El Barcelona dice adiós a Europa con dignidad

Messi anotó pero también falló un penal clave para las aspiraciones blaugrana de remontada.
Messi anotó pero también falló un penal clave para las aspiraciones blaugrana de remontada.
AP

Jordi Blanco (corresponsal en Barcelona) -- El Barcelona dijo adiós a Europa con la cabeza alta. Con un partido excelente, exhuberante en la primera mitad, pero insuficiente para conquistar esa remontada imposible en París. Penalizado por el 1-4 de la ida, su falta de definición le acabó de condenar en la vuelta, donde Keylor Navas, mayúsculo, acabó con sus pocas esperanzas.

El PSG, como en 1995, le volvió a eliminar. El 1-1 de este 2021 quedará marcado con el nombre de Keylor Navas y señalado por la buena imagen, excelente durante muchos minutos, de un Barça que sigue creciendo pero no lo suficiente como para poner en peligro la clasificación del equipo francés... Aunque hubo muchos minutos en que flotó en el ambiente que, quizá, había alguna posibilidad.

A la que el portero costarricense le atajó el penalti a Messi en el último suspiro de la primera mitad comenzó a entenderse que lograr esos tres goles necesarios para forzar la prórroga era un reto inalcanzable. Hasta nueve veces remató a puerta el Barça en una primera mitad soberbia, majestuosa y que dominó absolutamente a un PSG empequeñecido, defensivo y que buscaba apuntillar a la contra, por medio de Mbappé, pero se rendía colectivamente al mando de un rival fenomenal.

Fue Keylor quien desniveló del todo la balanza. Le paró a Dembélé una, dos y tres veces, desvió lo justó un chupinazo de Dest que acabó repelido por el travesaño, sacó con los pies por delante un disparo raso de Busquets y, no pudiendo responder al misil lejano de Messi que igualó el inicial gol de Mbappé, le sacó el penalti en el desemboque de la primera mitad, desviando su disparo para que lo acabase escupiendo el larguero otra vez.

¿El PSG tuvo suerte? Tuvo suerte de no sufrir más de la cuenta en la eliminatoria porque fue un equipo centrado en defender la renta de la ida, suficiente para jugar más con cabeza que con el corazón que le puso el Barça. Y tuvo suerte de que Lenglet, siempre señalado, pisase a Icardi sin querer para que el árbitro decretase el penalti que le dio el 1-0.

Antes y después la noche fue del Barça. El fútbol, la brillantez, el dominio. Todo. Menos el gol.

QUERER Y NO PODER

Se fue al descanso el partido con esa igualada que daba a pensar que el milagro era ya absolutamente quimérico, pero quiso seguir queriendo, y lo hizo, el equipo de Koeman,

que sin la brillantez y frescura del primer tiempo siguió dominando y haciendo trabajar a Keylor.

Messi no fue lo rápido que acostumbra en una jugada de gol, encontrándose el balón al borde del área pequeña a la hora de partido, y el meta local volvió a volar milagrosamente a un cabezazo peinado por Busquets poco después, cuando el Barcelona le volvió a dar, con la entrada de Trincao, una nueva marcha al partido

Lo intentó por activa y por pasiva el Barça, hasta el último suspiro para llevarse al menos la victoria. No pudo ni saborear ese triunfo, aunque lo mereció... Y sí le quedó, al menos, la sensación de haber cumplido de sobras. Y es que la eliminatoria la perdió hace tres semanas...