Barcelona vence a Bilbao con doblete de Leo Messi

(Jordi Blanco) - Al Barcelona le tocó la cara de la felicidad en San Mamés. Seis días después de despedir el 2020 con un triste, preocupante y deprimente empate frente al Eibar y al cabo de tres de ganar sin brillantez ninguna en Huesca, el equipo de Ronald Koeman disfrutó de una noche redonda en Bilbao, donde comenzó con susto, y miedo, y acabó conquistando una victoria (2-3) que dejó además una imagen futbolística excelente.

Dos goles de Messi, dos remates a la madera, un protagonismo sobresaliente de Dembélé, un crecimiento evidente de De Jong y una exhibición soberbia de Pedri, el más niño de todos y enlace entre pasado y futuro para ilusionar a un barcelonismo que no sabe a qué atenerse durante una temporada en la que mezcla desengaños y esperanzas.

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Y eso que no pudo empezar peor la noche de Reyes en San Mamés. Un balón largo de Raúl García para Williams desembocó en el 1-0 inmediato, con apenas dos minutos consumidos y en la primera llegada al área del Athletic, con el delantero recortando a Lenglet y marcando de disparo cruzado para despertar todos los fantasmas.

Fantasmas mayúsculos cuando dos minutos después se rozó el 2-0 en otra contra supersónica que tenía al Barça contra las cuerdas, sin tiempo de posicionarse en el campo y temeroso de entregarse a una pesadilla, otra, en San Mamés... Pero el equipo de Koeman no estaba en modo deprimente, sino que, al contrario, supo recomponerse, darle el balón a De Jong, liberar a Dembélé y buscar a Pedri para, bajo el liderazgo de Messi, comenzar a tomar el mando.

Unai Simón le sacó un remate envenenado a Dest a los siete minutos y a los 14 llegó la igualada, con un centro pasado del capitán que De Jong buscó hasta la línea de fondo para centrar en posición acrobática y encontrar el cabezazo de Pedri, desmarcando. Para entonces el Barça ya controlaba la situación y a partir de ahí ya se hizo dueño y señor del partido.

El Athletic comenzó a correr por detrás del balón, desesperado ante el mando de un rival solvente y que alumbró a dos jugadores en especial: Dembélé en velocidad y Pedri en brillantez. Lo del canario fue una exhibición en toda su extensión, jugando, ofreciéndose, peloteando y hasta asistiendo de manera exquisita a Messi a los 38 minutos para que el capitán lograse el 1-2, celebrado con una sonrisa indisimulada.

CONTINUIDAD Y SUSTO

Nada tenía que decir el equipo vasco ante el castigo futbolístico al que le sometía el Barça. Tal como fue en la primera mitad y continuó siendo en la segunda.

A los 52 minutos se le anuló otro gol a Leo por fuera de juego pero ya no a los 62', cuando remató de manera magnífica la asistencia de Griezmann y diera a pensar en una victoria solvente, brillante y cómoda. De ahí al final el mando del conjunto de Koeman fue absoluto e indiscutible.

De hecho se rozó en más de una y de dos ocasiones el 1-4, con Unai salvando al Athletic, el palo colaborando y el Barça, tranquilo, sabedor de que tenía la victoria en su mano... Hasta que en el último minuto un error de Messi, sí, del capitán, despertó al equipo vasco que logró un inesperado gol de Muniain que colocó el 2-3 y, sí, el susto en el cuerpo.

Pudo el Barça conquistar una victoria rotunda y tuvo que conformarse con una victoria ajustada... Pero una victoria que dejó buenas, muy buenas, sensaciones futbolísticas. Como en Turín, hace ya dos meses largos, el Barça disfrutó. Sereno, vital, solvente y durante muchos minutos brillante, el equipo de Koeman ganó y gustó.