Última alegría para el Deportivo

SANTANDER (EFE) -- El Deportivo de La Coruña se despidió de la Liga con una victoria en Santander que certifica su buena campaña en un partido huérfano de la emoción que se vive en otros campos donde se juega el descenso o las plazas en competiciones europeas, por lo que la afición se dedicó a festejar la permanencia del Racing, conseguida hace una semana, y la despedida de algunos jugadores.

El Sardinero afrontaba con ese ánimo de fiesta este final de temporada, liberado desde hace una jornada de la amenaza del descenso y entregado a disfrutar de la que podía haber sido buena tarde de fútbol, aunque fuera el Depor el que lo pusiera.

De hecho, los coruñeses quizás pensaron por unos minutos que les recibía Riazor, no sólo porque en El Sardinero hoy sonaron las gaitas y la música de raíces celtas del grupo cántabro Luétiga, sino porque al saltar al césped su presencia fue saludada con una cerrada ovación, en agradecimiento a su victoria sobre el Celta, que certificó la permanencia del Racing de Santander en Primera.

Y, además, porque para la hinchada racinguista hoy jugaban sobre el campo trece jugadores de la casa, los suyos más José Emilio Amavisca y Pedro Munitis, cuyas acciones fueron aplaudidas por sus paisanos desde las gradas, sobre todo las de el pequeño delantero del Barrio Pesquero, que en Santander sigue siendo un ídolo.

Quizás abrumado por tanto agasajo, el Deportivo de La Coruña permitió que las primeras ocasiones fueran para el Racing, por mediación de un disparo de Diego Mateo desde la frontal del área, que se perdió a la izquierda de Munúa y de Andrade, que al tratar de cortar un pase de Benayoun estrelló el balón en el poste izquierdo de su propia portería. El rebote recorrió el área pequeña en paralelo a la línea de gol, pero Guerrero no llegó convertirlo.

No tardó mucho el Depor en poner las casa en su sitio, si se atiende a las diferencias que le separan en la tabla del Racing. Sacó Munúa largo, cabezeó Valerón de espaldas para que el balón continuara camino del área y allí lo recibió Walter Pandiani, que recortó a los centrales del Racing y batió de tiro seco a Aouate.

El conjunto gallego dispuso de otra ocasión para ampliar su ventaja al filo del descanso, gracias a una jugada de Munitis, cuyo disparo fue atajado por el meta internacional israelí del Racing.

Pese a los destellos de emoción con los que acabó la primera mitad, el partido languideció en la segunda, ante la evidencia de que ninguno de los contendientes se jugaba nada, o prácticamente nada, porque el Deportivo aún conservaba opciones de ser tercero, si el Real Madrid fallaba en su compromiso contra la Real Sociedad.

Sin tensión sobre el campo, ni acciones brillantes de las que disfrutar, El Sardinero se entregó a las despedidas; aunque de nuevo, como si de Riazor se tratara, fuera para aplaudir a Amavisca cuando fue sustituido y al veterano guardameta camerunés Jacques Songo'o, cuando Irureta le dio la oportunidad de disputar los que probablemente serán sus últimos minutos con el Deportivo.

Algunos de los aficionados del Racing se acordaron entonces del guardameta Ricardo, titular durante todos los partidos de la Liga, salvo los tres últimos y que al terminar esta temporada abandonará Santander.

Sin embargo, Alcaraz no siguió en los cambios la pauta marcada por su colega Irureta y prefirió dar una oportunidad al canterano Raúl en la última de sus sustituciones.

El partido importaba ya tan poco a la afición del Racing, que más de 200 aficionados saltaron a los laterales del césped sin que el colegiado hubiera pitado el final e invadieron el campo casi sin haber escuchado el silbido reglamentario.

La Policía y el personal de seguridad de El Sardinero trataron entonces de proteger a los jugadores de la avalancha y se produjeron algunas escaramuzas con algunos aficionados.