Messi rescata a un Barcelona de dos caras

Leo Messi entró a tiempo para convertir la ansiedad en triunfo. Quería pero no podía el Barça en el Villamarín, dominador pero falto de remate, y la entrada del capitán, rozándose la hora de un partido ansioso y preocupante, cambió todo el decorado. Ganó el Barça por 2-3 gracias a un gol de Trincao cerca del final, en una jugada iniciada por Messi, y demostró el equipo de Koeman que mantiene esa intensidad y fe que en otros tiempos no habría existido.

Sufrió, otra vez, y remontó. Y lo hizo a través del crack argentino, que dos minutos después de aparecer en escena igualó el 1-0, poco después inició la jugada del 1-2 y casi al final, cuando se temía el empate definitivo, lanzó un balón que, cortado por Víctor Ruiz, especialmente desafrotunado en defensa, acabó con el disparo de Trincao a la red después de robarle el balón.

Una noche de todo. Idas y venidas. Dominio certero y falso. Y de Messi, por encima de todo. Otra vez.

Koeman apostó por revolucionar el once, priorizando el descanso con vistas al partido de Copa ante el Sevilla que se debe jugar el próximo miércoles, y dejó en el banquillo a Leo, De Jong y Pedri. Siguió forzando con Araújo, que lo pagó apenas comenzar, y devolvió a Braithwaite a un equipo al que Riqui y Pjanic acopañaban a Busquets en una alineación inédita... Y que se demostró descabezada muy pronto.

Sin tiempo a tomar el ritmo del juego Araújo se marchó lesionado, con un esguince de tobillo, y De Jong entró para jugar de improvisado central y teórico iniciador del juego de ataque, pero ese juego de ataque no tenía ningún tipo de continuidad. Ni de profundidad más allá de Dembélé y menos aún de remate, que solo apareció rozándose la media hora cuando Lenglet, solo, desmarcado, cómodo y al bordel del área pequeña, remató de cabeza demasiado cruzado perdonando un gol que, quien sabe, habría conducido el partido a un escenario muy distinto.

No lo consiguió y fue el Betis el que dio el golpe poco después, en un despiste, habitual, del equipo que permitió la internada de Emerson y el remate a gol de Boeja Iglesias. Acabó tocado el Barça la primera mitad, extrañado, descolocado y cerca del colapso del que esperó a salir tras el descanso.

CAMBIOS

Apareció de entrada en la segunda mitad Pedri y ya se vio una imagen distinta. Fuera Braithwaite, mayor conducción y combinación. Y superioridad... Que acabó siendo certera cuando Koeman solventó sacar al invisible Pjanic y al desafortunado Riqui para dar entrada a Messi y Trincao, a fin de cuentas protagonistas de la victoria.

Diez minutos necesito Leo para dar la vuelta al 1-0, primero, de inmediato, para rematar un pase de Dembélé y después para regalar un pase profundo a Jordi ALba, cuyo centro lo remató fatal hacia atrás Griezmann... Rebotando el balón en Víctor Ruiz y siendo el 1-2.

Dominador absoluto, firme y sereno, al Barça le llegó otro golpe con una falta innecesaria de Busquets que Fekir puso en la cabeza de Víctor Ruiz. Otra vez empate y nervios para el final... Pero el cambio de juego, el cambio de fútbol y el dominio del Barça le debía el premio.

Y llegó casi al final. Otra vez. Centro de Messi, corte de Víctor Ruiz, lentitud al llevarse el balón, robo de Trincao y remate perfecto, cruzado, a la red. El Barça sigue. Seis victorias seguidas en la Liga. Pensando en la Copa, no se duerme porque, con Messi, todo es posible. Siempre.