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Bica y la gesta tricolor del 80': los secretos, el grupo y la metodología de juego de aquel Nacional

Marcar un punto inicial para un triunfo importante en el deporte, o en este caso la obtención de una Copa Libertadores, supone un gesto antojadizo. Si fue cuando llegó aquella figura, cuando hicieron ese gol en la hora, o cuando esa pelota rival pegó en el palo y se fue al saque de meta...

El equipo de Nacional campeón de la Copa Libertadores de 1980 parece tener infinitos comienzos. Puede marcarse el 28 de enero cuando Dante Iocco ganaba las elecciones tricolores en medio de tanta inestabilidad interna. Alguien reprochará y dirá que todo empezó cuando el sábado 2 de febrero Pedro Dellacha renunció a la dirección técnica tras perder con Defensor y Peñarol por la Liguilla.

Otro sostendrá que fue horas más tarde, cuando se confirmó que Juan Martín Mugica asumía la dirección, pero se oirá decir que apenas fue interinamente. Que el verdadero quiebre fue el clásico ganado el lunes 4 de febrero con un cambio táctico (marca hombre a hombre en casi toda la cancha) que sorprendió a todos.

Pasó tanto en aquellas 72 horas que es difícil marcar un punto exacto en el calendario, y mientras los futboleros seguirán en su disfrute de recuerdo y discusión, la estadística objetiva indicará que el 1 a 0 ante Defensor en el Centenario fue el primer obstáculo en un camino de doce partidos y que terminó con Nacional consagrándose por segunda vez Campeón de América.

“Lo nuestro desde que arrancamos, incluso hasta incluyendo la final, fue un día a día. Si bien teníamos un buen plantel, veníamos de un montón de tropezones sin poder agarrar una línea de juego”, le comentó a ESPN Alberto Bica, puntero derecho de aquel elenco tricolor.

Así, pensando los partidos como "la última chance", como ese triunfo clásico de verano con el debut de Mugica (antes era el técnico de Tercera) para clasificar en última instancia a la Copa y eliminar a Peñarol, fue cómo encaró aquel plantel de Nacional el máximo torneo del continente a nivel de clubes.

“Eran partidos durísimos que no nos permitían tampoco pensar en mucho más adelante, sino tomar un poco más de aire para ver qué más salía en el próximo encuentro”, relató Bica. El albo ganó su grupo con cinco victorias y una derrota eliminando a Defensor y a los bolivianos The Strongest y Oriente Petrolero.

“Mugica se basó en jugadores que fueron pilares fundamentales y que habían sido compañeros de él en la Libertadores de 1971”. Bica se refiere al "Cacho" Blanco, Víctor Espárrago y "Cascarilla" Morales. Además, los jóvenes futbolistas contaban el respaldo de un gran trabajo físico (se había contratado al profesor Esteban Gesto) y un gran enfoque en cuanto lo que se quería: “Nosotros éramos jóvenes que, si bien teníamos un recorrido, queríamos triunfar y ganar cosas importantes en el club a nivel internacional para poder trascender a otro nivel”.

En relación a la idea del equipo, Bica destacó: “La metodología de juego sorprendió un poco y cuando quisieron agarrar el ritmo de lo que se venía jugando y lo que estábamos haciendo fue un poco tarde para lo demás. Por supuesto que para eso debías tener un gran desempeño físico y mucha concentración en el trabajo que teníamos que hacer cada uno en la zona que nos correspondía”.

En su caso, siendo puntero, debía bajar hasta la mitad de la cancha, pero según explica Bica: “Siempre hacíamos un poco más, si bien los relevos estaban y se trabajaba para eso, hubo partidos donde llegaba a bajar hasta mi área”. Con un espectacular trabajo físico, Nacional llegaba a las semifinales para enfrentar a O’Higgins y a Olimpia, que era el vigente campeón.

“Empezamos a tomar conciencia de lo que había que hacer, a entrenar cada día más, los resultados nos fueron acompañando semana a semana. Pasábamos gran parte de nuestro día en Los Céspedes hablando y conociéndonos mucho más, conociendo la idea del entrenador avalado por los jugadores experimentados, eso nos ayudó mucho”, subrayó el también campeón sudamericano juvenil de 1977.

En cuanto al ataque de aquel equipo, Bica recordó: “Si bien había partidos donde tratábamos de tener la pelota, en realidad era un equipo punzante, con llegadas siempre por afuera. Victorino y Cascarilla era jugadores a los que no se les podía dar un centímetro porque eran jugadores contundentes, De La Peña, Luzardo y Espárrago eran volantes con mucha llegada”.

Bica también destacó el aporte de los suplentes, entre ellos José Cabrera y Denis Milar, y en particular el rendimiento de Dardo Pérez, quien debió suplir a Bica cuando éste último no pudo enfrentar a los chilenos y paraguayos por una lesión: “Si bien era zurdo, Mugica ponía a ‘Dardito’ Pérez por derecha, y siempre rindió, era contundente, rápido e incisivo, tratando siempre de llegar al gol”.

Con dos goles de Dardo Pérez, Nacional venció 1 a 0 en Asunción y en Santiago por las semifinales. En Montevideo, con un golazo convertido por De la Peña de volea igualó en la hora ante Olimpia; y ante O’Higgins convirtieron De la Peña y Victorino para triunfar por 2 a 0.

En las finales el tricolor debió enfrentar a Inter, que contaba con la figura de Falcao en la mitad de la cancha. En Porto Alegre, alentado por miles de tricolores que fueron en una caravana inolvidable, Nacional logró igualar sin goles.

Gran parte de ese resultado, más allá del esfuerzo colectivo, se explicó en la calidad del golero Rodolfo Rodríguez y de una línea defensiva de categoría liderada por el capitán Hugo De León (José Hermes Moreira y Washington González los laterales, y Blanco el líbero).

En la revancha, el gol de Waldemar Victorino a los 34 minutos fue el desequilibrio en el marcador que le dio el triunfo y la Copa a Nacional, que meses más tarde jugaría la Intercontinental ante Nottingham Forest, al cual vencería otra vez por la mínima y con tanto del mismo goleador.

Bica le comentó a NacionalTV que luego de levantar la Copa Libertadores, salió del Centenario y viendo tanta gente optó por no volverse en ómnibus. Decidió ir caminando y observar el festejo en las calles, y casi de forma anónima llegar hasta su casa por la zona del Cilindro para celebrar con su familia el final del recorrido de una Copa Libertadores que comenzó con aquel triunfo ante Defensor hace 40 años.