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Los aciertos de Forlán en el clásico entre Peñarol y Nacional

Suspendido, Diego Forlán no podía ir al Centenario pero igual tenía una prueba dura en el clásico. Debía poner en cancha un equipo competitivo y terminar con la falta de gol, principal problema mostrado por Peñarol hasta ahora.

Hasta el inicio de la pandemia el aurinegro manejaba bien la pelota, tenía sorpresa por la banda, se imponía en el medio pero carecía de profundidad. Esa sensación se acentuó en los amistosos previos al reinicio de la competencia.

Salió Forlán con dos laterales con recorrido, Giovanni González y Joaquín Piquerez, un volante central para distribuir el juego, Krisztian Vadozc, la capacidad indiscutible de Facundo Pellistri por banda y la doble punta conformada por Matías Britos y David Terans.

En el primer tiempo Peñarol tuvo la pelota con frecuencia e impuso condiciones desde el juego. Para eso fue importante el húngaro, inteligente para manejar el balón y para posicionarse en el mediocampo. Sin embargo cada vez que se acercó al arco rival el equipo careció de contundencia.

Cuando se fue al descanso en desventaja el dilema del técnico estaba planteado: seguía con esa estrategia o asumía riesgos. Forlán optó por lo segundo. El ingreso de Cristian Rodríguez mejoró el juego y el ánimo del equipo. El capitán tiene una ascendencia indisimulable en el fútbol uruguayo a pesar de sus limitaciones físicas. Vadozc se sintió mejor respaldado y Peñarol dio un paso al frente. Esa postura no cambió ni siquiera con la expulsión de Britos. Por el contrario, el mensaje fue clarísimo. Forlán mandó a la cancha a Xisco y sacó a Piquerez. Delantero por lateral, toda un manifiesto de intenciones.

Los mensajes del técnico llegaron al campo de juego. Pellistri se mantuvo incontenible por los extremos. El juvenil enloqueció a quien se le pusiera enfrente con atrevimiento y capacidad. Insoportable en el uno contra uno, gambeteador, no le pesa ningún partido, rival ni circunstancia.

Con un jugador menos pero mucha decisión, Peñarol metió a Nacional contra su arco y aprovechó un error defensivo de su rival para anotar el empate.

El 1 a 1 no modificó al equipo, que lejos de retroceder mantuvo la postura en el campo.

En el debut clásico como DT y cuando su equipo más lo necesitaba, Forlán estuvo a la altura.