José Luis Chilavert, exarquero de Peñarol, habló en el programa Último al arco de radio Sport 890 sobre su etapa en Peñarol, donde jugó un semestre en 2003 y fue campeón uruguayo.
El paraguayo recordó que fue Patricia, la hija del entonces presidente, José Pedro Damiani, quien viajó a Buenos Aires a convencerlo de que fichara por el Carbonero, y que para él “era un sueño”. A su vez, contó que en la conferencia de prensa en la que fue presentado como nuevo jugador mirasol, Damiani dijo: “Chilavert me prometió el campeonato”.
“Lo miro y él se sonreía. Son esas cosas que uno no se olvida. Fumaba su habano como diciendo ‘bueno… y ahora reaccionemos’. Y me río, tomé la posta y dije ‘vengo a Peñarol a ser campeón, es verdad’. Disfruté tanto esos seis meses ahí porque me he encontrado con compañeros espectaculares. Todo el mundo dice que Chilavert los sacó campeón, yo solo no, fue un trabajo de todos, del éxito de mis compañeros, fabulosos a la hora de trabajar. Fueron gladiadores, todos juntos con el cuerpo técnico y médico, la hinchada, los directivos, éramos una familia. Eso se trasladó al terreno de juego”, indicó.
Chilavert dijo que hasta el día de hoy tiene un muy buen vínculo con la familia Damiani, y que les tiene un gran respeto, así como a Eduardo Pereira, exarquero y exgerente deportivo del club. También habló de Pablo Bengoechea y dijo que no se llevó mal con él y que lo ayudó mucho a insertarse en el mundo Peñarol cuando llegó al país. “Soy un agradecido a su persona. Si tuvimos diferencias podría ser al final. Él, en definitiva, quería jugar y hubo momentos en que por ahí presionaba; el presidente quería tener cierto poder, hablaba con el entrenador y ahí congeniamos todos. Pero nunca hubo un problema interno en los seis meses”, contó.
Ese año, Peñarol definió el campeonato contra Nacional. En el clásico del Torneo Clausura, Chilavert hizo un gol de tiro libre, pero el árbitro Fernando Cabrera lo anuló porque no había pitado para autorizar el remate. “El árbitro se equivocó muy feo”, dijo el exarquero paraguayo, y explicó que la reglamentación le daba la derecha a patear porque no pidió distancia. “Fue un golazo espectacular, no entendí cómo lo anuló, pero, a veces, los árbitros son autoritarios y quieren demostrar que ellos tienen el poder en el terreno de juego. Ahí se equivocó muy feo el árbitro porque no conoce las reglas. Yo tengo el derecho de poder jugarlo rápido porque yo no le pedí un silbato ni la distancia”, añadió.
Además, Chilavert habló sobre cómo jugó con un dedo fracturado en la final que le dio el Campeonato Uruguayo a Peñarol ante Nacional. Contó que viajó a Buenos Aires con el doctor Alfredo Rienzi para hacer un tratamiento express. “Me puso un yeso y me dijo: ‘José Luis, no vas a jugar la revancha, estás fracturado’. Y yo le dije: ‘vamos a ver cómo evoluciona, doctor’. Él estaba muy preocupado y yo también”, narró.
También contó que el día de la final usó guantes de talle 10,5 en la mano lastimada, cuando su tamaño es 9. “Jugué el partido con el dedo fracturado. El doctor me quería infiltrar y le dije que no, que soportaba el dolor. Tenía hinchado y con hematoma, y soportando el dolor jugué la final. A tal punto que apenas empezó el partido hubo un mal despeje de un compañero que pifia y entra uno de Nacional que quiere rematar. Me tuve que tirar y soportar toda la pelota, la patada con el balón y todo, y el dolor fue terrible. Decí que el balón se fue al córner”, recordó.
Chilavert agregó que las finales no se juegan todos los días, y más una final clásica. “Yo no podía decirles a los hinchas que no iba a jugar. Hice ese esfuerzo porque lo sentí de corazón. Fue una oportunidad única, habíamos salido campeones del Clausura y no me podía perder de jugar también esta final con Nacional. Soporté el dolor, y tiene un sabor diferente. Por eso, eternamente voy a estar agradecido a Peñarol”, explicó.