Barcelona necesitó una prórroga para seguir vivo en Copa del Rey

Ramón Juan Ramírez, portero de Cornella, atajó dos penales a los blaugrana.
Ramón Juan Ramírez, portero de Cornella, atajó dos penales a los blaugrana.
Getty Images

(Jordi Blanco, Barcelona) -- El Barcelona jugará los octavos de final de la Copa, evitando el desastre en Cornellà después de 120 minutos increíbles, abocado a su tercera prórroga consecutiva, lo nunca visto, y salvando los muebles a partir de un golazo de Dembélé al comienzo del tiempo suplementario después de que, también increíble, el portero local, Ramón, atajase sendos penalties a Pjanic y el propio Dembélé.

Por 0-2 se impuso el equipo azulgrana en una noche pesada y en la que no tuvo el acierto necesario para llevarse un triunfo más tranquilo, dando una falsa impresión de superioridad y dejando a más de un jugador, Trincao y Pjanic especialmente, señalados por su ineficacia.

Enorme, Ramón se convirtió en una pesadilla para el Barça, que sin brillar en absoluto tuvo ocasiones de sobras para sentenciar su victoria sin necesidad de sufrir como llegó a hacerlo, estrellándose una y otra vez tanto en su incapacidad ofensiva como, en último término, en el meta.

Incómodo en el juego, fallón en el remate, penalti incluído, y más nervioso a medida que pasaba el tiempo, el equipo de Ronald Koeman comprendió rápido la razón por la que el Atlético de Madrid había caído en Cornellà y fue tomando conciencia de que el derrumbe del Real Madrid, y de tantos otros equipos de Primera División, no había sido una simple casualidad. ¿Sorpresas? Sin duda, pero no del todo inesperadas.

El entrenador holandés metió mano en un once donde apenas Araújo, Griezmann y Lenglet podrían considerarse titulares habituales, dando paso a suplentes habituales que debieran mostrar sus aptitudes para pelear por una titularidad que mayormente no demostraron. Juntó en el centro del campo a Pjanic con Riqui y el debutante Ilaix pero la prueba no le salió como esperaba, perdido el bosnio, peleón Ilaix y reponsabilizado un Riqui que pretendió ser el enlace con la delantera y se encontró, frustrado, con la inoperancia tanto de Braithwaite como de Trincao, hallando buenos apoyos apenas en Griezmann, insuficiente para que el dominio, cierto pero confuso, del Barça no alcanzase a darle ventaja en el marcador.

Al portugués le salvó pasada la media hora un remate a bocajarro Ramón, el portero local, que se creció hasta el infinito poco antes del descanso, en un penalti cometido por Estellés a Araújo y que salvó con una excelente parada a Pjanic, quien se sumó al gafe azulgrana desde los once metros, sumándose a Braithwaite y Griezmann en los errores.

CAMBIOS, NERVIOS... y OTRO PENALTI

Para el comienzo de la segunda parte Koeman sacrificó a Riqui, dando entrada a Dembélé, y tomando más dominio, sin orden, un Barça que se pasó media hora larga agobiando la portería de un Cornellà que se defendía con orden y cada vez más cómodo ante la impotencia del rival.

Achuchó e insistió de todas las maneras el equipo azulgrana, intentando salir a la contra el conjunto local pero más ocupado en defender la igualada que en buscar a un Neto que, de todas maneras, tuvo que intervenir en un par de ocasiones, sin mucho peligro, hasta que empezaba a desembocar el duelo en un final dramático...

Y que tuvo otro penalti para el Barça. Y otro error. Cometido sobre Lenglet le dio la oportunidad, a los 81 minutos, a Dembélé... Y el francés, queriendo despistar a Ramon lo lanzo raso y por el medio. El portero local ni se movió apenas y lo rechazó. Dos penaltis, dos errores. Para no creerlo.

Braithwaite, muy desafortunado, erró un remate franco poco después y Ramón, ya a los 88 minutos, sacó una mano milagrosa a un obús de Pjanic, ya con Busquets y Pedri en el campo y el desespero dibujado en todos los jugadores de un Barça abocados a la prórroga. Impensable pero cierto.

DEMBÉLÉ

Condenado a su tercera prórroga en tres partidos consecutivos en la última semana, al Barça se le adivinaba más el miedo a la derrota que la seguridad en su victoria... Pero la fortuna se le apareció apenas comenzar el tiempo suplementario, cuando Dembélé, tras recibir de Pedri, soltó un zambombazo desde el borde del área al que no pudo responder el portero local.

El gol le dolió en el alma al Cornellà, que después de tanto remar y cuando aún le tomaba la medida al tiempo extra se veía por debajo en el marcador y al que aún agobio más la entrada de Konrad en juego, eléctrico por la banda y dando nuevos bríos a un Barça cada vez más seguro de su victoria.

Quiso pero no pudo el animoso equipo local, incapaz de alcanzar el milagro que suponía conseguir el empate que condujera a los penalties y que acabó rendido a la evidencia, más aún con la expulsión final (doble amarilla) de Estellé que acabó con las esperanzas del Cornellà para acabar dándole el pase a un Barça que redondeó su victoria en el último suspiro con el 0-2 logrado por Braithwaite tras la asistencia de Pedri.