Sebastián Abreu habló con ESPN Uruguay sobre la parte más difícil de las Eliminatorias para Sudáfrica 2010: cuando el árbitro pitó el final del partido en Perú y Uruguay había perdido ante los locales. Perú era el último en la tabla, Uruguay estaba necesitado de puntos. Tras esa derrota, la Celeste quedaba séptima a falta de tres partidos.
“Cuando entramos al vestuario pensamos que, por otros resultados que se iban dando, matemáticamente, estábamos afuera. Entramos al vestuario entregados. Pensábamos ‘quedamos afuera del Mundial, se terminó todo'. No sé quién fue que entró, más lucido, que dijo ‘vamos, que estamos con chances todavía, perdió Ecuador, tenemos que ganar el próximo partido’, y ahí nos volvió el alma al cuerpo. Estábamos todos sentados, cabeza gacha, entregados, con la ‘película’ negativa, toda la frustración de lo que de a poco se iba construyendo -que era poquito, pero que se visualizaba algo importante- que se iba a derrumbar”, contó.
Las críticas no tardaron en llegar, comenzando por los pocos uruguayos que estaban en el Monumental de Lima ese día. El delantero también contó que cerca del Complejo Celeste había una fábrica donde habían colgado una bandera uruguaya con la leyenda “vendepatrias”. “Para mí fue como que me habían dado un cuchillazo en el medio del corazón, una bronca…”, comentó Abreu.
En el Complejo, el capitán, Diego Lugano, dio una charla muy particular. “Nos juntó a todos, se paró enfrente, nos miró y dijo: ‘muchachos, estamos bien… pero estamos mal también’, y nos empezamos a reír. Quería dar a entender que teníamos una chance, pero que no podíamos seguir jugando así. Ya no habló mucho más porque todos entendieron lo que quería trasladar”, relató. El mensaje surgió efecto porque Uruguay le ganó a Colombia y Ecuador en las fechas siguientes.
La Eliminatoria siguió bien para Uruguay, ya que cuando vencieron a Costa Rica en el partido de ida, los mensajes se revirtieron. “Cuando vamos saliendo del Complejo, habían salido todos con banderas en esa misma fabrica. Yo les grité algo, no me aguanté: panqueques o algo así. Cuando finalmente clasificamos al Mundial fueron Lugano, Godín y Scotti a la fábrica, y me llamaron para ir, pero no tuve la humildad de aceptarlo. Yo estaba tan dolido que dije que no. Dijeron que habían sido dos muchachos que no trabajaban más, y que se habían desubicado”, dijo el Loco.
A su vez, dijo que armó una recopilación de artículos de prensa antes del partido contra Costa Rica, reuniendo todas las críticas que habían recibido, y junto a Lugano lo colocaron a la vista de todos en el Complejo. Buscaban mostrar que, si bien habían sido golpeados por la prensa, muchos hinchas todavía los apoyaban. “Mas allá de que te duele y sabés que estás dentro del personaje deportivo del momento estando en una selección, sirven de inyección; no para demostrar ni devolver, sino para ver que tenemos la oportunidad de que estas tapas no vuelvan más, y que vuelvan otro tipo de tapas que sean la de recuerdos lindos que podamos mostrar el día de mañana a nuestros hijos”, añadió.
