También entró Rakitic por Busquets, amonestado en la primera mitad y quien no podrá jugar en Vigo el domingo, pero lo que chocó fue la salida, otra vez, de Griezmann, lo que mantuvo intocable a Suárez en el campo.

Ya fuera por el agotamiento en su concentración o también por la mayor intensidad y vértigo del Barça, el Athletic empezó a retrasar posiciones con claro agobio y sufrimiento, hasta que llegó el gol.

La anotación llegó en una jugada embarullada, después de un mal remate de Vidal, un remate rebotado y una entrada rápida desde atrás de Rakitic para romper el empate y darle vida al Barça.

El triunfo sirve, de momento, para devolverle, aunque sea por unas horas, el liderato al Barcelona en la víspera del cumpleaños 33 de Messi, quien se quedó con las ganas de celebrarlo con el gol 700 de su carrera, después de una noche, otra, que dejó en el escenario más dudas que certezas sobre un Barça tan poco resolutivo ante portería como atascado en su juego.