Pumas cae con América en el Olímpico 1-3 y llega a la final pidiendo la hora


MÉXICO (ESPN.com.mx/Iván Cañada) -- La ilusión era grande en el América. El sueño era remontar, pero terminó por perder la calma de nueva cuenta. Las Águilas se dispararon otra vez en el pie y cayeron en su intento de dar vuelta al global en Ciudad Universitaria ante unos Pumas asustados gran parte de la batalla, que se aprovecharon del cotejo de ida para llegar a la Final. Los de Coapa vencieron pero el marcador acumulado (4-3) se quedó con los auriazules. El líder sigue vivo.

El conjuro azulcrema estaba hecho desde antes del partido. Si alguien confiaba en la remontada justamente eran ellos. Lo dijeron desde el final del encuentro de ida y lo demostraron desde el segundo uno del cotejo de vuelta. América sabía lo que tenía que hacer y aparte tenía las armas para lograrlo. La clave era ser certeros y mantener la cabeza fría en cada momento. Había prisa, pero no había lugar para perder la calma.

Los de Ambriz se abrazaron uno a uno antes de que pitara el árbitro el comienzo de la batalla y lo demás fue una muestra de cómo buscar una remontada. Todos al frente y todos peleaban por el balón con la misma intensidad. No tardaron mucho en 'comerse' a unos Pumas tímidos, rezagados, impactados por la fuerza del rival.

Apenas ocho minutos y Darwin Quintero dio con el primer tanto de la esperanza. Gol que alimentó la ilusión de la hazaña. América se encontró con un rival que más allá de encararlo, solamente se resguardaba en su campo. La alineación de Guillermo Vázquez llevaba ese mensaje y los de Coapa asumieron el reto con más gusto y con todo su arsenal ofensivo por delante.

Por cada balón disputado, iba uno de los universitarios por tres de las Águilas. A ese grado llegaban las ganas de vencer de uno y otro equipo. Lo negativo para los americanistas, de nueva cuenta, fue el exceso de intensidad reflejada en la lesión de Güémez y en la expulsión de Paolo Goltz en el segundo tiempo.

Primero Güémez llegó con fuerza desmedida a un taponazo con Cortés, que se llevó la peor parte al chocar y quedar tendido en el campo. No se volvió a levantar del campo y se fue directo al hospital. Su lugar lo ocupó Osvaldo Martínez, pero el esquema y el ímpetu no cambió. En menos de 30 minutos las Águilas anotaron por segunda vez y Pumas cada vez se hundía más.

Los nervios estaban de punta. Vázquez envió a Britos en lugar de Cabrera antes de finalizar el primer tiempo y justo al comienzo de la segunda etapa mandó a Ludueña por Fidel Martínez, el más recriminado por la afición auriazul ante su actitud apática e indiferente.

La historia siguió su curso con un América siempre intenso. El cambio en el complemento, sin embargo, fue que el tiempo se convirtió en un enemigo más y los nervios se trasladaron de lugar. Los azulcremas perdieron toda esa calma del inicio y volvieron a caer en la ansiedad de la ida que terminó por jugar en contra. Goltz y Sambueza, fieles a su costumbre, se fueron a las regaderas antes de tiempo ante esta situación.

En Ciudad Universitaria de repente despertó la afición que igualmente estaba nerviosa ante lo visto. Lo que más se festejó en un inicio fueron las expulsiones del América. Si su equipo no les daba respuestas en el campo, los yerros del rival valieron para recobrar confianza y ese ambiente de Final, que ahora sí se veía cerca.

Ya en el ocaso de la batalla, con un América completamente fuera de concentración, los de Vázquez completaron un contragolpe preciso y que Cortés firmó para la ansiada anotación. No hicieron mucho más que eso, pero igual valía.

Los nervios, no obstante, volvieron a la cueva universitaria, gracias a un 'riflazo' de Andrés Andrade para seguir con la esperanza viva. Aun con nueve, las Águilas no cedían ni bajaban los brazos. El problema que tuvieron fue que con nueve ya era muy complicado volver a meter otro susto. La épica lucha americanista no alcanzó para completar la hazaña ante unos Pumas de Guillermo Vázquez finalistas, pero envueltos en muchas dudas para cuidar los marcadores.