El Tri emergente, enviado a sala de emergencias

Rafael Ramos | Enviado

SAN ANTONIO -- El México improvisado solo fue oposición en 45 minutos. Al final, dos descuidos defensivos, errores de marca, permiten a EEUU sentenciar con 2-0 el atrevimiento de juego amistoso, sobre una cancha indigna hasta para la siembra, como lo fue la de El Alamodome, albergando a 64 mil 369 aficionados.

El México improvisado solo pudo medir fuerzas y dar síntomas de atrevimiento 45 minutos. En el segundo tiempo, cuando el tráfico de cambios comenzó, al Tri emergente para saldar compromisos personales entre Justino Compeán y Sunil Gulati se le evaporó el orden y la coherencia.

El México improvisado deja además pocas buenas anoticias a Miguel Herrera. De la lista de kamikazes de la noche del miércoles en El Alamodome, solo podrían agregarse, y en medidas desesperadas, Hiram Mier, Chaka Rodríguez y Mario Osuna porque Luis Montes, Maza Rodriguez y Cubo Torres, por ejemplo, son parte de las intenciones en Copa América.

¿Estados Unidos? Si esta es la mejor orquesta de la que dispone Juergen Klinsmann, queda claro que solo tiene un solista privilegiado, como Michael Bradley, pero, además, no hay esa casta voraz en los genes del grupo, que hubo en otras generaciones de futbolistas estadounidenses.

AL PANTANO...

México y EEUU tenían un enemigo común: la cancha. Un sembradío estéril. Eso era. La pelota se quejaba. Las pretensiones de jugar al piso o de intentar lanzamientos terminaban tirando trabalenguas. Y terminaban viéndose ridículos el que intentaba, como el presunto receptor.

Aun así, hubo cosas interesantes, en un juego condenado a estropearse con el zarzal que era la cancha, con topes, con hoyos, con brechas, con imperfecciones.

Estados Unidos lanzó las primeras amenazas. Bradley tomaba el mando. Ejercía lo más futbolístico en intención y apuesta, pero la pelota terminaba con un destino incierto y veleidoso.

Fueron momentos de apremio para la zaga de México, aunque con un par de titubeos del Maza, terminó imponiendo el apoyo correcto en la zona final.

Cuando México pudo descifrar los giros del armadillo en la cancha, le permitió a Chapo Montes tomar el mando. Y fue agradable lo del jugador leonés. En especial porque en jugadas intensas, con los riesgos emboscados del terreno, metió la pierna fuerte, apretó en la disputa, y demostró que ni en su pierna ni en su cabeza hay vestigios de aquella doble fractura ante Ecuador.

Generando lo más futbolístico, el Tri terminó encomendado dramáticamente a los devaneos de la pelota mal aconsejada por la cancha. Generó emociones, disparos, propuestas, pero ni Eduardo Herrera, ni Velarde, ni el mismo Chapo encontraron la bendición de la red.

En ese forcejeo contra un tercer adversario, lo picaresco lo enhebró el Cubo Torres, con travesura pintoresca. El delantero, amaga, gira, arrastra y mete la pelota entre las piernas de Omar González, quien termina parado como espantapájaros abandonado. Tras el bochorno, va, encara y jalonea al que pudo ser su compañero en el Guadalajara. La humillación del túnel se ha convertido en una moda de alegría para la tribuna.

Pero el 0-0 permanece con su cara de asombro en el marcador. La historia alarga el suspenso a la segunda mitad.

CAMBIOS Y SUICIDIO

México paga temprano la precipitación de movimientos de agenda. Saca a Salcedo y a Mier por Alanís y Domínguez, y en el desconcierto, aparece con su claridad en tres cuartos de cancha Bradley para entregar a un debutante universitario como Jordan Morris. 1-0, al 49'.

El Piojo Herrera reacciona al ver el reacomodo de EEUU tras el gol. Elige ir con línea de cuatro e ingresa a Chaka Rodríguez por el Maza, dejando en el fondo a George Corral por Gerry, acompañado de Alanís, Domínguez y Velarde. Bradley ya requería de carcelero.

Pero, aún con gendarme personal, Bradley genera el 2-0. Pase a profundidad. Juan Agudelo controla, la defensa mexicana patina, resbala, cae, en una coreografía ridícula, y el balazo encuentra el 2-0 en las redes.

En el carrusel de cambios, ya México empuja por deber y por espacios que le ofrece EEUU, pero sin idea, evidente reflejo de la improvisación que rodea al equipo.

Poca cosecha en una cancha y con un grupo poco fértil para Miguel Herrera.