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Jorge 'Chifle' Barrios: su amistad y sus partidos ante Diego Maradona

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El 'Chifle' Barrios y la habitación 'joyería' de Diego en Japón '79 (0:47)

El uruguayo conversó con ESPN y dijo que Diego se merecía los reconocimientos: "Se veía la frescura y la alegría que tenía para jugar, él lo que quería era ganar pero también dar espectáculo". (0:47)

El ‘Chifle’ Jorge Barrios fue uno de los mejores futbolistas que pudo marcar a Diego Maradona; así lo ha afirmado el propio astro argentino. El uruguayo conversó con ESPN sobre las claves para intentar contener a su amigo Maradona, quien igualmente siempre recordó y le recriminó una particular jugada.

Barrios nació en Las Pedras el 24 de enero de 1961, menos de tres meses después del nacimiento de Maradona en Lanús. Al ser contemporáneos se enfrentaron en varios partidos entre Uruguay y la selección Albiceleste, entre ellos unos cuantos amistosos juveniles; y como el oriental era volante defensivo y el argentino un número ‘10’ los duelos individuales también eran recurrentes.

“Yo lo agarré en la mejor época, ya en 1979 se veía la persona y la clase de jugador que Maradona era”, le comentó el ‘Chifle’ a ESPN. En ese año ambos disputaron el Sudamericano sub 20 jugado en Uruguay; el combinado local se consagró campeón y las dos selecciones del Río de la Plata consiguieron la clasificación al Mundial de la categoría. Si bien la Celeste venció a Argentina en la fase de grupos y luego en la fase final el clásico terminó empate sin goles, Barrios admitió que Maradona provocaba un esfuerzo extra para contenerlo, cuestión que era imposible si no se lo anticipaba.

“Ya era un tipo que las quería todas, la estrategia que hacíamos era anticipar, si él agarraba la pelota me echaba un poco para atrás y que me ayudaran los compañeros porque era muy difícil marcarlo; fue y será uno de los mejores 10 que me tocó marcar, pude compartir el deleite de todo el público argentino que lo disfrutó”, afirmó Barrios que agregó: “Son jugadores que tenés que hacer una estrategia antes de los partidos, jugadores desequilibrantes que te agarraban por derecha, por izquierda, entonces lo principal era anticiparlo para que no tuviese el balón en sus pies, ahí ya después que se lo anticipaba él se ponía nervioso pero por su calidad iba, te comía la espalda, te buscaba y siempre la quería, es uno de los jugadores que vi que se puso el equipo al hombro”.

A lo largo de su carrera, el ‘Chifle’ enfrentó y trató de controlar al peruano Uribe, a Van Basten, Gullit, a Zico, Sócrates, y hasta al ‘Chino’ Recoba. La particularidad con Maradona fue la relación fuera de la cancha, generada en el Mundial juvenil de Japón.

El ‘Chifle’ recordó: “Convivimos en el Mundial de Japón y nos hicimos amigos, las delegaciones compartimos más de 20 días en el Takanawa Prince Hotel, éramos las dos delegaciones que hablábamos español, todos gurises de 18, 19 años. Nosotros íbamos a la habitación de Diego ¡y parecía una joyería! Tenía oro por todos lados, había ganado el balón de oro, tenía el zapato de oro de Adidas, unos gemelos de oro...”.

Barrios comentó: “Él se lo merecía porque ya se veía la frescura y la alegría que tenía para jugar al fútbol, eso era importante porque él lo que quería era ganar pero también dar espectáculo y cuando él tenía la pelota en los pies era difícil sacársela. En las cenas del hotel en Japón era el primero en hacer bromas, el primero en levantar al plantel, cuando había una cosa mal se reunían con el Flaco Menotti y nosotros participábamos porque éramos dos selecciones amigas”.

Argentina se consagró campeón en Japón venciendo en la final a la Unión Soviética, en semis había eliminado a Uruguay 2 a 0 con goles de Ramón Díaz y Maradona. "Yo en ese Campeonato Mundial le estuve viendo siempre el número 10 a Diego Maradona de atrás. Pero ya estaba acostumbrado, ya le había estado viendo la espalda en el Sudamericano y en todos los amistosos que jugamos", le llegó a confesar Barrios a ‘Ovación’.

A fines de 1980, Barrios y Maradona volvieron a disputar un mismo campeonato pero no llegaron a enfrentarse: Uruguay y Argentina fueron dos de las seis selecciones que participaron del Mundialito de 1980, que la Celeste obtuvo el 10 de enero de 1981 al derrotar a Brasil en la final. El ‘Chifle’ anotó incluso el 1 a 0 en la final; luego empataría Sócrates y a los 80’ Waldemar Victorino marcaría el 2 a 1 definitivo en favor del equipo local. Argentina había quedado eliminado en el grupo B que ganó la selección Canarinha.

En 1986 se enfrentaron siendo los dos capitanes de sus selecciones en los Octavos de final del Mundial de México, partido que ganaría la Albiceleste gracias al gol de Pedro Pasculli.

Maradona contó en el libro “Mi Mundial, mi verdad”, escrito por el periodista Daniel Arcucci, que ese fue su mejor partido en la Copa del Mundo de México: “A mí me sobraba confianza. Lo que habíamos hecho contra Italia, sobre todo, me había dejado la seguridad de que íbamos a llegar lejos. Pero los uruguayos son los uruguayos. Me acordaba del ’79, primero en el Sudamericano Juvenil, en Montevideo, y después en el Mundial, en Japón. En Montevideo ganaron ellos. En Tokio fue durísimo, nos recagaron a patadas, pero les ganamos nosotros, y encima pasamos a la final. Me acuerdo mucho de aquel partido porque fue duro, duro... ¡Cómo pegaban! En aquel equipo estaba el arquero Álvez y también Bossio, Barrios... Y estaba Rubén Paz, que la rompía. Con ellos, justo con ellos era que nos íbamos a reencontrar en México; el clásico con Uruguay no tiene edad”.

En la obra mencionada, Diego afirmó que en México el partido fue muy hablado y manifestó: “Rasparon, sí, pero lo normal. Me salieron a cazar un par de veces y los uruguayos cuando pegan, pegan, ¿eh? Cuando te van al tobillo, duele en serio: otro te pisa, el uruguayo te pega. Directo, de frente. Promediando el primer tiempo, Barrios me atendió feo por primera vez. Me cruzó a destiempo, abajo y sobre todo arriba, con la mano en la cara. Me quedó otro tiro libre pero no la acaricié lo suficiente; se me fue más alto. El que me acarició después fue Barrios, pidiéndome disculpas. Estaba todo bien, parecíamos señoritas”.

Charlando con ESPN, Barrios remarcó que Maradona nunca le recriminó ni una patada: “Dentro de la cancha había respeto, le pegabas, se la sacabas y no contestaba, él lo que quería era ganar, tener la pelota y ser protagonista, son de esos jugadores que lo tenés que aplaudir. Uno lo tenía que marcar por el sentimiento que tenía a mi selección pero con esos jugadores hay que sacarse el sombrero porque ya no hay más. El temperamento que tenía, el respeto, cómo alentaba a los compañeros dentro y fuera del campo de juego…”.

Lo que sí destacó el exfutbolista uruguayo era un reproche muy particular del argentino: “Yo jugaba en Grecia y casi todos los jugadores argentinos y uruguayos siempre nos encontrábamos en el aeropuerto de Barajas cuando se venían las fiestas porque viajábamos a Sudamérica para ver a nuestras familias. Y Diego siempre me recordaba el pelotazo que yo le pegué en la cara, no una patada, sino un pelotazo: yo fui a patear como un caballo que era y justo la pelota le da en la cara y ¡casi le rompo el tabique!”.

El exvolante destacó la humildad con que Maradona se acordaba de aquel singular cruce: “Cada vez que nos encontrábamos en los aeropuertos Diego me decía: ‘Por favor, ¡no me pegues el pelotazo!’”.

“Maradona era un muchacho buenísimo, amigo de los amigos y que quiere mucho a los uruguayos”, valoró Barrios quien después de jugar en Olympiacos y Levadiakos de Grecia volvió al fútbol charrúa para jugar en Peñarol y retirarse en el 2000 en Montevideo Wanderers, club donde se había formado y debutado en Primera en 1977. Y así como el ‘Chifle’ no es el único que aprecia a Maradona, no solo el argentino mantiene respeto y un gran cariño por el ex férreo volante uruguayo: Barrios es referencia y símbolo de una época del fútbol uruguayo, de un manera de jugar y sentir, y por ejemplo una de las tribunas del Parque Viera (el estadio de Wanderers) luce y lleva su nombre.